Cartas de lectores

LECTORES DE LA GACETA

No puedo creer lo que leo en los comentarios que hacen algunos lectores de LA GACETA, al pie de las notas que informan sobre los detalles de la nueva edición digital y del cobro de la suscripción para acceder al mismo en Internet. Creo que el hecho de que se le cobre al público lector, no justifica los agravios que expresan contra la calidad del diario y de sus periodistas. Las graves expresiones de dicha gente, no hacen más que hacer resaltar su mala educación y su falta de respeto y valoración a un diario de más de 100 años de existencia, reconocido internacionalmente. Y pone en evidencia, también, el hecho de que quieren que todo les sea regalado. Las expresiones tales como “un diario mediocre que copia y pega las informaciones”, “que desinforma en vez de informar”, “que abunda en errores de ortografía y tipeo”, “que carece de buena redacción” y que piden el regreso de los periodistas fallecidos para sustituir a los actuales, son de un atrevimiento exasperante. Y muestran la enorme ignorancia que tienen respecto a lo que cuesta mantener una empresa como LA GACETA, a la vez que desnuda su limitada calidad de lectores. ¡Hay que estar en la piel del periodista que cubre notas, en las que pone en juego su integridad física y la de su familia, por el sólo hecho de informar, para que el pueblo incauto sepa en dónde está parado! Es muy grande el desagradecimiento de esta gente. Sus actitudes revelan lo que son como ciudadanos de un pueblo pobre, no sólo económicamente (conste que escribo en tercera persona y me refiero sólo a unos cuantos): pareciera ser que para ellos sólo es bueno lo que es gratis. Miren, en cambio, a Córdoba, una ciudad mediterránea con un pueblo pluricultural; tiene una de sus avenidas más importantes con el nombre de su diario más antiguo: La Voz del Interior. Un diario por el que la mayoría de sus lectores siente orgullo. Pero, obviamente, tiene un pueblo lector mejor educado que el nuestro. Yo, como colaborador habitual de LA GACETA desde hace 15 años, también me siento denostado, devaluado en los conceptos y agravios que dicha gente emite desenfrenadamente. ¿Y por qué siento esto? Por el sólo hecho de experimentar la satisfacción de decir: “soy protagonista de mi tiempo, a través de las opiniones que brindo sobre temas diversos, desde la tribuna que me brinda gratuitamente el diario más leído por mi gente”.

Daniel E. Chávez

Mandamiento de restricción

El que suscribe, Carlos Efraín Gutiérrez, DNI 7.087.621, me dirijo en mi calidad de víctima para que se de a conocer un mandamiento judicial de restricción de acercamiento hacia dos personas sobre daño intencional. Dado que éstos incumplen la medida a la fecha (Resolución N° 953/2019, Poder Judicial de Tucumán, Centro Judicial Capital; Expte. N° 29262/2019), ya que continúan atacándome en forma sádica y perversa con plaguicidas fosforados toda la vivienda. Incluso, afectan la vida y la salud. Como hasta el momento no tengo respuesta en tiempo y forma, hago resaltar que soy discapacitado, de 78 años, jubilado, estoy en indefención y total estado de vulnerabilidad ya que vivo solo, y tengo la esperanza de que al exponer mi situación ante la opinión pública, los acusados cesen sus maldades.

Carlos Efraín Gutiérrez

Saavedra 1.695

Barrio Esteban Echeverría

PERSONA NO GRATA

Adhiero a la opinión vertida en su Carta de Lectores del día de ayer por el señor Juan Padilla (manifestó su asombro y tristeza por el planteo del legislador Ariel García de declarar persona no grata al presidente, Mauricio Macri).

Teresa Piossek Prebisch

EL CABILDO DE MONTEROS

Quienes recorren la plaza “Bernabé Aráoz” de Monteros pueden observar que, con buen criterio, las autoridades municipales han colocado en las esquinas, ya hace algún tiempo, carteles para señalar algún acontecimiento ligado con el devenir histórico de la ciudad. En la diagonal NE del paseo se encuentra la fotografía de un vetusto edificio y la siguiente inscripción: “Reseña histórica del ex cabildo”; luego expresa “tenía un estilo colonial  similar al cabildo de la Plaza de Mayo”; más abajo “construido en 1805” y finalmente, “fue demolido en 1889”. Vamos por parte: no tengo autoridad académica para determinar el estilo de la construcción, pero una simple observación indica que nada tiene que ver con el Histórico Cabildo, por el solo hecho de que su frente no es una galería con arcos. De que haya sido construido en 1805 es una afirmación tan sin sustento como lo anterior. Finalmente, que fue demolido en 1889, esto ya colma la medida de “error” para transformarse en una antojadiza información, que hiere con el puñal de la ignorancia la rica historia de uno de los pueblos más cultos de la provincia de Tucumán. Para demostrar los equívocos que señalo, acompaño una fotografía aparecida en la “Revista de Tucumán”, Año 1, Nº 3, 25 de marzo de 1900, en donde el edificio supuestamente demolido años antes “goza de muy buena salud”. Aclaro que la construcción a la que hacemos referencia no fue derribada en su totalidad, quedando una pequeña parte sobre calle 24 de Septiembre, que es una muestra que concuerda perfectamente con la fotografía aparecida en la revista. Sin asegurar, pero en base a acontecimientos posteriores a esa época, podemos suponer con alto grado de verosimilitud que el edificio en cuestión fue demolido en la década de 1930, para construir allí un edificio fiscal durante la gobernación de Miguel Campero (1935-1939). La verdad histórica es un imperativo que no debemos soslayar. La frase atribuida a Leonardo da Vinci: “No se puede amar lo que no se conoce, ni defender lo que no se ama”, es de rigurosa actualidad para ayudar a interpretar el sentido que tiene mi preocupación por la historia de nuestro pueblo.

Arturo Dionisio Zelaya

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