El drama de La Gloriosa

Los mensajes que publicaron en Facebook son dramáticos y no podrían ser de otro modo. Cada palabra escrita encierra el dolor por las esperanzas perdidas y el sudor por todo lo hecho. En tiempos de escasez y recorte, se perderá una sala teatral. Es muchísimo para la actividad en la provincia. Esta vez no es por el contexto de crisis económica, que impacta en forma decisiva, sino que las motivaciones originales de la decisión a la que se empuja a los teatristas son otras.

Contundente, taxativa y firme, la primera frase que escribió en la red social Noé Andrade está atravesada por la angustia: “Se cerrará La Gloriosa Sala Teatral. El Instituto Nacional de Teatro (INT) desestimó y archivó nuestro tremendo proyecto de sala”. La actriz, bailarina y directora remite a la explicación de la situación que hace su cogestor en ese espacio, Pablo Gigena.

Varias veces mencionamos desde esta columna el proyecto de La Sodería de tener un lugar propio que le permitiese desarrollar en plenitud su proyecto, que abarca incluso la danza y el teatro aéreos. En diciembre de 2017 ganaron el concurso de adquisición de salas (una línea de subsidios especial que lanzó el INT), con el primer lugar a nivel regional y tercero en todo el país. El resultado los hizo acreedores de $5 millones.

La idea era comprar y acondicionar un espacio en la zona del Abasto, lo que potenciaría un polo cultural y artístico en ese barrio con otros emprendimientos privados (como CiTá y los atelliers de artistas plásticos) y públicos (el teatro municipal Rosita Ávila). Ese mismo mes, la economía saltó por los aires, con la primera de una larga sucesión de devaluaciones y ajustes que aún no concluye, y derivó en que el predio visto terminó en otras manos. Ese primer traspié no los hizo bajar los brazos: siguieron buscando, con la opción de mudarse de barrio Sur a Villa Luján, manteniendo el criterio de organizar un circuito con otras salas en la misma zona y otras cercanas, donde ya están La Colorida y Fuera de Foco, aparte de Casa Luján (también en proceso de comprar su propio lugar con subsidios estatales).

El monto asignado no cambió, pero los costos se fueron disparando por la devaluación. En el medio, estalló el conflicto interno en el INT que paralizó operativamente a este ente (rector de la actividad teatral en todo el país y principal soporte económico de los grupos independientes): se separó de sus cargos y funciones (por incompatibilidad laboral) a los representantes de Centro Litoral, el rosarino Miguel Palma, y de Nuevo Cuyo, Gabriel Ernesto Arias (de San Luis), cuyos mandatos terminaron en marzo. Esa decisión contó este año con respaldo judicial.

Se constituyeron dos sectores enfrentados, que hicieron que el Consejo de Dirección (el CD es el máximo organismo de conducción) se quebrase, tuviese reuniones no reconocidas por los otros y se tomasen decisiones no aceptadas ni vigentes. De un lado estaban (como ya relatamos en otras columnas y notas) el director ejecutivo Marcelo Allasino y sus aliados, con el apoyo del Gobierno nacional; del otro, la mayoría de los representantes que el INT tiene en las provincias, con mayoría en el CD, pero sin poder en las oficinas administrativas, bajo estricto control del director.

Mientras la pelea crecía en intensidad, el aparato burocrático seguía en marcha como en toda institución que se precie hasta que llegó diciembre del año pasado. Ese mes, el INT devolvió a Rentas Generales de la Nación $76 millones no ejecutados del Presupuesto 2018. Entre ellos, se fueron los $5 millones comprometidos a La Sodería y con ellos, sus sueños de futuro y crecimiento.

Desde el INT se responsabiliza al grupo de no haber concluido los trámites en tiempo y forma para haber podido hacer el desembolso, y se alega que los papeles fueron terminados fuera de término, cuando la plata ya no estaba disponible. Desde La Sodería, se denuncia una venganza política de Allasino, que se consumó técnicamente con el no envío de un perito que firme el aval para la compra. Lo cierto es que el grupo ya había señado la propiedad elegida con $200.000 (obtenidos de un préstamo bancario que ahora se perderá).

Gigena fundamentó en las redes sociales lo que considera el “robo” de los dineros que tenían asignados. “Todo esto es fruto de la persecución ahora devenida en castigo de Allasino por haber firmado y movilizado un pedido de renuncia en su contra el año pasado junto a teatristas de todo el país”, sostuvo en Facebook, e inmediatamente recibió numerosas adhesiones, muestras de solidaridad y apoyos de Tucumán y de distintos puntos del país. “Este seguramente es nuestro último año como sala La Gloriosa, porque ni anímica ni económicamente estamos en condiciones de seguir adelante después de este golpe (...) De todo este esfuerzo de años no llevamos ni un peso ahorrado porque todo lo invertimos en la sala”, sostuvo.

Andrade sumó su furia por la misma vía. “Nos responsabilizan culpandonos de la pérdida de ese dinero. No, señores y señoras del INT. Ustedes nos defraudaron (salvo un par de personas). Después de pasar de un mes a otro el tratamiento de nuestra situación, dejan constancia en actas de una cronologia mentirosa, ofensiva y difamatoria; hicieron y hacen oídos sordos y ojos ciegos a nuestra búsqueda incansable y a todas nuestras presentaciones”, afirma, y recuerda que la sala está abierta desde hace 17 años y que el grupo funciona desde hace 27 años.

No haber accedido a esos fondos es terrible para la actividad artística teatral en Tucumán y una muestra de lo que está pasando en prácticamente todo el país. Ya hemos alertado reiteradamente de la necesidad de normalizar las relaciones internas en el INT, de superar las diferencias y de lograr un trabajo en conjunto para sostener al prestigioso teatro independiente argentino. Dar vuelta la página de lo ocurrido el año pasado implica reconocer errores propios de todos lados y subsanar los errores y las deficiencias. Cada teatro que cierra, cada grupo que desaparece, cada obra que no se estrena es un drama que se empieza a escribir, sólo que no se lo representa sino que se lo vive en carne propia.

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