
NUEVA ETAPA. Noralía Villafañe volverá a Europa con disco nuevo y una larga experiencia folclórica acumulada. LA GACETA / FOTO DE JOSÉ NUNO.-

PRESENTACIÓN
• A las 22 en el teatro municipal Rosita Ávila (Las Piedras al 1.500).
Noralía Villafañe no pudo seguir contestando. Las emociones se agolparon en la garganta y las lágrimas, en los ojos. Hizo una larga pausa, calmó su corazón y volvió a la entrevista desde el rincón más profundo de su ser.
“Me hubiera encantado saber tocar la guitarra. Es una piedra en el zapato, me lleva atada toda la vida. Pero cuando tengo ganas de cantar, agarro la caja y me mando con todo. De chica no podía estudiar música, y ahora el tiempo que me consume el trabajo y la familia no me lo permite. Prefiero darle todas las posibilidades a mi hija, que tenga un abanico de opciones artísticas para elegir, lo que yo no pude”, confiesa a LA GACETA la cantora taficeña, que esta noche cierra una etapa musical para abrir otra.
La folclorista (hija del Mono Villafañe) demoró siete años en terminar de armar y editar su segundo disco (el primero, “Canto vivo”, es de 2006), que presentará en el teatro municipal Rosita Ávila. “La Nory tucumana” es un homenaje a su padrino artístico, el fallecido Tucu Tucu Ricardo Romero, que así la nombraba, y un recorrido por los distintos paisajes de Tucumán y del país.
Todo el pesar se le borra cuando habla de Amelia, su hija de casi cinco años, a la que define como independiente. “Me acompaña desde bebé. A mediados de año me voy nuevamente a Europa, a actuar en cuatro ciudades de Alemania, y ella me va a seguir dos semanas después”, detalla sobre su futura gira.
- Pasó mucho tiempo hasta llegar a “La Nory tucumana”...
- Fue todo lo contrario del primer disco, que salió en tres meses y todavía me piden copias. Luego de unos años comencé a grabar este nuevo, con más conciencia en la elección del repertorio y del nombre. Lo dejé durmiendo, pasaron siete años y lo retomé a mediados de 2018 para concluirlo. Los viajes al exterior y la forma en que nos recibieron me impulsaron a sacarlo. Son cosas que no puedo callar, tengo que seguir porque me sale del alma y si me las guardo, me pueden llegar a lastimar.
- ¿Qué etapa de tu vida abrís ahora?
- Empiezo el camino de las elecciones, de salir a mostrar mi música desde el nombre con el que me bautizó el negro Romero y el agregado de la provincia, que es el sello de identidad y de sentido de pertenencia, con una palabra fuerte y que representa mucho. La etapa que cierro con esta producción fue de mucha turbulencia en el trabajo, en la vida, en los ida y vuelta.
- ¿Qué te dejó ese tiempo?
- Mucho crecimiento, mucha búsqueda, mucho aprendizaje... Espero que todo haya sido el puntapié para forjarme un camino firme de acá en adelante.
- ¿El repertorio de “La Nory tucumana” está elegido en referencia al público al que va dirigido?
- Exactamente, lo que es más difícil. Me pasaron tantas cosas con los temas, que me fue muy difícil elegir el corte final. Hay 16 composiciones que están grabadas con sus pistas, de las que bajé a 14 y me rompió el corazón tener que limitarme a sólo 12. Tengo material para hacer un tercero, siempre con una impronta tucumana. Me interesa volcar lo que a mí me pasa con las canciones, renovarme desde lo que me pasa en el corazón. Este disco me hizo volver a muchos lugares, me permití sorprenderme de nuevo.
- ¿Sentís que se están produciendo cambios en el folclore?
- En la provincia evolucionó mucho el género, con chicos jóvenes que están innovando los sonidos con su propia autoría. Se está atravesando un momento buenísimo. Todo lo nuevo tiene las miradas puestas encima, y espero que este disco también reciba esas miradas. La movida se está reactivando.







