Por qué hay cada vez más lavaderos en la calle y cómo distribuyen las ganancias

Por qué hay cada vez más lavaderos en la calle y cómo distribuyen las ganancias

Hay “zonas históricas” de la ciudad que los conductores ya reconocen para hacer lavar el auto. Pero ahora se suman nuevos puestos callejeros improvisados.

SAN CAYETANO. En la avenida Wenceslao Posse los lavaderos al aire libre sustentan a unas 300 familias. la gaceta / foto de antonio ferroni SAN CAYETANO. En la avenida Wenceslao Posse los lavaderos al aire libre sustentan a unas 300 familias. la gaceta / foto de antonio ferroni

“La gente cree que es al revés, pero la mejor época para nosotros es en invierno”, asegura Guillermo López. El hombre de 34 años puso un lavadero en la calle y lo administra desde hace cuatro años. “El local” a la intemperie está en avenida Adolfo de la Vega al 700, donde hay una docena de puestos improvisados repartidos a lo largo de tres cuadras en las dos aceras hasta la avenida Roca. Solo en ese tramo de la ciudad hay un total de 36 operarios (tres como mínimo por cada puesto), que se turnan para estirar el brazo y hacer girar una rejilla como una manera de “pescar” a un cliente. “En verano baja mucho el laburo –agrega Guillermo-, porque hace calor y la gente prefiere ponerse a lavar el auto en la casa, en lugar de pagar el lavado, y se toma una cervecita con lo que ahorran de pagar –detalla-; pero en invierno nadie se quiere mojar, por eso hay más clientes para nosotros”, resalta.

Los puestos callejeros de lavado de autos pululan por toda la ciudad. Cada vez hay más. Se puede decir que hay “zonas históricas” muy bien reconocidas por los conductores que se sientan a esperar, por lo general, unos 40 minutos hasta que está listo el vehículo. Pero, en los últimos meses, aumentaron los lavaderos callejeros por toda la ciudad. Justamente en la época en que hay más clientes buscando dónde lavar el auto.

 

¿Es un negocio fácil?

A simple vista parece un negocio fácil de montar y con poca inversión. Muchos comienzan como una manera de escaparle a la crisis. Hacen cálculos y piensan que, al final del día, lavando 10 autos está asegurado un ingreso mínimo. “Esos son los que menos duran -dice Guillermo-, lo que pasa es que algunos pendejos no ven una moneda en la semana y con el lavadero creen que se van a asegurar unos mangos para salir de joda”, afirma.

De hecho, en este rubro de los lavaderos, el día de mayor convocatoria es el sábado. La clientela aparece desde temprano, porque muchos quieren tener el auto limpio para salir a la noche. “Antes era movidito, los lunes, viernes, sábados y domingos, pero ahora se nota el bajón –señala Guillermo-, la gente ya no viene tan seguido como antes, es la crisis papá”, remarca con resignación.

Por experiencia, quienes trabajan en los lavaderos ya saben cuándo va a estar repleto de clientes. Uno de los principales factores es el clima. Si es sábado y hay buen tiempo, seguro hay clientela. Pero si está nublado, frío o lluvioso, la mayoría de los conductores sigue de largo sin frenarse.

Mauricio Cruz tiene un lavadero en la zona norte de la ciudad. A la vera de la avenida Juan B. Justo, a metros del cementerio del Norte, puso sus herramientas y comenzó con dos ayudantes. Dice que, ahora, los celulares le quitaron clientes para esta época del año. La tecnología no los favoreció para nada. “Tengo clientes que miran el clima en el teléfono y si ven que se vienen los días de lluvias ni aparecen por aquí”, comenta.

¿Cuánto cuesta montar un lavadero en la calle?

El negocio tiene sus costos. Hay herramientas básicas que no se pueden obviar, pero hay otras que son fundamentales para empezar en el oficio. Una aspiradora de tamaño mediano cuesta $ 8000; mientras que una bomba de agua (para conectar a la red) está en $ 5000. A eso hay que sumarle los tanques de agua de 500 litros como mínimo para trabajar sin problemas (unos $ 2.500 depende de la marca). Además hay que agregar rejillas, detergentes, espuma, silicona, entre otros insumos.

 ¿Por qué hay tantos lavaderos?

Hay varias razones. Algunos empiezan en el rubro porque es una manera de buscar una salida económica rápida. La competencia es feroz por “pescar” clientes. Pero tienen sus códigos. “Para tener más autos tenés que ser rápido –explica Gonzalo Gauna, que trabaja en la zona del ex aeropuerto-, es la clave, porque tenés que liberar el lugar para que entre otro auto”, detalla.

Uno de los problemas que une a estos lavaderos es la falta de personal constante. “Hay muchos pendejos que vienen a juntar unos mangos. Si le pagás al final del viernes, olvídate que vengan a trabajar el sábado –explica-, si le pagás al final del sábado, olvídate que vuelvan el lunes y así”, asegura Cruz.

Muchos jóvenes prefieren montar un lavadero en la calle en vez de tener que trabajar en la construcción. “Ganás la misma guita, pero es más duro como albañil –admite Guillermo-, por día a un ayudante de albañil le pagan $ 500 -detalla- y tenés que estar ocho horas y, a veces, te sale una obra en la otra punta, pero aquí si lavás unos cuantos autos ya sacás lo mismo; por eso se vienen todos para los lavaderos”, detalla.

Como en todas las cosas, también depende de qué trabajo hace cada uno en la construcción. Rafael Villa, vive en La Maga, muy cerca de la zona de lavaderos en avenida Adolfo de la Vega. Es pintor en las obras. Dice que le conviene pintar un departamento completo, porque para ganar esa misma plata tiene que trabajar dos meses en el lavadero. Pero no siempre salen ese tipo de trabajos. “Cuando no se mueve nada en la obra, tengo que venir a lavar autos”, admite Rafael.

¿Por qué varían los precios?

Entre un lavadero y otro, los precios –en general- no son los mismos. Depende de la zona en la que se encuentra. Además la competencia hace bajar las tarifas. Hay lavaderos que cobran $ 150 por auto como sucede en avenida América esquina Italia. Pero hay otros que cobran $ 200 tal como ocurre en avenida Adolfo de la Vega al 700.

Cruz dice que los que cobran menos de $ 200 por auto usan cualquier producto como detergente. “Para que el cliente vuelva, prefiero usar una buena espuma y un buen detergente”, remarca.

¿Cuál es la parte complicada?

Este oficio, como tantos otros, tiene su lado negativo. Uno de los principales problemas es que quienes se dedican al lavado de autos están con el cuerpo mojado todo el día. Ninguno tiene uniformes impermeables para hacer su trabajo. Eso es impensado para los lavaderos de la calle. “En invierno vivís con el cuerpo mojado y terminás enfermo todos los días –dice Gonzalo Gauna-, otro de los operarios que trabaja en la misma arteria de avenida Adolfo de la Vega.

¿Cómo resuelven el tema de la electricidad?

Conectar la aspiradora, la bomba de agua o la hidrolavadora es un tema clave para poder empezar con el negocio. Los lavaderos necesitan un enchufe de 220 voltios. Justamente este punto fue un problema para muchos de estos jóvenes que instalaron un puesto callejero. Hace dos años hubo un accidente con un operario que se electrocutó, mientras lavaba un auto. El problema fue que estaba "colgado" en forma clandestina a la red de electricidad. Entonces al trabajar con agua y sin las condiciones mínimas de seguridad (calzado y uniforme aislante) se produjo una descarga que le provocó la muerte.

Por ese antecedente, como mínimo, deben estar conectados a una red domiciliaria y no en forma clandestina. De esa manera, si se produce una descarga eléctrica automáticamente se baja el disyuntor y evita la desgracia. Esta situación obligó a los administradores de lavaderos a buscar un vecino que les permita enchufar las herramientas (aspiradora, hidrolavadora, entre otras).

Obtener el aval de un vecino que “presta” un enchufe tiene un costo, obviamente. Entonces para empezar un lavadero en la calle hay que “negociar” un porcentaje con el vecino.

¿Cuántos lavaderos hay en las "zonas históricas"?

En la avenida Wenceslao Posse (ex aeropuerto), es la arteria que concentra la mayor cantidad de puestos callejeros de lavado de autos. Distribuidos a lo largo de 600 metros por ambas aceras hay un total de 116 lavaderos.

Por avenida Juan B. Justo, desde el cementerio del Norte hasta Francisco de Aguirre se contabilizan 17 puestos sobre la acera oeste de la avenida. Algunos son casas de familia que pusieron los tanques de agua y las demás herramientas en la vereda.

En avenida América, entre España e Italia, hay un total 22 lavaderos. Por avenida Francisco de Aguirre, desde Juan B Justo hasta avenida Siria hay 11 lavaderos distribuidos en esa arteria.

¿Cómo distribuyen las ganancias?

La mayoría de los administradores de lavaderos coincide en que no conviene pagar por día de trabajo. “Es que si le das un pago fijo, no se calientan por lavar más autos y tenés que estar encima de ellos para que muevan las manos”, asegura Gonzalo.

La mayoría utiliza el sistema de porcentajes. Por cada auto lavado se dividen de la siguiente manera:

Administrador del lavadero:                         30%

Ayudante (a):                                                20%

Ayudante (b):                                                20%

Vecino que provee el enchufe:                     30%

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