Como si nada más importara que ganar

Como si nada más importara que ganar

Ganar como sea, o el fin justifica los medios. Cualquiera de las dos máximas se aplican en Tucumán de cara a los comicios de dentro de tres domingos.

Las fuerzas en pugna acuden a lo que sea y arman estructuras al filo de la ley para su conveniencia electoral. Los acoples, por caso, son eso. El invento alperovichista no es más que la proliferación de partidos políticos que “pegan” sus candidatos menores a la nómina de gobernador o de intendente.

Por eso los oficialismos, en especial, con las abultadas cajas estatales, alimentan los partidos pequeños para que sumen, de a puchos, muchos votos para la dupla mayor. No importa que haya un festival de listas ni de candidatos. Importa garantizar el triunfo. No interesa que se terminen peleando entre oficialistas en algunos municipios y que el gobernador tenga que mimar a un postulante y el vice a otro. Lo que interesa es que haya varios que trabajen y junten votos para que ellos sigan en el poder. Lo inventó José Alperovich, pero ahora lo utilizan sus contrincantes. Y lo sufre el senador, que ahora despotrica contra su propio frankenstein.

Esa estrategia le puede dar algún dolor de cabeza al propio Juan Manzur. Como ya había adelantado hace varias semanas LA GACETA, esos desaires y necesidades de alimentar a varios postulantes en un mismo municipio tenían enojados a algunos oficialistas. En Famaillá, por ejemplo, como ya se había avisado, José Orellana aparecerá en boletas que llevarán la cara de Alperovich y en otras que tendrán la de Manzur. También prueban esa medicina Silvia Elías de Pérez y Ariel García, con un Sebastián Salazar en Bella Vista, cuyo rostro viste papeletas con casi todos los postulantes a gobernador, ya sean peronistas o radicales. Mientras tanto, García mostró que es el jaldista que sus pares siempre dijeron que era y acompaña a partidos del vicegobernador en varios municipios.

Todos con todos o contra todos. No importan las ideologías, ni los colores, ni los partidos, ni las ideas, ni los proyectos. Hay que ganar.

Lo mismo pasa con Ricardo Bussi, que lisa y llanamente engaña con que implementará políticas impracticables, como poner el Ejército en la calle (una fuerza que depende del Estado nacional, que está diezmada, que no posee personal y que se mueve por acuerdos políticos que -gane quien gane en la Nación- sería casi imposible que Bussi logre su favor); que pretende gobernar una provincia casi sin estructura (por ejemplo, armó listas y puso candidatos a último momento, como el postulante a intendente de Yerba Buena, que “entró” en política y se enteró de su nominación hace dos meses, según dijo él mismo en LGPlay), y con el recuerdo de su padre.

Silvia Elías de Pérez, mientras tanto, esconde a quien le permitió ser la candidata por estos lares: Mauricio Macri. Porque fue la Casa Rosada la que le allanó el camino para despejar la interna tucumana y ahora la senadora evita hablar del Presidente, ese del ajuste, de la economía en retroceso y del 80% de imagen negativa en la Provincia. La parlamentaria nacional hasta se olvidó que había dicho que “nunca” iba a aparecer en una foto con Germán Alfaro, a quien hoy elogia y de quien no se despega. Su figura se adaptó tanto a las necesidades electorales como la del José “creanmé” Alperovich, que ahora desconoce sus 12 años de gobierno, la corrupción en el IPV, el descontrol en organismos públicos, la falta de monitoreo en la realización de obras, el crecimiento del empleo público, la proliferación de “ñoquis”, la instalación de los narcos y el sistema político y electoral que él creó y ahora dice que “está mal”.

A 18 días de los comicios, los votantes acudimos a ese festival de intríngulis políticos vacíos, sin mensajes y copados de artimañas. Como los “mercaditos” de los Caponio o los planes “transitorios” de $ 3.000 o los “descuentos” en las boletas de la luz. Todo justo antes de las elecciones. O porque se avecinan las elecciones.

Hay que ganar a lo “barra brava”, como se canta en la cancha: cueste lo que cueste. Porque no importa más nada que ganar...

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