Una leyenda sobre ruedas

Una leyenda sobre ruedas

Un pedalista que siempre estuvo abonado a los triunfos.

UN MUSEO. José Benito Campos luce orgulloso la distinción que le dio LA GACETA como “Mejor Ciclista” en 2007. UN MUSEO. José Benito Campos luce orgulloso la distinción que le dio LA GACETA como “Mejor Ciclista” en 2007.

En su casa del barrio 11 de Marzo se respira el ciclismo en los todos los rincones. Allí, José Benito Campos (68 años) destinó un lugar especial para colocar los casi 150 trofeos que consiguió en su medio siglo dedicado al deporte del pedal.

El nacido en Villa Amalia, hijo de Marcial y Carmela, está entre los mejores exponentes que dio nuestro ciclismo a lo largo de toda su historia, codeándose con autoridad con José Fernández, Isaías Rosental, Argentino Varela, Efraín Quiroga, José Cutuli, Francisco Garrido, entre otros. Un verdadero orgullo para este deporte que quiere volver a recuperar el protagonismo de otras épocas.

A pura emoción

Cuando LG Deportiva lo visitó, el “Loco” -como se lo conoce en el ambiente del ciclismo- sólo necesitó una pequeña introducción para ponerse a tono y empezar a narrar lo que fue su notable trayectoria, tanto en el orden local, como en lo nacional.

Recuerda que, al igual que su hermano Víctor (también es ciclista), heredó el amor por este deporte de su padre. “A él le encantaba andar en bicicleta. Como era muy devoto de la Virgen del Valle, cada 8 de diciembre nos íbamos en bicicleta hasta Catamarca. A pesar de los años, esta rutina la sigo cumpliendo, esta vez junto a mis hijos. Recuerdo que una vez, con un grupo nos fuimos hasta el santuario de la Difunta Correa, en San Juan, para cumplir una promesa”, dijo.

Observar la cantidad de trofeos y medallas que tiene en su improvisado museo es una muestra clara de alguien con una trayectoria reservada para un todoterreno, que cuenta con el récord inigualable de haber ganado ocho campeonatos tucumanos en forma consecutiva entre 1977 y 1985.

Cuenta, además, con subcampeonatos en el Argentino de Resistencia de 1993, que se corrió en Chivilcoy; en el Argentino de Formosa en 2004; en el de Salta 2007; y en el de San Juan 2011, en distintas categorías. En 2007, LA GACETA lo distinguió como el mejor ciclista de la temporada. Trofeo y diploma que guarda un lugar muy especial en su museo. “Es que LA GACETA me apoyó mucho a lo largo de mi carrera; y que a los 56 años reconociera lo que hice por el ciclismo es algo que no olvidaré jamás”, dijo el deportista que su época dorada tenía a Carlos Alises, Juan Carlos Romano, Juan Díaz, Juan Carlos Corso y Miguel Montenegro entre sus rivales más acérrimos.

Una leyenda sobre ruedas

Los que siguieron detenidamente su trayectoria, lo definen como un pedalista con mucha fuerza en sus piernas y al que le gustaba mucho embalar. Además no le desagradaba escaparse del pelotón e irse solo por un largo tiempo, sin necesitar alguien que lo ayudara a mantener el ritmo de competencia.

-¿A los cuantos años tuvo su primera bicicleta?

- A los 17 años pude comprarme mi primera “bici”. Era de puro fierro. La usé en la primera carrera que corrí en un circuito callejero alrededor de la plaza La Merced, que está a dos cuadras de donde me crié en Villa Amalia. Nada que ver con la que me compré hace tres años, que es una Trek, que está fabricada en base de fibra de carbono, que hoy puede llegar a costar $ 150.000.

-¿ Cuando fue su primer triunfo?

- A los 19 años, en una carrera que se corrió en el circuito del autódromo del Parque 9 de Julio. La prueba se denominó “Gran Premio Dirección de Deportes de la Provincia”. En ese tiempo, representaba al club Los Ases, que tenía su sede en Villa Alem.

-¿Cuál era la especialidad en más le gustaba correr?

- Me encantaba participar en las pruebas que estaban reservadas para pelotón y 4.000 metros. Pero como me encantaba correr siempre, me anotaba en todas las carreras que podía, sin puntualizar la especialidad.

-¿Cuál fue la victoria que más recuerda?

-Una que corrí en 1986. Fue el “Gran Premio San Antonio” que se disputó en Tartagal (Salta). En ese tiempo, era la competencia más importante del país, por la capacidad de los pedalistas que participaban. En esa edición, intervino el equipo de la Policía Federal, que era el mejor del país. Fue una satisfacción inmensa poder traerme la victoria a Tucumán.

-¿Hubo alguien que incidió en su carrera?

- En mis comienzos fue mi padre, que fue el primer auxilio que tuve. Otra persona que me ayudó mucho fue Ricardo Lescoulit, un amigo que vivía en San Nicolás (Buenos Aires) que me llevó a correr por todo el país. Incluso me hizo participar en competencias que se corrieron en Paraguay y Bolivia, donde intervenían los mejores ciclistas de esta parte del continente. Algunas veces le decía que me llevara a correr a lugares donde las pruebas no fueran tan exigentes y me decía que yo tenía pasta para estar compitiendo con los mejores (sonrisa).

-Se dice que un ciclista nunca se baja definitivamente de su bicicleta ¿comparte esa opinión?

-Completamente de acuerdo. Por un problema de salud que me aqueja, hace cuatro años tuve que dejar de competir oficialmente en la categoría Master, pero siempre junto a mis hijos, y para no perder la costumbre, me subo a mi querida bicicleta para despuntar un poco el vicio.

-¿Qué análisis hace del ciclismo tucumano actual?

- Creo que en el medio hay muchos chicos con muchas condiciones para destacarse, pero todo ese impetu que ostentan choca con la falta de un circuito apropiado para entrenarse. Esto hace que los padres no dejen a sus hijos ir a entrenar a las rutas por el peligro que ello representa. Es una de las materias pendientes que tiene el Estado con nuestro querido deporte.

Es un habitué a las competencias locales, pues allí puede compartir con las personas que, de una forma u otra, posibilitaron que su vida deportiva se colmara de éxitos. ¡Un campeón con todas las letras!

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