Desafío: mantenerse unidos

Desafío: mantenerse unidos

Los aciertos estratégicos en lo político-electoral del PJ, especialmente los de Cristina Fernández, y los errores de gestión del macrismo para enfrentar la crisis económica y social en los dos últimos años, fueron las causas centrales del retorno de justicialismo al poder. La historia se repite: después de un período opositor en el poder, el PJ regresa a la Casa Rosada. Otra vez para lidiar con una grave crisis, aunque en esta ocasión llega unido, fortalecido desde lo electoral. No es menor a los fines de acometer los dramas de la pobreza, el hambre y el desempleo. Pero, cuidado, si la atención en la gestión se desvía por los conflictos internos que se puedan desatar por la tensión entre peronistas de derecha y los sectores kirchneristas, la gobernabilidad correrá peligro y, por ende, la paz social. El peronismo no puede darse el lujo de dirimir en el poder sus diferencias intestinas, la profundidad de la crisis lo obliga a reacomodar los índices económicos y sociales. La unidad electoral puede gestar y consolidar la unidad en la acción, por lo menos en los dos primeros años. Allí será clave el papel de Cristina. Amada, odiada, temida, reivindicada por las urnas pero no por la Justicia -varias causas deberá enfrentar-, la ex jefa de Estado se yergue como la principal arquitecta de este triunfo a partir de haber resuelto ser la compañera de Alberto Fernández. Si se ciñe a un papel protagónico secundario -atendiendo el frente judicial-, le facilitará la tarea a su socio, pero si sale a competirle el poder interno con sus muchachos camporistas, será el Gobierno y la sociedad en su conjunto los que pagarán los platos rotos. Lo que decida dirá qué se puede aguardar del nuevo gobierno peronista. Su conducta revelará si el cristinismo inicia su retirada, si espera agazapado, o si da lugar al nacimiento del albertismo pejotista unido.

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