Un visitante de 1921

Un visitante de 1921

Impresiones de Santiago Fuster Castresoy.

LA “CITY” EN LOS VEINTE. En todas partes y a cualquier hora, había “unas expansión para el espíritu”. LA “CITY” EN LOS VEINTE. En todas partes y a cualquier hora, había “unas expansión para el espíritu”.

Corría noviembre de 1921 cuando el periodista Santiago Fuster Castresoy, en la revista porteña “Caras y Caretas”, incluyó a Tucumán en su serie “Capitales argentinas”. Decía, por ejemplo, que “en todas partes, en todos los rincones de Tucumán y a cualquier hora, se halla una expansión para el espíritu. Los clubes. Los bulliciosos bares. Las alamedas”, por ejemplo. En cuanto a los alrededores, son “vergeles donde las mandarinas crecen sahumando el aire”; y están “las vegas perennemente floridas que circundan la urbe, como antepechos del cerro, cuya soberbia faz mira impasiblemente hacia el hormigueo que no cesa nunca su trajín”

Le parecía que “hay aquí raros contrastes en lo ideal y en lo material. Simultáneamente a un espíritu liberal en el orden político y sociológico, lo vemos con frecuencia reunirse con los mismos contrincantes para diluir las obras en las alegres ‘causeries’ que matizan las noches, en los corrillos del café, donde lo mismo se debaten tópicos morales, de actualidad, incidencias de la intriga cívica, o se descacharra una reputación. Pero suelen abrirse luego abismos insalvables, tras una discrepancia cualquiera, y entonces la dignidad personal estatuye sus fueros con aquella entereza que sin duda tuvieron los hombres de la época de Mate de Luna”.

Y le parece que “venir de pronto desde ese Buenos Aires tan sorprendente cada día, trayendo en asomo la ironía de la costumbre de vivir entre grandes palacios y darse de bruces con esta otra vida, mitad provinciana mitad metropolitana, es el sacudimiento más inexplicable para el alma. Se aúnan los elementos contemporáneos a los restos del pasado. Se solidariza el aire porteño con las vibraciones que manda la sierra”.

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