Cartas de Lectores
Cartas de Lectores
02 Octubre 2019

Taxis e inseguridad

Los trabajadores del servicio de taxis estamos pasando una situación extrema de riesgo durante las 24 horas. Ya no sabemos a quién levantar en la calle. Hay personas muy bien vestidas que andan delinquiendo; hay mujeres que usan sus hijos de señuelos; hay parejas en la que ella aparenta estar embarazada, dan un destino y al final cada uno saca una pistola o un revólver. Otros hacen señas y aducen que deben dar la vuelta la manzana para buscar a la esposa, y el conductor se da con la sorpresa de que los esperan dos o más personas con armas y lo asaltan. También hay otro modus operandi: son los motochorros, que se ponen a ambos lados del taxi y apuntan con escopetas o pistolas. Y lo que es peor, entre dos o tres mujeres asaltan con armas blancas, lima de uñas, armas de fuego, gas paralizante o picana eléctrica. ¡Esto es el colmo, así no se puede vivir ni trabajar dignamente! En lo que nosotros circulamos por la ciudad, especialmente de noche, no se ven controles en avenidas ni periferia, y menos aún en barrios de las denominadas “zonas rojas”. ¡Esto es tierra de nadie, estamos totalmente desprotegidos! Señor Gobernador y funcionarios: ustedes gozan de una docena de guardaespaldas que los cuidan a toda hora, y no solamente en sus trabajos, también en sus casas privadas. En el departamento de un edificio de tres o cuatro pisos de la calle Lavalle, antes de Ayacucho, hay una señora que está protegida las 24 hs por personal uniformado (es pariente directo de un alto funcionario del gobierno). ¿Y nosotros qué somos, los ciudadanos comunes, laburantes? ¿Dónde están nuestros derechos constitucionales? Vamos, esto es realmente una vergüenza. Pónganse las pilas y actúen como tiene que ser. Tucumán está en llamas. Es la peor provincia del país en cuanto a la inseguridad.

Daniel Francisco Leccese

Tuculandia

La explicación que dio el gobernador Manzur por el uso indebido del avión sanitario, además de indignación, produce vergüenza ajena; pone en evidencia la degradación de las instituciones y de la sociedad tucumana. En otro país lo hubieran obligado a renunciar, y también cuesta imaginar en otra provincia semejante muestra de cinismo e impunidad: trasladar viajeros para concurrir a un “asadito” en homenaje a un candidato presidencial, y considerar este hecho como “una herramienta de trabajo”. El uso de los bienes del Estado para satisfacer intereses políticos partidarios lo vemos todos los días: servicios de salud y educación poblados de militantes, clientelismo preelectoral, las entidades financieras de la provincia y las del “banquero oficial” con ostentosos afiches del candidato del gobierno. Para completar, una oposición que ni siquiera se preocupa en fiscalizar una elección. En “Tuculandia” todo es posible sin que nadie lo reclame.

Luis Ovidio Pérez Cleip

Pobres e indigentes

La culpa la tiene el otro. Los pobres e indigentes y el aumento de desocupados en Tucumán son responsabilidad del Presidente de la Nación, transmiten las declaraciones del secretario de Desarrollo Social de Tucumán (LA GACETA 1/10). Obviamente, defiende a su jefe, el Gobernador, colocándolo no sólo como inocente sino también como víctima. La verdad triste y lamentable es que en el país sumarían casi 16 millones de pobres e indigentes, y la otra verdad, colocando a nuestra provincia con el “40,4%, un 5% mayor a la mediación nacional”. Es culpa indiscutible del gobierno provincial en connivencia, diría, con el gobierno municipal y por qué no incluir a los legisladores y jueces por su silencio e inacción. Todos somos culpables, todos somos responsables cuando nos tapamos los ojos y los oídos, y hasta negamos haberlos elegido cuando, lavándonos las manos, decimos “yo no lo voté”. Dice también el funcionario provincial que “para no ser pobre, una familia tipo necesita alrededor de $ 31.000, y para no ser indigente, $ 13.000”. Pero su gobernador, y también el intendente municipal, no les pagan y deniegan los pedidos en expedientes de instancia administrativa que tramitan los jubilados y pensionados provinciales y municipales transferidos a la Nación, exigiendo cobrar sus sueldos con el 82% móvil del total que percibe el trabajador activo, llámense como se llamen los rubros que lo componen, para poder superar esos $ 13.000 y/o los $ 31.000, evitando así otro triste comentario, que sería: el Gobernador y el Intendente capitalino tienen a sus jubilados y pensionados transferidos a la Nación en condiciones de pobres e indigentes. Dinero no le falta al mandatario provincial, y lo demostró gastando entre $ 20 millones y $ 30 millones, en un acto de campaña política con una kilométrica parrillada con todo: bebidas, postres y traslado utilizando hasta el avión sanitario. ¿Cuántos pobres e indigentes podrían haber llenado sus pancitas y llevado las sobras a sus casas de haber sido para ellos esa comilona? Y por qué no, con algunas monedas en sus bolsillos, si se hubieran repartido los dineros gastados en los cuatro viajes ida y vuelta del avión sanitario. El uso de esos dineros en un acto de campaña política ocurrió el mismo día que el Congreso de la Nación, con el  voto de los representantes tucumanos, sancionó la Emergencia Alimentaria en el país, luciéndose una diputada afín al gobierno por sus “verdades” de la pobreza. Pero claro, no por su culpa ni del gobierno que representa.

Ángel Ricardo Salguero

Juegos nacionales Evita 2019

En mi condición de representante de la Provincia de Tucumán y orgulloso de tal carácter, en la actividad deportiva del tenis de mesa en los Juegos Nacionales Evita 2019, disputados entre el 11 y el 14 de septiembre, en Pinamar (provincia de Buenos Aires), pongo en conocimiento de las autoridades provinciales del deporte por las situaciones vividas en tales circunstancias. La coordinación de nuestra provincia con las autoridades nacionales de los Juegos Evita Pinamar 2019, fue muy precisa con respecto a los recursos presupuestarios con que contaría para organizar y desarrollar dichos juegos. Pero bajo ningún concepto, ¡ninguno!, tuvieron la preocupación de interiorizarse sobre las condiciones de alojamiento y alimentación de todos los deportistas de Adultos Mayores en otras disciplinas que participaron por Tucumán. ¿Cómo nos explican que, para la mayoría de las delegaciones (hubo 25 provincias las participantes) fueron alojadas en Pinamar, y la nuestra en Valeria del Mar? Lugar distante a varios kilómetros del lugar de juego, exigiendo una coordinación de los traslados todos los días de competencia, como así también para los almuerzos y cenas que se brindaban en esa localidad, en donde, y varias veces, para poder llegar desde el hotel al lugar del juego tuvimos que solicitar remises a nuestro cargo, cuyos importes nos serán reintegrados por la Secretaría de Deportes de Tucumán, según nos manifestó el Coordinador representante de ese organismo. ¡Insólito y plasmado de desconsideración y falta de respeto hacia nuestra condición de Jugadores Adultos Mayores! Es que razono que el ómnibus debía estar a nuestra disposición y en los horarios eficaces. Y con respecto al hotel, de tres plantas, que nos dieron en Valeria del Mar: si lo tengo que calificar con estrellas, este es de condición no apta para albergar a adultos mayores ya que tiene un solo ascensor, y de un espacio mínimo, donde únicamente cabía una persona con un bolso o maleta, y no funcionó durante la mayoría de los días en que estuvimos como huéspedes, obligándonos a subir por las escaleras a los dormitorios todos los días. En lo que concierne a los almuerzos y cenas, fueron de pésima condición en lo que se refiere a nivel específico y cuantitativo, dejando mucho que desear en este caso a quienes participamos en tenis de mesa. ¡Todo lo contrario, soportando la subestimación por parte de los responsables sobre nuestra actividad deportiva! Vaya mi agradecimiento y felicitación a los miembros de Deportes de la provincia, quienes nos brindaron una completa y satisfactoria atención durante el viaje, estadía y regreso de los Juegos Nacionales Evita 2019, incluso con la presencia de una médica.

Luis Alfonso Ousset Álvarez

San Martín 980San Miguel de Tucumán


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