Camino de sirga: rompen el cerco para tirar basura

Camino de sirga: rompen el cerco para tirar basura

RODRIGO CENTENO. LA GACETA / FOTO DE ANALÍA JARAMILLO.- RODRIGO CENTENO. LA GACETA / FOTO DE ANALÍA JARAMILLO.-
26 Abril 2019

“¿Cómo van a resolver las salidas de los countries? ¿Qué harán quienes viven en Cerro Azul, por ejemplo?”. Esa es la primera pregunta que Rodrigo Centeno se hace a sí mismo, cuando se entera de que la mano sur del camino de sirga que divide Yerba Buena y El Manantial, una de las más grandes de las 90 comunas tucumanas, pasará a tener un solo sentido de circulación vehicular, hacia el este. El otro carril, el sur, servirá para transitar hacia el oeste.

Y este vecino se formula ese cuestionamiento porque el único modo de retornar supone un desvío considerable: sólo cuatro puentes conectan uno y otro lado de ambas carreteras, de unos casi 5.000 metros de largo (unas 50 cuadras).

Quienes nunca han estado allí pueden visualizar la zona a través de la siguiente descripción: el límite entre los yerbabuenenses y los habitantes de El Manantial ha sido -siempre- un camino de sirga que corre en el territorio comunal y junto al canal Yerba Buena, un desagüe pluvial a cielo abierto. Recientemente, la Municipalidad acabó la construcción de su propia autovía. Es decir que, ahora, dos caminos fluyen paralelos, con un canal entremedio. Para cruzar de uno a otro lado, pueden valerse de esos puentes, situados en distintos tramos entre Camino del Perú y Solano Vera. Aunque hubo gestiones para agregar otro paso aéreo al proyecto original, no prosperaron.

Para pintar más todavía la zona, se podría recurrir a una nube de palabras: yuyos, escombros y basura. Por ello, los lugareños se esperanzan con que a partir de esta habilitación, el Estado municipal sea visible. Pese a que la zona representa la periferia, en la última década se ha urbanizado a un ritmo que apabulla. “Aquí todo es un lío. Nadie respeta las señales de tránsito. La gente se mete en los puentes como sea. Es un caos. Hasta rompieron la tela metálica del nuevo camino para tirar basura adentro del canal”, prosigue Rodrigo.

Otro vecino que ha estado oyendo la conversación, Juan Manuel Sánchez, añade que le parece pésimo que habiliten esa trocha como si fuera la gran obra, porque el cerco metálico también ha sido dañado por un grupo de personas de los barrios La Esperanza y Araujo, situados junto al canal, para poner un lavadero de autos.

A Lucrecia Borquez le parece que, de entre el cúmulo de necesidades, el semáforo se impone. Para ella, es urgente que el cruce con la calle San Martín sea semaforizado. Con ese pensamiento coinciden los estudiantes Maximiliano Zanzul y Tomás Ortega, de 15 años. “Aquí hay mucho tránsito”, apuntan. Romina Colque aporta que la inseguridad no se restringe a lo vial, sino a algo peor. Muchas veces -cuenta en voz baja, como si fuera peligroso hasta decirlo-, los miembros de los cortejos fúnebres que pasan por ahí hacen disparos al aire. “Tenemos que cerrar las rejas”, finaliza.

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