Jeff Manookian se despide con su música

El músico estadounidense dirigirá como invitado la Orquesta Sinfónica de la UNT, con obras propias en estreno absoluto.

DETALLES. El director conoce como nadie las obras que interpretará. LA GACETA / FOTO DE HÉCTOR PERALTA.- DETALLES. El director conoce como nadie las obras que interpretará. LA GACETA / FOTO DE HÉCTOR PERALTA.-
26 Abril 2019

HOY

• A las 22, en el teatro Alberdi (Jujuy y Crisóstomo Álvarez). Entradas 2 x 1 con Club LA GACETA.

“Parte de mi psicología como director es entablar amistad con los músicos, y ellos siempre me dan su mejor nivel musical. Agradezco de corazón a los artistas tucumanos, no sólo por su musicalidad sino, sobre todo, por su amistad”. A Jeff Manookian le cuesta decir adiós a la que adoptó como su provincia durante más de 10 años.

El director, pianista, compositor y docente vuelve a su Salt Lake City (Utah) natal, a ejercer la docencia universitaria y la composición.

Para Manookian la mejor manera de despedirse es ofreciendo su música, y lo hará esta noche, en el teatro Alberdi. La idea de que él mismo dirigiera la Orquesta Sinfónica de la UNT interpretando todo un concierto con obras propias se la propuso el director titular, Roberto Buffo, ya en octubre de 2018.

Desde entonces el músico estadounidense armó un programa con obras contrastantes en géneros y en carácter, todas en estreno.

Manookian desarrolla el repertorio: “abriremos el concierto con ‘Drum taps’ (‘Golpes de tambor’), inspirada en una obra de Walt Whitman, y con muchos vientos y percusión. Luego, ‘A summer pastorale’ (‘Una pastoral de verano’) es una música muy tranquila, que ya la pidió una orquesta de Colombia. ‘Phantoms’ (‘Fantasmas’) podría ser la banda de sonido de una película de terror. En la segunda parte llegará ‘Overture for a mask’ (‘Obertura para una mascarada’) pinta un ambiente festivo con momentos dramáticos. Por último interpretaremos ‘Songs of Armenia’ (‘Canciones de Armenia’), que es como la sinfonía del concierto, si bien se estructura con cinco movimientos”. Esta obra remite claramente a los orígenes del músico, se basan en el folclore armenio y son muy requeridas por directores de diversas orquestas.

Historia reciente

Hasta 2007 Manookian vivió en Salt Lake City. Dirigía la Orquesta Clásica Intermountain, enseñaba piano, componía y grababa con el sello Albany, cuando fue invitado a dirigir en Tucumán.

Pasaron más de 11 años, 10 de los cuales tuvo la batuta de la Orquesta Estable de la Provincia, y siguió componiendo obras de todos los géneros, que interpretan orquestas desde EEUU a Tailandia. Sus obras, unas 150 creaciones, figuran en el mayor canon de la música clásica mundial, el Catálogo IMSLP (Biblioteca Musicale Petrucci).

“Mi carrera como director empezó a los 16 años. Un director de orquesta que había programado una obra mía me propuso que la dirigiera. Después me pasó lo mismo en México y en Europa. Eso me impulsó a estudiar dirección orquestal además de piano”, recuerda sus comienzos.

No espera a las musas

Acerca del misterioso acto de componer, afirma: “un compositor de verdad no se puede dar el lujo de esperar que las musas le provean la inspiración. Una obra encargada es como un plazo fijo; es una fecha que hay que cumplir. Es mucho trabajo, muy complicado, de muchos días y muchas noches. A veces a las tres de la mañana voy a la computadora porque me vino una idea y no puedo esperar que la idea siga en el sueño hasta la mañana. Componer es un acto obsesivo, agotador física y emocionalmente, pero muy gratificante”.

El maestro Manookian, que se considera un tucumano más pero nunca perdió su acento yanqui, declara: “he encontrado aquí la mejor gente del mundo; dejo aquí grandes amigos. Empiezo un nuevo ciclo, siguiendo con mi fuerte, que es la composición”.

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