Un drama que matiza con sonrisas el desafío de vivir

Un drama que matiza con sonrisas el desafío de vivir

Ricky Gervais dirige y protagoniza una gran serie en Netflix, que ya anunció su segunda temporada.

VÍNCULO ESPECIAL. La mascota de Tony (Ricky Gervais) lo retiene en la vida. VÍNCULO ESPECIAL. La mascota de Tony (Ricky Gervais) lo retiene en la vida.

Está devastado y no hace nada por ocultarlo. Ricky Gervais compone un personaje alejado de la comedia pura y propio de su universo nihilista cargado de ironía en “After life”, donde la consigna parece ser que sólo llegando al fondo más profundo se emerge.

La serie de Netflix, creada, dirigida y protagonizada por el actor británico, consiste en una primera temporada de seis entregas de menos de media hora (disponibles en la plataforma desde marzo, junto a películas y shows del mismo actor), donde el protagonista muestra sin remilgos su mal humor, ironías y desprecio por quien y qué lo rodea, sin hacer nada evidente por superar el duelo por la muerte de su esposa por cáncer. El dolor le sale por los poros expresado en una espiral descendente y con la muerte rondando constantemente su existencia, tanto por ideas suicidas como por la decadencia de su propio padre con Alzheimer, pasando por su adicción y la dificultad de relacionarse con los otros.

“La humanidad es una plaga. Somos un parásito asqueroso y egoísta y el mundo estaría mejor sin nosotros”, es una de las primeras frases de Tony Johnson, y resume su visión global y su decisión de decir todo lo que piensa sin filtros. Como cuando explica que lo único que le impidió matarse fue la expresiva mirada de su perra esperando que la alimente cada mañana. Y que su existencia durará tanto como la de su mascota. Hasta entonces, le hará pagar al mundo lo que pueda por su desgracia, en una venganza contra todo y contra todos, especialmente hacia quienes tratan de convencerlo de que aún se puede ser feliz.

Este periodista de un mediocre diario local tiene como misión recoger noticias y darle un giro positivo para que los vecinos aparezcan en el papel: ese momento de fama efímera es la máxima aspiración de quienes están sometidos a lo cotidiano. Ellos expresan la ilusión que Tony ya no tiene y respiran un aliento fresco de humanidad que redime en su inocencia lo brutal del relato de fondo. La vida se respira en las pequeñas cosas, que la justifican amorosamente y le dan razón a cada existencia y a los recuerdos de quienes no están.

El giro final en el episodio de cierre ha sido criticado por varios de sus seguidores, que lo consideraron como una claudicación a la dureza de la trama. Pero la pulcritud de la imagen, la enorme calidad de las actuaciones (los secundarios le pelean el brillo a Gervais), el guión que soporta todo sin caer en golpes bajos y un profundo humanismo que va minando lo pesimista que se ve en la pantalla son los puntos altos (altísimos en rigor de verdad) de una serie que tendrá una segunda temporada en 2020 según anunció Netflix.

“Nunca he tenido una reacción así antes. Ha sido una locura. Y reconfortante. Pero ahora tengo que asegurarme de que la segunda temporada sea aún mejor, así que probablemente tendré que trabajar mucho más duro de lo habitual”, dijo Gervais, según publicó la revista especializada Variety.

El desafío real no pasa por su labor artística, sino por encontrar una historia que se sostenga sin desviar la sorpresa del drama inicial y sin perder los resabios de sonrisa que se filtran en algunas escenas. Está claro que no se puede alejar mucho de su dolor, pero que (al igual que el planteo del último capítulo) el final termina estando tan lejos como se quiere.

“Son las pequeñas interacciones mundanas las que realmente salvan tu vida; son la variedad de la vida, te impiden sentir demasiada pena de tí mismo. Tony tiene que llevar al perro a pasear, tiene que ir a trabajar para ganar dinero para emborracharse y después de todo eso, el tiempo lo cura”, explicó.

Pero si el segundo año se queda en eso, “After life” (y por ende Gervais) habrá perdido una oportunidad de oro para pasar a la historia más grande de la pantalla chica. Las puertas se le abrieron al retratar una etapa del duelo (podría seguir por esa vía a futuro) y será el sendero que recorra la continuidad de la trama la que decidirá su suerte. El desafío es grande porque la vara es alta. A veces es mejor quedarse en el camino que cambiar de destino.

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