Hitler en la Argentina

Hitler en la Argentina

Hipótesis a contramano de la historia oficial.

EL MAL ABSOLUTO. Basti cita una entrevista en la que le dijeron que el genocida Adolf Hitler vivió en Buenos Aires. EL MAL ABSOLUTO. Basti cita una entrevista en la que le dijeron que el genocida Adolf Hitler vivió en Buenos Aires.
24 Noviembre 2019

ENSAYO

LA SEGUNDA VIDA DE HITLER

(1945 - ?)

ABEL BASTI

(Planeta – Buenos Aires)

En este ensayo, Abel Basti se ocupa del que –quizás– es el más controvertido tema que –hasta el presente– ha dejado la Segunda Guerra Mundial: la cuestión de si Hitler se suicidó, realmente, en el bunker –como lo sostiene la historia oficial– o bien si los restos hallados eran de otra persona (un doble, comentan algunos) y el Fürher huyó hacia otras latitudes. Para llevar el enigma a la mayor intensidad posible, el autor refiere que Eva Braun también huyó junto con su esposo. Escribe Basti: “cuando Hitler llegó a la Argentina tenía 56 años y Eva Braun 33.”

En las 300 páginas que conforman este texto, se encuentran datos, transcripciones de documentos, entrevistas, entrecruzamientos históricos, hallazgos desconocidos y otros hechos que buscan confirmar la presencia del líder nazi y su esposa en América Latina y, más particularmente, en la Argentina.

La puerta que Basti deja abierta es ¿dónde habría muerto y en qué lugar fue enterrado? De eso brinda al lector, apenas, una tenue pista. Tal vez por que de eso trate alguno de sus futuros libros. Hacia el final del libro, refiere una entrevista durante la cual se le dijo que Hitler “había fallecido en Paraguay y que Eva vivió luego en Buenos Aires”. Unas hojas antes, señala que existen “tres niñas, nietas de Hitler, quienes al momento de escribir este libro viven en Buenos Aires y saben quién fue su abuelo”

La hipótesis de que Hitler huyó, en submarino, para recalar en las costas argentinas, no es nueva. Otros historiadores ya la han planteado, desde apenas finalizada la guerra. Pero lo interesante de este libro es que agrega tanto material que se vuelve difícil no dar por demostrada la presencia –durante algunos años– del jerarca nazi y su esposa en nuestras tierras.

No todos coinciden con esto. El historiador y escritor argentino Julio B. Mutti desestima en forma absoluta tal posibilidad. Para él son abrumadoras las pruebas que demuestran la muerte de Hitler en el bunker. He consultado a Juan Bautista “Tata” Yofre, reconocido historiador, periodista, escritor y ex jefe del Servicio de Inteligencia del Estado Argentino durante la presidencia de Carlos Menem. Me señala la imposibilidad de un prolongado viaje en submarino para alguien que padecía dolencias y enfermedades ya avanzadas.

El autor podría responder citando las siguientes líneas de su libro: “El general Dwight Eisenhower … fue elegido presidente de los Estados Unidos en 1952, el mismo año en que públicamente dijo ‘no hemos sido capaces de descubrir una pequeña evidencia tangible de la muerte de Hitler’.”

Como sea, Basti sorprende con sus datos. Como mínimo permite al lector quedarse con una amplia sospecha a favor de sus tesis.

Según sus investigaciones, Hitler estuvo viviendo en las proximidades de San Carlos de Bariloche, adonde “llegó en tren, procedente del litoral atlántico, en el invierno de 1945.”

Páginas más adelante, exhibe documentación probatoria de que, una vez derrocado Perón, el Ejército Argentino realizó varios procedimientos y allanamientos buscando –precisamente– a Adolf Hitler. Esto es algo que rara vez fue comentado. Y llama mucho la atención. ¿Por qué ir tras alguien si no hubiera datos suficientes? Agrega el autor que cuando Perón fue derrocado “varios nazis, con Hitler a la cabeza, también partieron a Paraguay para estar bajo la protección del dictador Alfredo Stroessner.”

Sobre el vínculo entre el General y los nazis, transcribe lo que Perón le dijo a Tomás Eloy Martínez: “les hicimos saber a los alemanes que les íbamos a declarar la guerra para salvarles las vidas. Intercambiamos mensajes con ellos a través de Suiza y de España. Franco entendió de inmediato nuestra intención y nos ayudó. Los alemanes estuvieron de acuerdo.” Y va más lejos con un testimonio en el cual se afirma “que en Inalco (residencia próxima al lago Nahuel Huapi), Hitler se habría reunido con el presidente Perón, en más de una oportunidad…” En 1954, Jorge Antonio –financista internacional y hombre de confianza del General– adquirió la residencia Inalco.

LA ASERCIÓN. Según el autor, hoy viven en nuestro país tres mujeres que son nietas del líder nazi. Afirma además que ellas conocen el parentesco. LA ASERCIÓN. Según el autor, hoy viven en nuestro país tres mujeres que son nietas del líder nazi. Afirma además que ellas conocen el parentesco.

Y en otro sitio explica: “Con respecto a Jorge Antonio también hay un dato llamativo (…), la planta de Mercedes Benz (…), de González Catán: el primer equipo de generación de energía eléctrica de ese predio funcionaba merced a cuatro motores de submarinos.”

Muestra que los vínculos entre Hitler y la Argentina eran de antigua data: “A partir de 1925, el matrimonio Eichhorn, dueños del Hotel El Edén, de La Falda, Córdoba, comenzó a financiar las campañas políticas que Adolf Hitler realizaba en Alemania. Para ese entonces, el jefe nazi escribía de puño y letra extensas cartas que enviaba a Córdoba.”

Si bien el libro es un ensayo histórico, el autor esgrime la escritura con maestría provocando una lectura amena que mantiene el interés entramado con lo asombroso y lo desconocido en todo momento.

© LA GACETA

Antonio Las Heras

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