Por Gustavo Ber, director del estudio Ber.-
Un tono expectante vuelve a reflejar Wall Street, atentos a las señales de desaceleración global, a pesar de lo cual los activos domésticos logran ensayar un rebote en respuesta al dialogo político tras el abrupto castigo de las últimas ruedas, y así es que el dólar estuvo finalmente más calmo. El S&P Merval se recuperó un 4%, de la mano principalmente de la importante suba de los ADR de bancos y las energéticas que venían siendo los papeles más castigados en las últimas ruedas ante la agresiva liquidación de apuestas de los fondos del exterior. De la misma manera, los bonos ensayaron un fuerte rebote promedio del 10% en sus cotizaciones en dólares entre las principales referencias, con el riesgo país aflojando hasta los 1.770 pb., en respuesta asimismo a la positiva reacción que despertó entre los operadores las señales de diálogo político que se abrieron, las cuales podrían contribuir favorablemente durante la transición.
Tras la fuerte caída del miércoles, Wall Street intercala aún un tono cauteloso atento a las señales de desaceleración económica global, así a como las tensiones comerciales entre EEUU y China, dado que actúan como condicionantes para que se recupere el apetito por riesgo. A pesar del expectante clima del norte, los activos domésticos pudieron ensayar un rebote de la mano de la positiva recepción que tuvo entre los inversores el diálogo político abierto entre las principales fuerzas políticas, dado que sería indispensable para atravesar de la manera más ordenada posible la transición a fin de evitar mayores tensiones financieras.
De ahí la reacción de los operadores que buscan aprovechar tácticamente la recuperación de los ADR y los bonos tras el derrumbe de las últimas ruedas, aunque aún así este terreno resulta apto únicamente para aquellos participantes más orientados al trading, ya que la volatilidad seguirá elevada ante la marcada sensibilidad a las señales. Una mayor tranquilidad cambiaria llegó de la mano del diálogo político y las últimas medidas del Banco Central sobre los bancos, por lo cual el dólar mayorista aflojó hasta $ 57,25. Más allá de que el descenso de la divisa resulta moderado, en especial considerando el abrupto salto de las últimas ruedas, que se comiencen a observar señales de mayor estabilidad es condición necesaria para que no se acelere la dolarización de carteras desde los ahorristas en pesos.