La Fundación Zaraspe ahora beca a los jóvenes talentos del deporte

La Fundación Zaraspe ahora beca a los jóvenes talentos del deporte

No se olvida de Tucumán.Un prejuicio inentendible. "El atleta que no tiene disciplina debe quedarse a seguir las competencias por televisión", dice con énfasis.

16 Julio 2004
Zaraspe nunca transitará el arduo sendero de quien carece de objetivos o de quien porta deseos de consumación improbable. Parece una contradicción, entonces, cuando asegura que el futuro no lo inquieta. "Simplemente porque no lo conozco", observa. El maestro se regodea al apuntar que siempre buscó vivir bien el presente, y que del pasado sólo quiere rescatar los momentos sublimes.
No es casual ni especulativo que su Fundación, originada hace casi una década para volcar sus ambiciones de mecenas de gente de la cultura, abra aún más sus alas para cubrir, impulsar e incentivar la proyección de deportistas. Así, el rugbista y barítono Omar Hasán, el futbolista Galván Rey, y los judocas Eduardo Costa y Rodrigo Lucenti -que irán a las Olimpíadas- son algunos de los tucumanos que cuentan con el soporte de la Fundación Zaraspe. "Andaremos por todo el noroeste con nuestras ganas de enseñar a los niños a buscar la paz a través del arte y del deporte; de ayudar a los jóvenes, y de proteger a los ancianos. Pero la colaboración del Estado tiene que ser incondicional", repica su monólogo.

No le gustaba perder
Héctor Zaraspe, que nunca se fue de su provincia natal aunque viva en Nueva York, es un seguidor de las disciplinas físicas. "En mi niñez jugaba a la pelota y me enojaba mucho cuando perdía. Existe un prejuicio inentendible cuando se piensa que los que estamos vinculados al mundo de la danza clásica, por caso, desdeñamos al deporte", explica. Hincha de Boca, Zaraspe recuerda con exactitud formaciones de gloria de los "xeneizes".
Admite ciertas supersticiones que, de todos modos, muestran la vida de un lirio ante su sólida fe religiosa. Tiene fijado -no podía ser de otra manera- que la educación es la clave para frenar a los que imponen destinos donde la gente queda a la vera del camino. Zaraspe, seguramente, se vio muchas veces obligado a moderar su sensibilidad para poder capear crueldades.
"El que tiene talento natural debe ser un amante de la disciplina. Un atleta que no entienda esto debe quedarse en su casa a ver las competencias por televisión", remarca.
La danza y la música dan sus mensajes sin palabras. Como Zaraspe, que con gestos a veces "habla" más que con el verbo. El no le teme a la muerte. "No me busques tan temprano. Y cuando llegues, despiértame", le dice en un sutil desafío. "Porque en ese momento iré a la vida", remarca.

Inolvidable
No se identifica con ningún color político, pero mantiene fuerte su cariño por Eva Perón, la mujer que le abrió las puertas a sus inquietudes. "Ella volcaba un amor inmenso en cada niño que se le acercaba", recuerda. Y de eso se trata el trabajo diario de Zaraspe y de su gente. Porque como decía el recientemente desaparecido Marlon Brando: "uno ha de tener amor. No hay ninguna otra razón para vivir".