He aquí el dilema: ¿Puede Atlético salir campeón?

He aquí el dilema: ¿Puede Atlético salir campeón?

REFUERZOS. Ante la mirada de Zielinski, al fondo, Leonardo Heredia se escapa de la marca de Ariel Rojas. LA GACETA / FOTO DE HÉCTOR PERALTA.- REFUERZOS. Ante la mirada de Zielinski, al fondo, Leonardo Heredia se escapa de la marca de Ariel Rojas. LA GACETA / FOTO DE HÉCTOR PERALTA.-

Terminó quinto en 2016, vigésimo primero en la 2016/17, decimoquinto en la 2017/18 y nuevamente quinto en 2018/19. Si pusiéramos una tabla al lado de la otra y puntos sobre la ubicación de Atlético al término de cada temporada y trazáramos una línea para unirlos, tendríamos un extraño garabato representando la actuación del equipo desde que llegó a Primera. Una especie de ve corta cuyas puntas significaron las mejores performances en la historia del club y su base, campeonatos a los que miró apenas de reojo, mientras disputaba sus dos Copas Libertadores. ¿A dónde irá la coordenada cartesiana esta vez?

“Mi sueño es salir campeón con Atlético”, confesó Cristian Lucchetti semanas antes de jugar la final de la Copa Argentina 2017. “Estás muy cerca...”, le respondieron. “No, salir campeón de liga”, reformuló el arquero que sabe lo que es levantar ese trofeo de la Superliga jugando para un equipo modesto (Banfield, en 2009).

El mismo arquero, cuando supo del formato de este torneo (corto de 23 fechas), señaló que las posibilidades de equipos como Banfield y Atlético aumentan en ese tipo de “ecosistema”.

¿Es una locura pensar que Atlético puede ser campeón de la Superliga 2019/20? No. No para un equipo que en los últimos tres años terminó dos veces entre los cinco mejores.

¿Es difícil que eso suceda? Sí. De esa respuesta se encarga Ricardo Zielinski. “Nuestro objetivo es consolidar al equipo en Primera. Si alguien piensa que Atlético tiene que pelear un campeonato, está equivocado. Es imposible competir contra los cinco grandes y sus presupuestos, aunque seguiremos dejando todo por este club”, dijo el entrenador, días después de terminar su temporada más fructífera: el quinto lugar y las semifinales en la Copa de la Superliga. Ni ese envión le sacó los pies de la tierra a Zielinski.

No es que el DT vaya a ponerse a discutir con su arquero sobre las chances de Atlético de salir campeón o no, pero si lo hicieran, ambos tendrían argumentos valederos. Y eso ya es algo: en 2015, nadie hubiese podido creer o siquiera pensar en abogar por un Atlético campeón, como parecen hacer algunos de sus jugadores históricos. Hoy, sería una discusión pareja.

A diferencia de la última temporada, el “Decano” no tendrá que preocuparse por la tabla de los promedios. No sólo porque su campaña anterior valió para eso (y para pelear arriba) sino por las últimas modificaciones en el reglamento de la Superliga: en lugar de cuatro descensos, habrá tres. Una razón menos para preocuparse y otra más para soñar.

Otra de esas es que Boca, River y San Lorenzo, en caso de que avancen, estarán pendientes de la Copa Libertadores más que ninguna otra cosa.

Los 12 partidos que tendrá de local también son un punto a favor. El equipo supo aprovechar la condición de local en la última temporada y si pudiera repetir parte de lo hecho allí, sería un gran punto de partida.

Todo esto vendría a componer el caso que presentaría Lucchetti.

Zielinski reprocharía el hecho de que “el promedio ya no es una preocupación”. Los descensos por promedios seguirán hasta mediados de 2023 y cada temporada cuenta. “Consolidar al equipo en Primera” sigue siendo su mantra.

Lo que nadie puede negarle es la diferencia de poderío con los equipos grandes. Y no sólo con Racing e Independiente, que sí estarán enfocados únicamente en la Superliga, sino también con los tres grandes restantes que aún en la doble competencia, tienen recursos para pelear ambos torneos.

Sin saberlo, quizás ambos condensan la postura perfecta para Atlético en esta temporada. Realismo y sueño. Pies sobre la tierra y utopía. Una buena mezcla podría dejar a Atlético ante otra actuación histórica. Quizás no se trate de un título pero acercarse lentamente a él, estará más que bien.

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