Fernández ponderó la “tranquilidad” de la transición

Fernández ponderó la “tranquilidad” de la transición

Comparación con otros países de la región.

UNA TRANSICIÓN EN PAZ. Fernández señaló que habló con Macri “sobre la suerte de que todo transcurre dentro de un clima de cordialidad”. UNA TRANSICIÓN EN PAZ. Fernández señaló que habló con Macri “sobre la suerte de que todo transcurre dentro de un clima de cordialidad”. REUTERS
18 Noviembre 2019

El presidente electo, Alberto Fernández , afirmó ayer que el país atraviesa “una situación de privilegio” en comparación a otros de la región ya que “se está dando un traspaso (de mando) con tranquilidad”, y aseguró que eso “hay que mantenerlo”.

A 23 días de su jura para reemplazar a Mauricio Macri, el futuro presidente destacó la defensa de la institucionalidad democrática “por sobre todas las cosas” y negó tener un “doble estándar” al evaluar las crisis que atraviesan Chile y Bolivia.

“Tenemos una situación de privilegio, se está dando un traspaso con tranquilidad y hay que mantenerlo. No tengo la impresión de que ese riesgo lo corramos en la Argentina”, afirmó Fernández en Radio 10.

El pasado 28 de octubre, al día siguiente de resultar electo, Fernández se reunió con Mauricio Macri en la Casa Rosada para comenzar delinear el traspaso de mando, una escena atípica en el conflicto permanente que atraviesa la mayoría de gobiernos de América del Sur en los últimos meses.

Consultado por el caso de Bolivia, Fernández afirmó que el autoproclamado gobierno de Jeanine Áñez ha “usurpado el poder, lisa y llanamente” y condenó “el descaro” de Luis Almagro, secretario general de la OEA, de “precipitar el informe sobre las elecciones” en ese país.

“A esta altura lo que tenemos que pedirle que el proceso electoral se haga rápido y sin proscripciones para recuperar la democracia”, sostuvo Fernández.

Y agregó: “No hay doble estándar, la defensa de la institucionalidad está por sobre todas las cosas. Cuando sucedió en Chile lo llamé a (Enrique) Piñera y me puse a su disposición”.

Respecto de la situación de la Argentina y sobre sus diálogos con el presidente Macri, marcó que “también hay una gran ficción en el traspaso” ya que “es contarte lo que quedó después de cuatro años” y que “nunca es cierto que las medidas (que adopta el Gobierno) las consultan conmigo”. Sin embargo, valoró el diálogo y el clima de cordialidad en el que transitan los días hasta el 10 de diciembre y apuntó que Santiago Cafiero, asesor y probable jefe de Gabinete de su gobierno, ha mantenido diálogos con ministros de Macri para coordinar el traspaso.

“El otro día lo hablaba con Macri, en el contexto que vive el continente tenemos la suerte de que todo transcurre en un clima de cordialidad, de paz, de no enfrentamiento y debemos garantizar que eso siga igual”, señaló Fernández en una entrevista con Página/12 publicada ayer.

Pobreza y hambre

En cuanto a la “herencia social” de Macri, no dejará margen para improvisar a partir del próximo 10 de diciembre. Por eso, Fernández avanzó en las últimas horas en la confección de su paquete de medidas para combatir el hambre y reducir la pobreza. Lo definido es que, mediante la reorganización de programas sociales e impulso de un eventual esquema de blanqueo laboral de la economía popular, se buscará mejorar los ingresos de las familias pobres con problemas alimentarios.

La iniciativa “Argentina sin Hambre” fue presentada en octubre pasado por el posible ministro de Desarrollo Social, Daniel Arroyo, y está inspirada en el plan “Bolsa Familia” de Brasil, el mayor proyecto asistencial de la región que fue creado en 2003 por el entonces presidente Lula da Silva, aunque agrupó programas sociales preexistentes. En concreto, se trató de un subsidio en efectivo que permitió aumentar los ingresos reales y reducir en forma significativa la pobreza, al menos hasta la crisis de 2014.

El “Bolsa Familia” fue tan exitoso que recibió elogios por parte de organismos internacionales y Jair Bolsonaro debió mantenerlo con un presupuesto que en octubre demandó U$S 596 millones, según los datos oficiales.

Hoy, 13,5 millones de familias en situación de pobreza o extrema pobreza (más de 50 millones de personas) reciben un beneficio, en promedio, de 189 reales por mes (U$S 65), condicionado a la asistencia escolar y la inscripción en un registro único.

Al igual que en el modelo brasileño, la idea es impulsar a nivel local una “política social integral” enfocada en la pobreza más crítica. En la Argentina ya existe un programa de transferencias directas sujeto a condicionalidades. Por caso, la Asignación Universal por Hijo (AUH) alcanza a 8,7 millones de niños, niñas y adolescentes menores de 18 años sobre una población de esa edad de 13,7 millones.

Tarjeta alimentaria

El foco de Arroyo es el universo de 1,6 millones de madres con niños de hasta seis años, el 20% de los 8 millones de personas que reciben asistencia nutricional. La idea es instrumentar una tarjeta alimentaria del mismo modo que hizo Lula, con el fin de que los destinatarios accedan a la canasta que define la línea de indigencia y que en septiembre alcanzó los $ 13.900 para una familia tipo.

Pero además de la tarjeta bancaria, el nuevo gobierno pondrá en marcha una versión reperfilada del acuerdo de precios, limitada a 13 productos promocionados en las góndolas, junto a la compra estatal de alimentos producidos por los agricultores familiares y la creación de un observatorio para el control de peso y talla, a cargo de las organizaciones sociales, la Iglesia y el Estado.

“Todos estamos de acuerdo en que el problema del hambre es consecuencia de una estructura económica que no funciona, donde falta trabajo, falta inversión y hay mucho maltrato al que produce. También es cierto que hay una gran concentración y tenemos que ver cómo lo resolvemos”, sostuvo el futuro mandatario.

Otros desafíos

En tanto, otro los desafíos que por estas horas van planteando a Alberto Fernández es la creación de empleo, uno de los principales reclamos de las organizaciones sociales, en donde sostienen que esa será la principal vara para medir la gestión del peronista.

El líder de la Corriente Clasista y Combativa (CCC), Juan Carlos Alderete, le planteó al presidente electo el miércoles pasado la necesidad de construir viviendas. “Nuestra organización firmó el convenio apenas asumió Néstor Kirchner y nos insertamos en la pequeña obra pública, pero eso se paralizó en los últimos cuatro años”, le recordó.

Según el cálculo de la CCC, la construcción de 100.000 viviendas en seis meses requiere la mano de obra de unas 16 personas por casa, lo que equivale a un total de 1,6 millón de trabajadores para emplear.

Otro tema que genera cierta tensión son los recursos que destinará el próximo gobierno para reducir la pobreza. “Vamos a seguir la discusión”, les respondió el mandatario electo a los dirigentes sociales. (Télam/iProfesional/Infobae)

Legalización del aborto: proyecto sin “pañuelos verdes o celestes”

El presidente electo, Alberto Fernández, impulsará un proyecto de legalización del aborto, con la intención de que se apruebe “cuanto antes”. 

“Quisiera que no sea una disputa entre progresistas y conservadores, entre revolucionarios y retrógrados, es un problema de salud pública que debemos resolver y hay que asumirlo así”, dijo. 

En una entrevista que publicó ayer el diario Página/12, sobre si una “ley del aborto” podría ingresar al Congreso este mismo año, en período de sesiones extraordinarias, Fernández apuntó: “voy a intentar que salga cuanto antes; no depende solo de mí”. 

“Debemos respetar tanto a la mujer que siente que es un derecho sobre su cuerpo como a la mujer que siente que Dios no le permite hacerlo. Y cuando uno despenaliza y legaliza el aborto no lo hace obligatorio. Por lo tanto, el que sigue teniendo la convicción de que Dios no lo permite que no lo haga. Y respetémoslo. Y respetemos a los otros. Hay que quitarle esa dosis de pañuelo celeste y pañuelo verde”, enfatizó. (Clarín)

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