Un cardenal cree que el Papa vendrá en 2020, pero no a Tucumán

Un cardenal cree que el Papa vendrá en 2020, pero no a Tucumán

El cardenal, que vive en el templo de la Santa Cruz, en la zona oeste de la capital, analiza la fe, la política y otras cuestiones sociales, como la “ola verde”.

CARDENAL VILLALBA. El religioso posa en la parroquia de la Santa Cruz. CARDENAL VILLALBA. El religioso posa en la parroquia de la Santa Cruz.

Se lo ve radiante. Con buen semblante. Hasta se diría que está rejuvenecido. Monseñor Luis Héctor Villalba, el cuarto cardenal argentino y arzobispo emérito de Tucumán lleva sin demasiado esfuerzo sus casi 85 años, que cumplirá el 11 de octubre. Al mejor estilo Francisco, se toma el colectivo de la línea 5, en la esquina de Corrientes y avenida América, para ir desde su iglesia de la Santa Cruz hasta la curia. Todos los días oficia misa y confiesa. Y durante el año reparte sus caminatas entre las calles de los barrios de su capilla y las de Buenos Aires, porque todavía integra las comisiones del Episcopado Argentino. También viaja a Roma, cuando visita al Papa en la residencia de Santa Marta.

Quizás está contento desde que sabe que el Papa quiere venir a la Argentina el año que viene. Él mismo se lo contó a varios obispos, en mayo, durante la Visita Ad Limina. Fue muy grato ese encuentro, dice Villalba, que viajó en el tercer grupo, junto con 40 obispos del NOA, Córdoba, Cuyo y la Patagonia. “El Papa nos dijo ‘pregunten lo que quieran. Ahí monseñor Carlos (Sánchez) se llevó el bolsito con el mate, y se sentó al lado al Papa, mientras le cebaba”, cuenta divertido.

Aunque como obispo está “retirado” hace 10 años, monseñor Villalba tiene presencia en el Episcopado. “Los eméritos podemos formar parte de una comisión, yo participo en la de Fe y Cultura, que preside monseñor Víctor Fernández, de La Plata”, dice siempre sonriente.

Los últimos días de agosto estuvo en Buenos Aires donde recibió una distinción de la Legislatura porteña. Le sorprendió que todavía lo recuerden, porque no vive allí desde hace más de 20 años. “Alguien le contó al Papa y él me mandó un saludito”, cuenta con ojos pícaros. Y muestra una copia en papel de un mail dirigido desde la casilla del Papa a la de Tito Garabal. Le dice: “querido hermano, gracias por su correo. Me alegro de que se le reconozca al cardenal Villalba todo su trabajo que, en definitiva, fue siempre un crear cultura, hacer crecer al pueblo de Dios en humanidad, lo cual es hacerlo crecer como hijo de Dios”.

- ¿Cree que el Papa va a venir al país?

- Él dijo que quería venir el año que viene. Cuando los obispos estuvimos con él le recomendamos que lo anuncie antes de las elecciones para que después no se diga que viene por este o por el otro. Y efectivamente, lo dijo antes de las PASO, aunque no precisó la fecha. No creo que venga a Tucumán. Los viajes del Papa ahora son más cortos... Ya tiene 83 años. Quizás esté en Buenos Aires y en alguna diócesis pobre de Norte y en otra pobre del Sur, pero esto suposición mía.

- ¿Cómo ve a la Iglesia tucumana?

- Monseñor Carlos está dando una impronta evangelizadora muy fuerte. Está visitando toda la diócesis a un ritmo impresionante. El sábado se realizó la Asamblea Pastoral, pero yo no fui. No, no me meto. Creo que hay que saber ubicarse en el lugar de uno. Yo ya fui, ahora hay que dejar el lugar a otro (sonríe). Solamente aparezco en la Misa Crismal, Corpus Christi y la fiesta patronal. Pero con él me llevo muy bien. Es un obispo bien tucumano y la gente lo quiere mucho.

- ¿Cuál piensa que debe ser el camino de la Iglesia en estos momentos?

- Son tiempos difíciles. No se puede negar que hay una cultura trastocada. Pero en medio de esto creo que la Iglesia tiene que seguir predicando a Jesucristo, evangelizando, porque Él es nuestro Salvador, es el Camino, la Verdad y la Vida para el hombre. Habrá quién lo siga y quién no. Pero predicar no es imponer. La fe es libre. Gracias a Dios nuestra gente es religiosa, cree en Dios y en la Virgen, reza por sus difuntos, manda a sus chicos a hacer la Primera Comunión, los bautiza, asiste a misa en Semana Santa... Tenemos un pueblo bien cristiano pero hay que seguir evangelizando.

- ¿Qué opina de la “ola verde”?

- Hay que seguir predicando, pero sin violencia, sin imposición, porque eso aleja más que acerca. Con cariño, con amor, hay que acercarse a predicar.

- ¿Cómo ve la Iglesia argentina?

- Veo una gran unidad. Hay un gran número de obispos nuevos, que voy conociendo de a poco. Hasta hace poco sólo había obispos auxiliares en Buenos Aires y Córdoba, ahora hay más de 25. La evangelización está difícil por el cambio de cultura que vivimos, pero hay otros modos de pensar y de conducir en todo el mundo.

- ¿Usted va a votar?

- El 11 de octubre voy a cumplir 85 años, no sé si voy a votar, aunque siempre lo hice. Lo importante es que la gente vote a conciencia de lo que cree que es lo mejor para el país. Que se informe sobre las propuestas de cada candidato y no se deje llevar por la propaganda.

- ¿Qué cree que necesita hoy la sociedad?

- La sociedad necesita un suplemento de alma. El hombre debe darse cuenta de que el dominio técnico (el avance tecnológico, el progreso), por sí solo, sin amor, no nos conduce muy lejos. Mientras damos la impresión de ir detrás de la prosperidad material y de sumergirnos cada vez más en el materialismo consumista, por otro lado manifestamos la angustia por la búsqueda del sentido de la vida. Por eso digo que la humanidad, aunque lo ignore, tiene hambre y sed de comunión con Dios y con los hermanos.

- ¿Qué significa esa comunión con Dios ?

- Es volver a Dios. Fuera de la amistad con Él no podemos ser hombres de paz.

-¿Cómo llevar a la práctica esa común unión con los demás?

- Comunión con los hermanos significa que nuestra voluntad de comprensión, de justicia y solidaridad se abra a todos los hombres sin excepción. Que en el seno de nuestras familias, de nuestra actividad laboral, de nuestros compromisos sociales, nuestra acción siempre tienda a promover la dignidad humana y la justicia social.

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