
LA INEXPRESIVIDAD AL LÍMITE. Alicia Vikander deambula por la Tokio de los 80 cuidándose de expresar alguna emoción.

PELÍCULA / por NETFLIX
REGULAR
“La música del terremoto” hace alusión a ciertos sonidos que reverberan al cabo de un sismo. Suena más a canto de pájaros -justamente a eso remite el título original, “Earthquake bird”- y en una geografía azotada casi a diario por los temblores como la japonesa no cuesta tanto sintonizarlo. Es cuestión de prestar atención. ¿O no será otra cosa que una vibración interna, producto del miedo?
Teiji (Naoki Kobayashi, una megaestrella del pop japonés para quienes no lo registran en el mundo occidental) le revela esta historia a Lucy (Alicia Vikander). Se habían conocido en la calle. Ella, una inmigrante sueca afincada en la Tokio de fines de los 80, se gana la vida como traductora. Él es un fotógrafo aficionado que se la pasa enfocando charcos y edificios con su lente. Los dos son un poco raros, así que pegan onda y la relación -que de noviazgo convencional tiene poco- fluye entre miradas, charlas poco interesantes, demasiados silencios, agotadoras sesiones de fotos y la sensación de que los secretos están ahogándolos y algún día tendrán que aflorar.
A esa dinámica se suma Lily (Riley Keough), una chica estadounidense que -de movida- sabemos que fue víctima de un crimen, porque la historia es más bien un enorme flashback. Tenemos entonces la cuestión del trío amoroso, un juego de seducciones que hace eclosión durante una visita a la isla Sado, y un montón de sospechas sobre lo ocurrido con Lily. Pudo haber sido un thriller decente, en especial tratándose de la adptación de la premiada novela de Susanna Jones. Pero no es el caso.
Wash Westmoreland, autor de una buena película como “Siempre Alice”, se queda aquí con sus infinitos planos de Alicia Vikander, que entre el flequillo, la cara lavada y las camisas abrochadas en el cuello transmite más aburrimiento que misterio. Porque “La música del terremoto” intenta explorar el tema de la culpa y eso suele implicar que las procesiones van por dentro. En el caso de Vikander, las culpas quedaron tan enterradas que ella se cuida de expresar alguna emocionalidad en la pantalla.
Termina siendo un recorrido turístico por los bellos paisajes japoneses, protagonizado por un grupito de millennials aburridos e intrascendentes. Raro estando el maestro Ridley Scott en la silla de productor ejecutivo. ¿Sexo, violencia, intensidad, vueltas de tuerca? No en esta producción de Netflix.
Nuestras favoritas: hoy veremos a Olivia Colman como Isabel II
Netflix le puso mucho suspenso al estreno de la tercera temporada de “The crown”. Para empezar, raro en la plataforma, corrió de viernes a domingo el día de presentación, estrategia que se inscribe en la desatada “guerra del streaming”. Pero la gran novedad, se sabe, es el cambio de reparto. El papel de Isabel II hizo de Claire Foy una estrella, pero el salto temporal que dará la historia la obliga a pasarle la corona a una actriz mayor. Nadie mejor que Olivia Colman, que ganó un Oscar interpretando a otra reina de Inglaterra en “La favorita”. También son “nuevos” el Príncipe Felipe (Tobias Menzies) y la Princesa Margarita (Helena Bonham-Carter). No falta la polémica, que a Netflix le viene de perlas en el terreno del marketing, porque uno de los episodios aborda la presunta infelidad de la reina y los voceros de la Casa Real salieron a desmentir la veracidad del caso. Habrá que ver.
Streaming: el caso Clinton-Lewinsky promete explotar
La primera temporada estuvo dedicada al juicio de O.J. Simpson y la segunda, al asesinato de Gianni Versace. La tercera promete hacer más ruido todavía, porque “American Crime Story” se subtitula “Impeachment” y abordará nada menos que el caso que involucró al presidente Bill Clinton y a la becaria Monica Lewinsky en la Casa Blanca. Clive Owen (foto) se meterá en la piel de Clinton, mientras que a Lewinsky la interpretará Beanie Feldstein. Lo que todavía no se anunció es quién hará el papel de Hillary Clinton.







