Moreira: "lo que más duele es la falta de respeto”

Moreira: "lo que más duele es la falta de respeto”

El jugador sufre las críticas pero no baja los brazos y aspira a recuperar su mejor nivel futbolístico.

NO SE ESCONDE. Moreira le pone el pecho a las críticas y sólo apunta a mejorar. NO SE ESCONDE. Moreira le pone el pecho a las críticas y sólo apunta a mejorar. LA GACETA/ ARCHIVO

La fama tiene su lado oscuro. Al costado de ese camino lleno de rosas, en el que todo parece ser perfecto en base a elogios e idolatrías, aparece un sendero espinado, cruel, oscuro; en el que los protagonistas pueden llegar a sufrir la ira de sus propios seguidores.

El futbolista es una especie de preso de ese péndulo que se balancea casi a diario entre los elogios y las críticas. Así como un día un jugador puede llegar a ser un prócer, al otro puede caer a lo más profundo de los infiernos y transformarse en el villano más odiado. Rodrigo Moreira sufre hoy la parte más difícil de la fama. El zaguero que tuvo un paso destacado en San Martín en la temporada 2016 /17, antes de volver a Independiente, no la pasa nada bien; es apuntado por sus hinchas como uno de los culpables de todos los males que sufre el “Santo”. “Las críticas duelen, pero lo que más angustia me causa es la falta de respeto”, confiesa el defensor en un mano a mano con LG Deportiva que se asemeja casi a una sesión de diván.

“Chiqui” abre su mente y expone que pese a que intenta aislarse de los comentarios de hinchas que van a la cancha a descargar sus frustraciones cotidianas, eso le llega como dardos envenenados a su corazón. “Siempre trato de ponerle onda a la situación, pero no soy un robot. Por ahí la gente no se da cuenta que está criticando a una persona, hay cosas que duelen demasiado”, asegura el defensor, un blanco fácil por estas horas en el que los hinchas cargan todos los problemas que suceden en La Ciudadela.

En su primer paso por el club, marcó ocho goles en una temporada y fue uno de los máximos artilleros de aquel plantel que conducía Diego Cagna. Así, volvió a Avellaneda y fue campeón de la Copa Sudamericana en el mítico Maracaná contra Flamengo. Pero en su regreso a Tucumán nada salió como esperaba.

Moreira sufrió como todo San Martín el paso por la Superliga y fue uno de los chivos expiatorios que debieron hacerse cargo de la penosa campaña que derivó en el descenso. “Quizás los hinchas estaban acostumbrados a mis goles y desde que regresé no pude volver a convertir. Sé que la temporada pasada no mostré mi mejor nivel, pero tampoco es que fui un desastre. Hay comentarios que me llegan sobre que yo juego porque soy como un “hijo” de Roberto Sagra y no se dan cuenta todo lo que dejé para volver San Martín. Resigné dinero y hasta no renové con Independiente para que a San Martín le saliera más barata mi contratación. Decidí volver porque realmente me siento identificado con esta camiseta, aprendí a quererla y tengo un cariño por la provincia porque mi hija nació acá”, enumera el defensor.

Para colmo, el comienzo de esta temporada también le pegó un par de bofetadas. Moreira tuvo el 1-0 contra Argentinos por Copa Argentina y falló. En los penales, tampoco pudo sacarse la mufa y en los dos juegos por la Primera Nacional muchos hinchas cargaron culpas contra él. “El fútbol tiene idas y vueltas”, para la pelota y va un poco más allá. “Si hubiese marcado el gol con Argentinos o no fallaba el penal, hoy el panorama era otro. Pero ya está, sé que debo bajar la cabeza y continuar trabajando para mejorar día a día”.

El duelo con Riestra asoma como una chance de redención y él sólo mira al cielo y pide una chance para cambiar críticas por nuevos elogios. Sabe que un buen partido puede colocarlo otra vez en el extremo más lindo de ese péndulo maldito. “Ojalá pueda hacer un buen partido o marcar un gol para comenzar a calmar las aguas”, afirma, avisando que el plantel “santo” es un diamante en bruto, que puede transformarse en algo muy valioso con el paso de las fechas. “Hay muy buenos jugadores y de a poco vamos estamos tratando de transformar este plantel en un buen equipo. Tuvimos muchos lesionados y eso nos jugó en contra. Pero estoy seguro que cuando nos acomodemos, vamos a dar que hablar. Dios quiera que sea a partir de este partido”.

Está algo golpeado pero no piensa rendirse. “Siempre voy a dejar todo y a defender a muerte esta camiseta”, concluye “Chiqui”, el guerrero que pese a todas las contras nunca va se dará por vencido.

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