Universitario campeón: encantadores de “Serpientes”

Universitario campeón: encantadores de “Serpientes”

Roles definidos y trabajo en equipo, las claves del staff técnico de la “U”.

INDICACIONES. Los entrenadores vivieron la final con muchísimos nervios desde la tribuna de Lawn Tennis. Luego de la tensión, pudieron celebrar la consagración.  la gaceta / fotos de inés quienteros orio - juan pablo sanchez noli INDICACIONES. Los entrenadores vivieron la final con muchísimos nervios desde la tribuna de Lawn Tennis. Luego de la tensión, pudieron celebrar la consagración. la gaceta / fotos de inés quienteros orio - juan pablo sanchez noli

“Ya no hay mucho más que decir. Simplemente, expriman el corazón y déjenlo en la cancha...”

Esas fueron las últimas palabras que escucharon los jugadores de Universitario antes de entrar a jugar la final. A la luz de los hechos, se puede afirmar que las “Serpientes” siguieron al pie de la letra el pedido del head coach Gonzalo Triviño, cabeza de un staff de entrenadores que tuvo el mérito de construir un equipo campeón a partir de un plantel muy joven, pero que había aprendido bastante de las adversidades de los últimos dos años. Porque es así: la obtención de la Copa de Oro “Club LA GACETA” es el final de un camino que no empezó a principios de año, sino mucho antes. Varios de esos jugadores que hasta el año pasado eran juveniles adentrándose en el nivel superior, en esta temporada mostraron un aplomo muy distinto.

“Estos pibes se merecían estar más arriba de lo habían llegado antes. La clave, creo yo, fue la humildad y la entrega con la que trabajaron. Si hay algo que no se les puede reclamar, es eso. Además, confiaron siempre en nuestra propuesta y en ellos mismos. Existiendo esa confianza, el equipo se hace fuerte. Fuimos de menor a mayor, se notó mucho en los últimos partidos”, destaca Triviño.

Junto a él, estuvieron los otros “arquitectos” del título número 24: Federico Puerari, Oscar Prado, Carlos Colaccioppo y Emilio Valdez. Un equipo cuya sinergia de trabajo fue otro de los argumentos de este “Uni” campeón.

“Soy un defensor a ultranza del trabajo en equipo”, enfatiza Prado. “Y este staff fue la máxima expresión en eso de tener roles definidos. Gonzalo, como head coach, se encargó de que tuviéramos un buen scrum, algo que siempre nos cuesta. Emilio y Fede son profesionales del rugby a la hora de elaborar planificaciones y ejercicios. Carlos se ocupó de generar un line espectacular, de lo mejor que hemos tenido, y a mí me tocó lo que más me gusta, que es el juego general, la táctica y la estrategia. Aunque podíamos tener nuestras discusiones, siempre hubo la mejor onda y el trabajo funcionó de manera ideal”, resalta Oscar.

Puerari extiende el crédito. “Es muy lindo celebrar con la gente del club, porque esto le pertenece a todo ‘Uni’. Hay mucha gente que trabaja y que empuja, no sólo nosotros. Está el profe “’Tero’ Sánchez, los mánagers Pablo Pérez Toranzos, Roberto López Zigarán, Miguel Centurión y el “Cura” Luis Brandán. Además hay dirigentes, viejos, jóvenes, mucha gente que tiene que ver en esto. Por eso, ver a todos celebrando es algo que no tiene precio”, magnifica “Puerco”, que sigue respetando su costumbre de convertir en oro todo (o casi todo) lo que toca: también cosechó títulos con el equipo de seven de la ‘U’, con los “Naranjitas” en el Argentino M18 y con los “Naranjas” en el Seven de la República, entre otras conquistas. “En ese sentido, el ‘Dogor’ (Triviño) también es amuleto: en los tres años que fue entrenador de la Primera, se jugó la final. En 2015 la perdimos con Tucumán Rugby, en 2016 fuimos campeones con Los Tarcos, y este año volvimos a ganar”, advierte Puerari.

Bisagra

En el cuerpo técnico del campeón, existe cierto consenso sobre un momento bisagra: la sorpresiva derrota a manos de Gimnasia y Tiro en la fecha 4, que lo devolvió al suelo después de ese buen arranque. “Veníamos de ganar los primeros tres partidos y estábamos punteros, pero después de eso, nos dimos cuenta de que nos faltaba mucho”, explica Prado. “A partir de entonces, se maduró mucho en el juego. Si algo quiero rescatar, es la cabeza que tuvieron los chicos. Es un laburo que se ve reflejado hoy, pero se trata de un proceso de tres años, no es de hoy. Este año quizás se terminó de asimilar esos conceptos. Además, no bajaron nunca los brazos, ni en los momentos más difíciles”, apunta Colaccioppo.

Valdez, por su parte, hace hincapié en la convergencia entre un staff conformado por personas “muy respetuosas y amantes fervorosas del club” y un plantel que mostró un gran compromiso hacia la propuesta de los entrenadores. “Creo que lo romántico, lo mágico, pasó por ahí: que los chicos ‘compraron’, se brindaron siempre. Convencer cuesta, y ellos estaban plenamente convencidos de que lo que les proponíamos estaba bueno. Y qué mejor que cuando, partido a partido, van apareciendo párrafos de los entrenamientos, cuando lo ensayado te empieza a salir. Más allá de lo poco vistoso de la final, ‘Un’ es un equipo que jugó bien, que tuvo partidos dinámicos y metió tries de todo tipo: de scrum, de maul, de primera fase, de pelotas recuperadas...”, enumera Emilio.

Prado agrega: “Tucumán Rugby fue el que mejor jugó en el año, pero nosotros alcanzamos nuestro pico de rendimiento en el momento oportuno. La verdad, nuestros mejores partidos fueron en estas últimas fechas”.

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