La peligrosa travesía de arrastrarse 12 cuadras bajo tierra

La peligrosa travesía de arrastrarse 12 cuadras bajo tierra

Un joven ingresó a un desagüe pluvial de avenida Sáenz Peña y Domingo García. Bomberos lo rescataron en Esquina Norte.

AYUDA. En Avellaneda y 24 de Septiembre la vendedora de juguetes Jenifer Ríos escuchó y vio a Nicolás Vera. LA GACETA / FOTO DE ANALÍA JARAMILLO.- AYUDA. En Avellaneda y 24 de Septiembre la vendedora de juguetes Jenifer Ríos escuchó y vio a Nicolás Vera. LA GACETA / FOTO DE ANALÍA JARAMILLO.-

No es como en las películas, que para eludir un destino los personajes se sumergen en las amplias y húmedas alcantarillas y caminan horas saltando ríos subterráneos hasta encontrar una salida. Abajo de las calles tucumanas la realidad es otra: para moverse en la mayoría de los conductos que están bajo tierra hay que arrastrase en cuatro patas, falta el aire, el ambiente sofoca y habrá que tener mucha suerte para hallar la ayuda suficiente que permita salir. Nicolás Vera, de 22 años, comprobó cómo es nuestro subsuelo el lunes a la noche, cuando ingresó por una alcantarilla a un desagüe pluvial (supuestamente buscando un juguete que se le cayó a su hija) y, sin encontrar por donde volver al exterior, terminó desplazándose 12 cuadras bajo tierra. Sus gritos de auxilio fueron escuchados por los vecinos, quienes llamaron a la Policía, y dos horas después de haber iniciado su peligrosa travesía, un grupo de bomberos lo rescató.

Cerca de las 20.40, el conductor de una camioneta avisó a la Guardia Urbana de la Policía que una persona se encontraba en una alcantarilla ubicada en la esquina de Benjamín Aráoz y avenida Avellaneda. Cuando llegaron al lugar, junto con la División Bomberos, no lo encontraron. Jenifer Ríos, que atiende un puesto de juguetes en esa esquina, le contó a LA GACETA que fue ella la primera en escuchar los pedidos de ayuda del joven, desesperado, que trataba de encontrar la salida.

LUEGO DEL RESCATE. A Vera lo sacaron de Avellaneda y Sarmiento. LUEGO DEL RESCATE. A Vera lo sacaron de Avellaneda y Sarmiento.

“Estuvo como 15 minutos ahí. No podíamos sacar las rejillas, que son muy pesadas. Ahí le pregunté por dónde se metió y me dijo que no sabía, estaba como desorientado. Llamamos a la Policía y, cuando escuchó eso, desapareció. Nunca pasó esto. Primera vez que veo a una persona metida ahí”, contó la vendedora.

Dos horas después, alrededor de las 22.30, hubo un llamado al 911 que indicaba que había un hombre en otra alcantarilla, pero ya en la intersección de las avenidas Sarmiento y Avellaneda. En ese lugar, en una carnicería que queda justo en al esquina, Pablo Martínez escuchó los gritos de auxilio. Lo mismo le ocurrió a otros vecinos que, en vez de mirar la calle, alzaron la vista hacia los edificios: “creíamos que alguien quería tirarse de un edificio o que estaba en problemas. No nos imaginábamos que venía de abajo del pavimento. Al rato todo se llenó de policías y vecinos”.

Lo primero que hizo el bombero Maximiliano Gallardo al llegar al lugar fue preguntarle a Vera cómo se sentía. De eso dependería la urgencia de encontrar una salida segura. Como le dijo que estaba bien, el oficial no se alarmó e inspeccionó detalladamente las tapas de registro y otras rejillas de la zona.

SÁENZ PEÑA Y GARCÍA. Aquí se inició la odisea de Vera. SÁENZ PEÑA Y GARCÍA. Aquí se inició la odisea de Vera.

“Primero tratamos de sacar la tapa donde se encontraba el muchacho. Tiramos cuerdas, las unimos y entre todo el equipo hicimos fuerza para sacarla, pero fue imposible. Entonces alumbré otra que estaba a un metro y medio. El joven me dijo que veía la luz, por lo que pertenecía al mismo conducto donde se encontraba. Con una maza decidí romper la tapa y el borde. Ahí logramos sacarlo”, relató el oficial auxiliar de la fuerza.

Entre curiosos que fotografiaban y filmaban la escena, y una decena de policías, en cuestión de segundos Nicolás Vera fue sacado del agujero. Gallardo contó que cuando lo recostaron sobre el pavimento notó que estaba empapado, acalambrado y que tiritaba. Le preguntó donde había ingresado y por qué. Le dijo que se le había caído un juguete de su hijo en una alcantarilla en avenida Sáenz Peña y Domingo García, a 12 cuadras de distancia del lugar donde lo habían rescatado. Y que trató de avanzar hasta encontrar una salida. En ese trayecto, según dijo, se perdió. Vera fue enviado al hospital y ahora es la Policía la que investiga el hecho.

> Tenía principio de hipotermia
El bombero Maximiliano Gallardo contó que una vez que sacaron a Nicolás Vera del desagüe pluvial lo recostaron, lo abrigaron con trajes estructurales del cuerpo de bomberos para aumentar la temperatura (“porque tiritaba y estaba empapado”) y le dieron agua, hasta que llegó la ambulancia. Por su parte, desde el hospital Avellaneda, a  donde fue trasladado, informaron ayer a LA GACETA que ingresó con principio de hipotermia, y que por ello le pusieron suero. Le dieron el alta unas horas después. Su madre, que vive con el joven en el barrio San Cayetano, fue a buscarlo.

> Imposible caminar erguido por los conductos
Sorprendidos por lo sucedido, desde Defensa Civil Municipal aseguraron que no tienen registros de un hecho similar como el de Nicolás Vera. “Una persona no puede caminar erguida en un desagüe pluvial. Sólo puede hacerlo agachado, a cuatro pies. Tampoco es fácil ingresar por los imbornales o alcantarillas. Están sellados, por lo general. No podés ir caminando y caerte. Tiene que haber levantado una rejilla por su cuenta”, comentó Jorge Sepúlveda, titular del área. Ayer corroboraron que una rejilla fue movida en la esquina de Saénz Peña y Domingo García, donde Vera aseguró que ingresó. Ya la sellaron.

> Qué es un desagüe pluvial
Se trata de conductos subterráneos que sirven para recolectar el agua de lluvia que se encuentra en la superficie de una ciudad, para después llevarla a los canales más cercanos. Esa red es administrada por el Municipio. Muy diferente es la red cloacal (donde en un principio se pensaba que había ingresado Nicolás Vera). Desde la SAT detallaron que esa red tiene dimensiones más pequeñas (de unos 200 milímetros) y que las aberturas están selladas para evitar que los gases de los afluentes salgan al exterior. El agua residual -explicaron- llega hasta la planta San Felipe. 

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