Una verdulería “a cielo abierto” en la plaza Independencia

Una verdulería “a cielo abierto” en la plaza Independencia

En cuatro horas vendieron 15.000 kilos.

FRENTE A CASA DE GOBIERNO. Un productor con la remera de la Unión de Trabajadores de la Tierra prepara un pedazo de zapallo para pesar y vender. FRENTE A CASA DE GOBIERNO. Un productor con la remera de la Unión de Trabajadores de la Tierra prepara un pedazo de zapallo para pesar y vender.

“Daniela, hija, vení ya a la plaza y traeme las bolsas que uso para el súper, rápido que están vendiendo verduras baratísimas, hija”, le mandó un audio por Whatsapp Graciela Fernández a su hija, mientras intentaba darse maña entre el celular, su cartera y dos atados de acelga que abrazaba. La plaza Independencia se transformó ayer, por cuatro horas, en un mercado de verduras. Unos 200 agricultores del interior, que pertenecen a la Unión de Trabajadores de la Tierra y a la Federación Nacional Campesina, organizaron un “Alimentazo”: una protesta por la crisis de los pequeños productores, vendiendo barato su producción.

En los 20 minutos que demoró Daniela en llegar desde Villa Alem, Fernández ya se había abastecido con puerro, brócoli, rabanitos, zapallo, zapallitos de bruselas, perejil y una docena de tamales. “En la verdura gasté $ 150 y me hicieron precio con los tamales; estaban a tres por $ 100, y me dejaron la docena a $ 250”, contó la mujer, mientras cargaba las bolsas que le trajo su hija. Después caminaron hasta la avenida Salta para tomar el 1 y volver a casa.

Empleados estatales, judiciales trajeados; señoras de barrio norte con carritos coquetos; beneficiarios de programas sociales de la Anses; jubilados; vendedores ambulantes; mujeres que salían de sus trabajos y hasta algunos policías se mezclaron entre los puestos ubicados sobre San Martín y también en la 25 de Mayo para comprar barato hasta que se levantó todo porque no quedaba más para vender.

“Estamos en la mala porque perdemos un montón respecto al intermediario. Lo bueno es que cada jornada de estas viene más gente”, explicaba Cinthia Quintana, de Los Gómez (Leales), mientras vendía tamales. A unos pasos, Giovana y Flavia se ayudaban con las bolsas: “venimos para ayudarlos y también por los precios”, contaron las chicas, que llevaban cebolla de verdeo, rabanito, remolacha, puerro y huevos de campo. Entre las dos gastaron $ 400. Sobre San Martín, una estatal terminaba su cigarrillo a la sombra. “Pasé a dejarle un paquete a mi sobrina y me encontré con todo esto. Como necesito, compro ahora, así ya no salgo a ningún lado a la tarde. Conseguí dos kilos de zapallo, unos atados generosos de espinaca y lechuga crespa”, comentó y se excusó: “ay, estoy pirada del trabajo, no pongás mi nombre”.

Yolanda Romano caminaba hacia barrio norte desde Tribunales porque había averiguado más temprano cómo marchaba un juicio iniciado para cobrar el 82% móvil. “Me encontré con esto, así que llevo verdura porque está fresca, barata y encima los ayudo”, respondió la maestra jubilada mientras mostraba rúcula, puerro, repollitos y remolacha comprados por $ 120. “Esta gente está padeciendo, así que nos ayudamos entre los dos porque a mí no me alcanza la jubilación. Espero que haya un gobierno nacional y otro provincial que empiecen a ocuparse”, agregó.  

Alejándose de los mesones donde vendían lechuga, Azucena y Marcelino cargaban su compra en dos bolsas. “Mi nieto me avisó por un mensajito de Whatsapp. Siempre me enteraba tarde de estas cosas. Justo nosotros veníamos porque tenemos turno en el médico del oído y nos vinimos a comprar. Me gustaría llevar más cosas pero no puedo porque no traje el carrito; lamento no poder comprar más”, contaba la pareja de Tafí Viejo. “Pasa que andamos con bastón, tenemos que ir despacito. Ya no somos ningunos chiquitos; él tiene 90 y yo, 82”, cerró Azucena.

Arado y semillas

Junto a un utilitario con dos parlantes en los que tronaba “Marcha de la Bronca”, de Pedro y Pablo, el dirigente Daniel Robles ordenaba la tarea de sus compañeros. “Estamos en emergencia alimentaria nacional pero es mentirosa porque aún no se hizo efectiva. Los chicos tienen hambre hoy. Cuándo se harán efectivos los incrementos de partidas, no sabemos. Por eso hacemos un alimentazo en todo el país desde la Unión de Trabajadores de la Tierra (UTT), para vender los productos a precio de las quintas”, contó Robles. “Vino gente de Los Gómez, de Simoca, de Chuschagasta, de Trancas... el reclamo es porque el traslado de precios hace que ganemos poquísimo. No hay políticas para nuestro sector; estamos olvidados por el gobierno nacional y por el provincial. Queremos semillas para producir, somos un país rico pero tenemos 16 millones de pobres. Los pequeños productores estamos en vías de extinción. El gasoil está tan caro que la gente volvió a arar la tierra con animales”, completó.

“Los precios de las semillas están dolarizados pero nosotros cobramos monedas por producir”, se quejó Alejandro Sánchez, de la Federación Nacional Campesina. Luis Frontera, de la UTT, invitaba al participar del Foro Agrario Soberano y Popular, para debatir las propuestas y reclamos que expresarán a la Provincia.

En uno de los puestos de venta, Margarita Gómez hacía una pausa para tomar agua. “Queremos vender lo que producimos a un precio que nos permita vivir; queremos caminos que se puedan transitar para vender lo nuestro y que nadie deba irse del pago por no tener trabajo. Mi sueño es tener a mis hijos cerca”, contó su pena la mujer de Los Lunares, en Leales.

Verdura barata

$ 10

era el valor del atado de acelga, cuando en las verdulerías suele venderse a $ 35.

$ 10

costaba el atado con tres o cuatro puerros. En el Mercado del Norte, cada uno cuesta $ 10.

$ 20

era el valor de venta en el Alimentazo para el atado de brócoli, que en las verdulerías está a $ 30.

$ 40

costaba el kilo de arvejas frescas en la plaza, cuando en las verdulerías ronda los $ 80.

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