Las drags tucumanas ganaron las menciones especiales en la gran noche del transformismo

Las drags tucumanas ganaron las menciones especiales en la gran noche del transformismo

LeMau y Micaela Groove recibieron las bandas cruzadas como primera y segunda mención especial. Ambas fueron debutantes en el escenario nacional de Diva. El arte venció la crisis Videos y galería.

Micaela Groove, montándose en un departamento antes del show Micaela Groove, "montándose" en un departamento antes del show Fotos de Julio Marengo

Como casi todos en el ambiente, Micaela comenzó jugando. Un día los tacos, otro día algo de maquillaje, y más maquillaje, y mucho más maquillaje. Después, la peluca. Más tarde, cuando imperaba el gen de la "mostra", se animó a raparse la cabeza. Y casi sin darse cuenta, se desdobló en Hernán, en el coreógrafo, en el bailarín, en el ex estudiante de Educación Física; y en Micaela Groove, la drag queen que nació hace tres años y que el lunes a la noche se subió por primera vez al escenario de una competencia nacional.

En el living de un departamento en Sarmiento y Junín, Micaela está descalza, con un kimono rojo. El reloj raspa las 21 y apenas ha comenzado a maquillarse para el show de la noche, pero ya es irreconocible. Entrará a jugar su mano la medianoche y ella seguirá capa por capa con su maquillaje, para ser Micaela Groove, una de las dos reinas provinciales que peleará por la corona de la reina de reinas en el evento más importante del calendario drag queen argentino. Cada 8 de julio Tucumán se convierte en la capital nacional del transformismo.

Micaela no es Hernán. Hernán es tímido, en cambio ella es poderosa, desinhibida. Es la mixtura exacta de la antigua estética drag queen (de rasgos exagerados y de un histrionismo que se burla de cualquier parámetro de género) y de una nueva corriente que se ha instalado con firmeza los últimos años a partir del éxito del reality show RuPaul, la competencia de transformismo televisada erigida en un catalizador artistas drag.

"Despertadora de mostras", así se conoce a las personas capaces de percibir el potencial artístico de otra y encender ese fuego que arde por dentro. Una de ellas es Lady Alutrix (Facundo), que con apenas 19 años lleva cuatro como drag. "Empecé a los 14 viéndolo a mi primo, que tenía 23, y no dejé. La primera vez fue como un juego, a ver de qué se trataba, pero me enganché", cuenta Lady mientras se "monta" para asistir a la gran noche LGBT+. No va a concursar, pero la de esta noche es una oportunidad que ninguna drag quiere perderse. Asistir y deslumbrar, de eso se trata.

Una de cal, una de crisis

Micaela Groove, preparándose para el show Micaela Groove, preparándose para el show Foto de Julio Marengo

Este año han competido 13 concursantes, la mitad que años anteriores. "La crisis económica. Esta es una actividad carísima: maquillaje, vestuario, pasajes si tenés que viajar, accesorios... En general, es toda una inversión", explica rápidamente Alan, también montándose en ese mismo living donde ya no entran más plumas, pelucas, cascos, telas, pegamentos y bolsos de maquillaje. Alan es Lady Josha, tiene 33 años y es la mayor de esta hinchada drag que alienta a Micaela. Todavía falta que las cinco reinas, de dos metros cada una, salgan de ese departamento a tomar un taxi...

Alan, cuando es Alan, trabaja en una consultora de marketing digital. Casi nadie -o nadie- en su trabajo "de día" sabe que de noche es Lady Josha. Como tampoco lo sabe el papá de Micaela ni el de Martín, otra de las reinas que se monta solo por placer y arte en esta jaula de glitter. "Me gusta jugar con el misterio", dice Alan. 

A ninguno de los presentes les interesa definirse dentro de las identidades de género más comunes: ni hombres, ni mujeres, ni transgénero... Son drags. La discusión sobre estas categorías puede -y de hecho sucede- se vuelve interminable.

Además, Alan ha traído a la Argentina Impulse, una comunidad internacional que concientiza en temas vinculado al VIH, el acceso a los tratamientos y, sobre todo, pelea para que todas las personas se hagan el test y conozcan su estatus respecto del virus. 

La crisis, decíamos. En otras ediciones había más de 20 concursantes que llegaban desde la Patagonia -en ómnibus- para darlo todo en el escenario. Esta vez, la más lejana fue una participante de Mendoza. 

Para tener derecho a competir en Tucumán, las drags deben pasar por instancias previas en sus provincias. Algunos boliches de sus lugares de origen las patrocinan. Como pueden, pero el grueso de los gastos corre por su cuenta.

La de cal, la buena, es (nuevamente) Netflix. La masividad del reality RuPaul's Drag Race ha despertado "mostras" en cantidad y en todo el mundo. Ha hecho que las que tenían la inquietud se animen y que las que ni lo soñaban se suban a las plataformas. Todas las drags coinciden en eso, y si bien el reality tiene sus detractoras, la mayoría lo aplaude y admite un antes y un después. Eso es bueno. También, dicen las reinas, ha cambiado la estética drag, que ahora a virado a algo mucho más femenino ("fishy", en la jerga), aunque sin dejar lo dramático.

"Es un cambio evidente", dice Gastón Tripolone, uno de los dueños del boliche tucumano que organiza el encuentro nacional, acerca de ese programa de TV. Según sus cálculos, alrededor de ocho nuevas drags se suman por año. Las que prueban y abandonan en el intento, sin embargo, son muchas más. "Es que muchas creen que esto es un hobby, pero es mucho más. Es un trabajo permanente, estamos todo el tiempo pensando y trabajando el personaje", confía Micaela Groove. Su paciencia para maquillarse es envidiable.

Al escenario

Son las 12 y Micaela sigue montándose en el departamento que Alan alquiló por Airbnb. La hora apremia y desplazarse desde el edificio hasta el boliche no parece ser una misión sencilla. Al final, sí lo es. Los taxistas en la esquina se pelean por llevar a las chicas y apenas se suben preguntan: "¿a Diva?". Claro que sí. La noche, la noche...

Micaela está en el tercer orden para salir a bailar junto a sus cuatro bailarines: tres hombres y una mujer. La temática es Cruella de Vil, la villana de "101 dálmatas". El boliche explota, pero (otra vez, la crisis) no tanto como en otros años. 

Pasado el show, la concursante escucha con pasividad los puntajes del jurado: casi todas drag queens experimentadas, algunas de ellas, antiguas dueñas de la corona. Varios 10, algunos 9 y un 8 son las calificaciones que levantan para ella y su ballet.

Pasaron las 13 concursantes y el aplausómetro (acá sería más bien un gritómetro) era claro: la soberana es Willow McQueen, la cordobesa que nos ha dejado con la garganta en la mano. Pero Micaela Groove, en su primera experiencia, se ha llevado una banda cruzada a Tafí Viejo: fue la segunda mención del certamen. Su comprovinciana, LeMau (Mauricio Carabajal, de 24 años y drag queen desde hace apenas algunos meses), se quedó con la primera mención. 

En esta casa real, la reina es la reina. 

No existen las princesas.

Galería 9 fotos Micaela Groove lista para salir a escena
Detalles de último momento
A la vieja usanza: el casquete de Lady Josha
Micaela en su largo y paciente proceso de maquillaje
Las plataformas, claves en la estética drag queen
Lady Alutrix
Lady Josha, en pleno montaje
Los bailarines Augusto Nieva, Paula Galván y Martín J. Figueroa
El bailarín Patricio Bravo asiste a Micaela minutos antes de partir al boliche
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