Hojeando el diario: Gregorio Marañón estuvo unos minutos en Tucumán

Hojeando el diario: Gregorio Marañón estuvo unos minutos en Tucumán

El medico español se detuvo en nuestra provincia cuando iba desde La Paz a Buenos Aires. Encuentro con Pasquini y Orce Remis.

POR AMÉRICA. El intelectual y su hija Mabel recorrieron varios países.  POR AMÉRICA. El intelectual y su hija Mabel recorrieron varios países.
08 Noviembre 2019

El reconocido personaje bajó del avión que se acababa de detener frente a la estación aérea. El hombre era esperado por dos reconocidos profesionales de la medicina tucumana de aquellos tiempos. Su visita no era precisamente a nuestra provincia sino que fue apenas una escala de pocos minutos debido a que seguía viaje hacia Buenos Aires. Estamos hablando del médico, escritor, historiador y humanista español Gregorio Marañón que se detuvo en el aeropuerto tucumano debido a que el avión que lo traía desde Lima hacia Buenos Aires hizo su escala tradicional. Al menos una media hora permaneció aquí y fue acompañado por los doctores tucumanos Carlos Pasquini López, presidente del Círculo Médico, y Ángel Orce Remis. 

Un cronista que se encontraba en el aeropuerto aquel día de octubre de 1939 logró entrevistarlo. Se le consultó sobre la situación en España, país que se encontraba enfrentado en la guerra civil y que él había visitado a principios de ese mismo año. Su respuesta fue: “todo lo que se pueda decir de un pueblo que reaparece entre las brumas de una reciente tragedia es en realidad muy poco. España retoma un cambio y hay que esperar el fin”. Cabe destacar que Marañón se encontraba visitando Sudamérica desde principios de 1939 y dando conferencias en Perú, Bolivia, Uruguay, Brasil y Argentina. Comenzada la guerra civil en 1936 pasó a residir en Francia desde donde hizo repetidas acusaciones contra los sucesivos gobiernos. A partir de 1937 inicia un periplo por países de América del Sur, entre ellos Chile, Brasil, Uruguay y Argentina. En 1942 obtiene permiso para regresar a Madrid y se reincorpora a su trabajo hospitalario en la Facultad de Medicina.

EXPRESIONISTA. Marañon fue retratado por su amigo Joaquín Sorolla.  EXPRESIONISTA. Marañon fue retratado por su amigo Joaquín Sorolla.

El médico, considerado el fundador de la endocrinología española, venía desde La Paz e iba rumbo a Buenos Aires donde iba a dictar una serie de conferencias. La escala en Tucumán era habitual ya que los pequeños aviones que realizaban los vuelos no tenían la suficiente autonomía para alcanzar los extremos del recorrido. De tal manera que las aeronaves que iban hacia el norte (a Estados Unidos, por ejemplo) tenían también escala en nuestra provincia. Gracias a ello, en aquel entonces los tucumanos podían llegar hasta Norteamérica desde la aeroestación ubicada a pocas cuadras de la plaza Independencia.

Figuras de renombre de diversos campos, como la cultura, la música, la pintura, la economía o la diplomacia realizaban la mentada escala de una media hora y se los podía ver en la plataforma. A medida que aumentaban los vuelos fue necesario mejorar las instalaciones. El 23 de mayo de 1940 se inauguró el edificio de estilo californiano que actualmente se encuentra entre la Terminal de Ómnibus y la Dirección de Emergencias de la provincia.

Pero volvamos a Marañón. Su paso se produjo cuando los nazis ya habían mostrado su ambición anexando Polonia. Con referencia a esos hechos, el médico había dicho: “sólo me interesan como hombre de ciencia, más no cómo político. Y todos los ‘acontecimientos’ del Viejo Mundo, son por ahora, puramente políticos. La ciencia está avasallada por estos y no queda ya en Europa otra preocupación que no sea la conducente a la perfección de los elementos de destrucción”.

En cuanto a la posibilidad de alcanzar una paz en el corto plazo respondió: “¡Vaya uno a saber! En una situación incierta, llena de sorpresas es difícil formular predicciones. Puedo solamente esperar que los hombres de todos los países se den cuenta de su tremenda responsabilidad frente al destino de la humanidad y decidan, en un generoso instante deponer las armas para salvarse ellos mismos de perecer en el espantoso abismo”.

Los americanos

La entrevista iba llegando a su fin y, en referencia al papel de América como tuteladora de los valores de la civilización, el académico expresó: “es el único refugio para esos valores. Entiendo por eso, que América debe estar preparada para mezclar con su vibración propia, los acentos molidos que lleguen de la Vieja Europa, hasta sus playas inmensas. La civilización, corrida por las bayonetas, vendrá a América, siguiendo la misma ruta de Colón, con una ansiedad de alcanzar el sueño de la hispanidad integral”.

Su inmensa obra

Escribió 37 libros de Medicina, entre ellos, “La sangre en los estados tiroideos”, “Manuel de Medicina Interna” o “El bocio y el cretinismo”; 18 libros y ensayos de historia, como “El conde duque de Olivares”, “España y la historia de América” o “Tiberio. Historia de un resentimiento”, y 11 sobre psicología y sociología. Fue profesor de Endocrinología, fundador del instituto de Patología Médica, presidente del instituto de Endocrinología Experimental y miembro de las Reales Academias de la Lengua, de la Historia, de las Ciencias, de Medicina y de las Bellas Artes de San Fernando.

POR AMÉRICA. El intelectual y su hija Mabel recorrieron varios países.  POR AMÉRICA. El intelectual y su hija Mabel recorrieron varios países.

La entrevista terminó y el visitante dejó en claro que “abrigaba la esperanza de regresar a Tucumán para permanecer algunos días”.

Luego de hablar con nuestro cronista, Marañón departió con sus colegas tucumanos que le dejaron el saludo de los médicos locales.

El hombre, que nació en Madrid en 1887 y murió allí en 1960, recorrió el continente junto a su hija Mabel Marañón Moya, que nació en Madrid en 1918 y murió en Londres, donde residía, en 2008, cuando tenía 90 años. La guerra civil española truncó, como en tantos otros casos, su formación, al marchar con sus padres al exilio cuando apenas tenía 18 años. Por ese motivo terminó sus estudios secundarios en la ciudad inglesa de Norwich. De vuelta a París, donde vivían sus padres, se matriculó en La Sorbona. Finalmente regresó a fines de 1942 a España con su familia.

En 1937 había acompañado a su padre en un viaje por los principales países de Sudamérica. Cruzando el Atlántico, su padre escribió: “bajo las alas de acero la niña morena duerme y el avión vuela en silencio para que no se despierte”.

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