El legado: de Europa a Tucumán, el modernismo “criollo” y el arte del hogar

El legado: de Europa a Tucumán, el modernismo “criollo” y el arte del hogar

La casa Terán Etchecopar, ubicada en 25 de Mayo al 400, fue construida entre 1936 y 1939. Fue la primera que hizo Sacriste en Tucumán.  La casa Terán Etchecopar, ubicada en 25 de Mayo al 400, fue construida entre 1936 y 1939. Fue la primera que hizo Sacriste en Tucumán.

Influenciado por sus años de estudio fuera del país y por un profundo conocimiento de los proyectos realizados por los arquitectos Frank Lloyd Wright y Le Corbusier, Eduardo Sacriste supo mixturar e introducir en Tucumán los códigos del movimiento moderno. “El aporte que hace a la arquitectura nacional es muy valioso. Sacriste supo traducir como nadie las tendencias europeas y traspasarlas a nuestra provincia sin que fueran meras copias”, explica Claudia Mizrahi, una de las arquitectas que trabajó en su estudio como dibujante. ¿El motivo de ese encuentro? Una ampliación que ella quería realizar en su casa de San Javier: al conocer la idea, Sacriste no dudó en prestarle el espacio para orientarla en la ejecución.

La casa Terán Etchecopar, ubicada en 25 de Mayo al 400, fue construida entre 1936 y 1939. Fue la primera que hizo Sacriste en Tucumán. La casa Terán Etchecopar, ubicada en 25 de Mayo al 400, fue construida entre 1936 y 1939. Fue la primera que hizo Sacriste en Tucumán.

Esta adaptación (o “modernismo criollo”, como suelen referenciar algunos especialistas) puede notarse en los materiales que él usaba para la construcción. Las piedras, el hormigón armado y los ladrillos son algunas de las constantes que se repiten en una colección de obras que llega a más de 130 viviendas construidas y proyectadas en Tucumán. Entre sus construcciones figuran tanto obras públicas como privadas y proyectos que remiten a hospitales, instituciones educativas y comercios.

Dedicado a las familias

Las viviendas unifamiliares fueron los proyectos que más desarrolló Sacriste. Imprimió en ellas una tipología típica, donde el estacionamiento estaba en el frente del hogar. A veces también incluía el espacio de algún consultorio profesional. “En esa casas que son viviendas y tienen consultorio adelante separa las dos funciones con un patio”, detalla Susana Villavicencio, profesora de Historia de la Arquitectura III en la Facultad de Arquitectura y Urbanismo de la UNT.

Proyectó por primera vez una casa tucumana en 1936 por encargo de la familia Terán Etchecopar. Cuestiones como la ventilación, la luminosidad de los espacios y la presencia de áreas verdes eran de gran importancia para Sacriste. “Estaban los jardines en los techos y las terrazas para disminuir el calor, el uso de aventamientos continuos y las dobles y triples alturas”, ejemplifica Villavicencio. “Su arquitectura -continúa- tiene en cuenta la dimensión humana del cliente que va a vivir o usar la propiedad. El clima, las orientaciones de las ventanas, la altura conveniente. Casas que se inserten en la trama urbana sin más pretensiones y no entren en conflicto con el paisaje”,

Cómo obsequio de un viaje a la India, Sacriste le regaló a Julio Middagh una estatua de piedra. Además, su amigo se quedó con los pasaportes y las credenciales del arquitecto. De fondo, el pañuelo que usaba el “maestro” en algunas reuniones. Cómo obsequio de un viaje a la India, Sacriste le regaló a Julio Middagh una estatua de piedra. Además, su amigo se quedó con los pasaportes y las credenciales del arquitecto. De fondo, el pañuelo que usaba el “maestro” en algunas reuniones.

El propio Sacriste, en una entrevista con el diario Clarín, resumió su estilo: “yo siempre traté de resolver los problemas que se me encargaban estudiando el clima, la economía, el modo de vida. Buscar lo más simple, lo más alegre. Encontrar y definir la proporción, la relación entre los espacios exteriores e interiores. Darle un toque de la personalidad de los que habitan el edificio. Para mí, eso es la arquitectura”.

Sus ideas urbanísticas

De esta manera, la herencia de Sacriste no se limita a su obra construida, sino que se expande hacia una postura acerca del modo de hacer arquitectura. Una de sus máxima sentenciaba que las edificaciones no deben prevalecer como objetos aislados, autónomos o disruptivos, sino que lo que importa es el paisaje en que se inscribe y su subordinación. Era habitual en él la referencia a la ciudad como una obra de arte colectivo, concepto tomado de uno de sus autores favoritos, Thomas Mann.

En este sentido, Mizrahi manifiesta que la maestría de Sacriste estuvo en hacer obras que hoy en día pueden seguir funcionando. Crítico y preocupado por el destino urbanístico y la armonía de Tucuman, desaprobó la permisividad del crecimiento acelerado, la falta de espacios abiertos, la construcción de edificios en altura entre medianeras (elemento que deseaba erradicar por completo), la falta de controles y la especulación desmedida. Sus insistencias permitieron que se modificara el Código de Planeamiento Urbano durante el gobierno de Antonio Bussi.

Tótems y la idea de un futuro corredor turístico

La preocupación por preservar las obras de Eduardo Sacriste no sólo interpela a los especialistas en patrimonio, sino también a los más jóvenes. Al cabo de una encuesta que los estudiantes de Arquitectura Mauro Mamaní y Ezequiel Zeitune debieron realizar para un trabajo final, los resultados de la investigación les dejó un mal sabor en la boca. “De las 300 personas encuestadas nos dimos con que, pese a transitar a diario por un entorno urbano que acoge sus construcciones, sólo un tercio de los tucumanos sabían de Sacriste”, lamenta Zeitune.

Entonces surgió la idea, ¿de qué forma podría mejorar esta situación? La respuesta vino en forma de un nuevo proyecto: colocar un ícono en los puntos de la ciudad donde están las obras más destacadas de Sacriste. “Pensamos en el diseño de una especie de tótem prefabricado donde se lea una reseña de su vida y las características de la vivienda o edificio”, explica el estudiante de último año. Además -a futuro- estas referencias podrían ser puntos centrales para planificar un recorrido turístico.

Los entusiasma otro dato arrojado por las estadísticas: “incluso sin conocer sus obras, al informarse un poco más, el 75% de los entrevistados considó que las construcciones de Sacriste deberían ser parte del patrimonio local”.

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