En la cuerda floja

En la cuerda floja

Los que están en el poder afrontan complicados desafíos en estos tiempos. Deben seguir cuidando la integridad de un país en crisis para no sufrir lo que padecen los vecinos. Pero no deberían ver “normalidad” donde no la hay.

En la cuerda floja

El poder es el punto de llegada para muchos. Para otros es el imán del que no que no quieren separarse nunca. Ni los unos ni los otros logran ver dos debilidades ineludibles del poder. Una es que siempre termina siendo injusto y la otra es que enceguece.

Si los líderes a los que los argentinos han decidido delegarles el poder tomaran conciencia de las debilidades que los aquejan el país viviría más tranquilo. Hoy, la tensión llega a una instancia culminante porque la política camina sobre una cuerda floja. Sobre ella están haciendo equilibrio los dirigentes.

Impacientes, preocupados, inestables, empobrecidos, angustiados, esperanzados, violentados, desilusionados los ciudadanos despotrican contra los políticos, pero al mismo tiempo les están agradecidos porque la Argentina no estalla.

En esa ambivalencia se mueve hoy la política argentina. Está logrando atravesar la transición transitando campo minado como la grieta, los aumentos, la crisis y la corrupción. Alcanza con mirar alrededor, a los otros países de América del Sur, para sentirse orgullosos de una Argentina débil, hambrienta y temblorosa, pero de pie. Son los dirigentes políticos y de las diferentes entidades intermedias las que no deben dejar de apretar los dientes ni descuidar sus responsabilidades.

La verdad grabada

Episodios como el de Tafí del Valle ponen en alerta a los tucumanos. El intendente de la ciudad montañosa ha confesado en su audio que los acuerdos políticos se compran. Y para la transacción se utilizan fondos públicos. Son dineros que no les cuesta a ellos por eso pueden ofrecer el pago de plata mensual en negro para sumar la fidelidad de un concejal. Por las dudas también le ofreció cargos en otras estructuras públicas como si fueran propias.

La normalización de este esquema de trabajo es lo que llama la atención a algunos, pero no a la dirigencia política. Seguro, a ningún oficialista y a muy poquitos de la oposición.

De hecho, las últimas quejas que se escucharon en la Legislatura que no termina de ordenarse con su nueva composición tienen que ver con el mismo tema, el pago en otras monedas. En voz baja en la calle, pero con tono alto en los pasillos del edificio de la Cámara hay legisladores que se quejan porque les “dieron pocos cargos”. En la Cámara están los legisladores sin tanto poder o de la oposición a los que se les da (¿reparte? ¿paga?) entre 12 y 15 cargos. Otros reciben más porque son afines a la causa oficialista o por otras cuestiones. Pero también están los quejosos que quieren 40 o 50. Es lógico ese planteo porque hay legisladores que obtuvieron una banca después de repartir hasta 7 millones de pesos. Pero también aparecen otros que tiraron la casa por la ventana y que desparramaron en el territorio electoral más de 30 millones de pesos. “¿Qué locura es esta?”, podría decir cualquiera de los pobladores que en medio de esta crisis no llegan a fin de quincena –no de mes-. Es ahí donde el poder muestra sus debilidades. Los que llegaron están desesperados por recuperar cuánto antes la plata invertida. Los sueños, las promesas, la fidelidad, la lucha por los necesitados se vuelve una paupérrima declamación sin sustento. Todo queda reducido a un negocio, más aún cuando los partidos son un dibujo.

Este sistema poco transparente, no es una conclusión trasnochada de un columnista, es lo que dice concretamente el intendente tafinisto Francisco Caliva en su audio tristemente célebre. Allí explica claramente a su interlocutor qué hace con la plata irregular que él le dará. Recomienda que la guarde, que la use como ahorro para tener con qué hacer política y perpetuarse en el poder y aclara específicamente que vendrá su tiempo cuando el gobernador Juan Manzur no tenga la reelección y entre el tiempo de Osvaldo Jaldo. Obviamente que el vicegobernador se hizo el tonto y miró para otro lado cuando se le preguntó por este audio. Ni él ni el mandatario provincial fueron a la asunción de Caliva. Sin embargo, asistió y avaló el proceder de este intendente el presidente subrogante de la Legislatura Regino Amado, el hombre elegido por ambos para cuidarles las espaldas a Jaldo y a Manzur.

La burla y la confirmación sobre procederes poco transparentes de los dirigentes políticos son los que ponen en riesgo la calma y la serenidad ciudadana, más aún cuando la oposición se limita a planteos judiciales –un sitio que cuando de cuestiones políticas se trata mira para otro lado- y no son capaces de poner el cuerpo.

No obstante, en los valles bisbisean que las peleas territoriales parecen salidas de la imaginación de Shakespeare. No hay Capuletos ni Montescos, hay Cativas y Yapuras Astorga. Y, de acuerdo a la praxis acostumbrada ambas van camino al suicidio. Tanto el intendente como el ex intendente y ahora legislador Jorge (Yapura Astorga) tienen causas complicadas en Tribunales y cuánto más tensen la cuerda de su disputa, más riesgos corren de quedar aislados en la arena partidaria.

Ómnibus vacío

Es tal la ingenuidad de algunos dirigentes y empresarios que no tienen problemas de saltar en la cuerda floja. Eso pasa con la crisis del transporte público de pasajeros. No hace mucho tiempo representantes de Aetat, del municipio, de la Nación, de los choferes y del Poder Ejecutivo provincial dijeron que la única salida era sentarse a dialogar. Indudablemente, mintieron porque apenas consiguieron el aumento del precio del viaje en ómnibus se olvidaron de sus dichos. Pocos días después la historia vuelve a repetirse. También parece una burla donde los vecinos son rehenes de este conflicto. En definitiva todos le rezan a San Alberto para que cuando asuma el 10 de diciembre les devuelva los subsidios. El interés sigue siendo prioridad lo particular y no lo social.

El intendente Germán Alfaro ha tomado distancia y sacó platea para ver de cerca el desenlace. El concejal Fernando Juri y la ministra de Gobierno Carolina Vargas Aignasse se subieron al ring con la doble intención de sacar rédito político y de dejar en falta a Alfaro, el nuevo enemigo de Manzur. Y los empresarios encabezados por Jorge Berreta declaman la desesperación para que les den subsidios y les ponga una tarifa donde el viaje sea equivalente a un dólar. Los estudios de costos que podrían hacer las universidades o el diálogo siguen sin subir al ómnibus.

Cuando los ediles hablan sobre el tema muestran cómo llegaron al Concejo con más preguntas que respuestas. El propio titular de la comisión de Transporte, José Luis Coronel, se desgañitó explicando que se está estudiando el tema. Otros como Emiliano Vargas Aignasse está más preocupado por crear una innecesaria y burocrática defensoría del pueblo municipal que por este tema que en algún momento tendrá que votar.

El fantasma

La liviandad con la que se trata el caso Caliva o del boleto son ejemplos de la dirigencia política que chocan con los dichos al comienzo de este texto. Sin embargo, no hay organismo público en el que cada vez que se analizan las tareas por realizar no aparezca el fantasma de diciembre. Ese es el gran miedo que los desvela. Ese mes ya no es el del balance ni el de los planes para descansar ni mucho menos el de las fiestas. Diciembre es el mes monstruoso donde los argentinos se pelean entre ellos, se roban y hasta se matan.

Se cruzó Evo

Mientras la televisión muestra las llamas de los países del barrio sudamericano en la macro política se preparan para el futuro. Manzur que disfrutaba de sus fintas y jueguitos en la cancha de Alberto sólo andaba preocupado por poner la mayor cantidad de jugadores de su cantera. No le importaba mucho en qué división ni si serían titulares, sólo quería que estuvieran en los diferentes equipos. Marcelo Caponio, Sisto Terán, los hermanos Yedlin ya tienen el pase. Sin embargo, en medio de estas jugadas le salió la marca de Evo Morales. Y se complicó. No supo gambetear esta instancia y lo que es peor tampoco tirar la pelota afuera como a él le gusta en los partidos más complicados. Manzur tiene pasta para actuar de canciller, pero no para jugar finales de fútbol. Por eso mientras él se solidarizaba con el titular de la OEA, Luis Almagro, y avalaba las críticas contra Evo y, por lo tanto, se descartaba la idea de golpe; su “gran amigo”, el presidente electo Alberto Fernández, decía exactamente lo contrario. En otro país, estas cuestiones serían simples posiciones diferentes pero en tiempos de grietas, crisis, diciembre rojos y cuerdas flojas, es sabido que si Alberto no le saca una tarjeta amarilla, al menos un llamado de atención le hará. Y, eso tiene consecuencias. Por eso, por las dudas, cuando salga de la cancha, Manzur, con el traje de canciller buscará que haya vasos comunicantes con el cristinismo.

La mochila

En la oposición sólo esperan que llegue diciembre para sacarse la mochila de la gestión macrista. En ese mismo momento empezará una nueva era que concluye en 2023, pero que tiene una parada obligada y central en 2021. Hacia allá miran todos, especialmente los que hoy tienen un pizca de poder. Uno de ellos es el intendente de Yerba Buena Mariano Campero, quien en una entrevista con LA GACETA tuvo la prudencia de ser cuidadoso a la hora de referirse a las autoridades del Ejecutivo provincial. En cambio, no tuvo empacho de despotricar contra la “señora de los ojos vendados”. Directamente la empujó de la cuerda floja. Llegó a sugerir que sus problemas en la Justicia (denuncias que surgieron durante su primer período de gestión) es porque hay inquilinos de despachos de Tribunales dispuestos a hacerle la vida imposible.

El Poder Judicial podría ser el sitio que renueve las esperanzas y den tranquilidad al ciudadano, pero se ha normalizado que sea la red que recibe -y a los que pierden el equilibrio y se caen de la cuerda floja.

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