Destino San Javier: un recorrido por su infancia en Tucumán y el recuerdo de sus padres

Destino San Javier: un recorrido por su infancia en Tucumán y el recuerdo de sus padres

Franco Favini, Bruno y Paolo Ragone volvieron a caminar las calles que marcaron su historia y recordaron sus primeros pasos en la música y al Trío San Javier.

La plazoleta Mitre es un emblema para los tucumanos que crecieron entre las décadas del 50 y 70. Ese lugar significaba el punto de encuentro del barrio, de vecinos; allí se ubicaban los grandes negocios y los cafés típicos, aquellos en los que se reunían amigos a diario sin necesidad de llamarse o mandarse un mensaje. Al día de hoy, aquellos tucumanos que retornan a la provincia y van hacia la zona se encuentran con alguien que les da la mano y les recuerda viejas épocas. Franco Favini y Bruno y Paolo Ragone no iban a quedar exentos de esa tradición. Después de saludar a un amigo de la infancia, los integrantes de Destino San Javier recorrieron el lugar en el que crecieron sus padres, las calles que caminaron de chicos y la vereda del antiguo bar donde se formó la legendaria banda.

¿Un lugar que represente su infancia? ¿Al que los lleven sus recuerdos en Tucumán? ¿La zona donde crecieron?

Los tres respondieron: la plazoleta. Ahí empezó todo. Las familias Favini y Ragone vivían dentro del cuadrante que comprende las calles Marco Avellaneda, Uruguay, Lucas Córdoba y Marcos Paz, y que tiene como epicentro la rotonda. En los años 70, en la vereda de la intersección de las avenidas Mitre y Belgrano, había un bar llamado Las Caravelas. En ese café se reunían Pedro Favini y José Ragone, dos de los integrantes del Trío San Javier y padres de Franco y de Bruno y Paolo.

“Tenían menos de 20 años y se juntaban ‘los vagos’ a jugar a la billa en este bar. Ahí empezaron con la bohemia y a dejar salir ese espíritu con ganas de triunfar. En aquella época no estaba bien visto hacer lo que hacían (ser cantantes). Te preguntaban ‘¿de qué trabajás?’ y respondías: ‘de la música’ y te volvían a hacer la pregunta porque eso no era un trabajo”, recordó Franco.

Ragone, Favini y el Paz Martínez -que luego se alejó y dejó su lugar a Carlos Bazán-, crearon el trío que rompió los esquemas de la época y trasladó el folclore a cada punto de la Argentina y a distintos países del mundo. “Antes que el Trío San Javier, nacieron Los Cincos del Norte. Se les dio una oportunidad en Buenos Aires donde grabaron tres discos y a partir de allí surgió el Trío”, mencionó Paolo.

El lugar donde comenzó todo, desde la relación de los integrantes de la banda hasta el lazo familiar que forjaron finalmente después. Así define Bruno la plazoleta. “En aquella época ensayaban en la casa de mi papá que quedaba en la Lucas Córdoba entre Chile y Uruguay, y Pedro ya había comenzado los planes para conquistar a la hermana de él. Después se terminan casando y nació el fruto: Franco”, contó el menor de los hermanos Ragone.

El trío nunca se olvidó de sus raíces y, a pesar de viajar a tocar en Las Vegas o en Miami, siempre volvía a jugar al billar en aquel bar. “Cuando ya se habían hecho conocidos y nos traían (al bar) a tomar café con leche, veíamos cómo todos los saludaban con mucho cariño”, agregó.

Cargar con la herencia

Tener padres que fueron una eminencia en lo suyo para un hijo puede representar una carga difícil de llevar y la pregunta obvia apunta a conocer cómo viven con ello y si les gusta hacerlo. “Para nosotros es la responsabilidad más linda porque crecimos con sus canciones, con el amor del público, con el amor que ellos le brindaban al arte, a la familia. Es una herencia de valor incalculable”, afirmó Paolo.

En general, todo niño ve a sus padres como dioses, y a ellos no les pasó lo contrario: “los idolatramos, los admiramos y los consideramos únicos. Fueron nuestro punto de partida, pero nunca quisimos parecernos”.

“No queremos ser el Trío San Javier, queremos ser Destino”, aclaran.

Cómo se definen, cómo se diferencian

Bruno, Franco y Paolo, se sitúan dentro de la revolución musical que actualmente provoca que los artistas opten por la fusión de diferentes estilos. “Somos parte del movimiento de artistas que mezclan el folclore con lo melódico y el rock. Intentamos crear nuestro propio sonido y no copiar a nadie”, explicó Bruno. Según Franco, en el camino es muy importante para ellos mantener la esencia del grupo para satisfacer al viejo público y atraer al nuevo: “hay gente que escuchó a nuestros padres y quiere seguir escuchando eso, y gente nueva. Queremos satisfacer a ambos”.

La principal diferencia que encuentran con sus padres son las herramientas musicales de la actualidad y gran crecimiento de la industria. “Hay un montón de cosas que no existían cuando ellos estaban. Ellos eran más creativos. Con las giras, a nosotros no nos queda mucho tiempo para juntarnos y componer”, consideró Bruno.

Destino San Javier nació en 2015 y su primera participación en un festival fue en el de Monteros. “Ese día pensé que algo nuevo había empezado. El camino se marcó esa noche. La gente nos aceptó de una manera increíble”, dijo Bruno. Pero no todo fue lindo aquel 10 de octubre. Paolo confesó que esa noche sufrieron la primera “tucumaniada”: “nos bajamos del escenario y nos dimos cuenta que nos habían robado la valija que tenía la ropa de Bruno y la plata que nos habían pagado para que cantáramos”.

La banda lleva ganados por lo menos tres importantes premios de la industria: un Gardel, dos Gaviotas de Viña del Mar y un Mercedes Sosa de plata. El puntapié de los galardones fue su segundo disco: Instinto, en el que con baladas recordar el amor que les proyectaron sus abuelos. “Tenemos tres pilares: las canciones que el Trío no hizo, las de autoría propia y las clásica del Trío”, comentó Paolo y adelantó que podría venirse un tercer disco en 2020. Esta noche brindarán un show íntimo en el teatro Alberdi.

¿Cómo les gustaría que los recuerden?

Bruno: “lo que lograron nuestros padres, eso de que las adolescentes sigan entrando a sus quince con las ‘15 primaveras’; que cuando una mujer queda embarazada le pregunten: ‘será varón, será mujer’, eso es increíble. Perdurar en el tiempo así, sería un gran sueño”.

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