“La lengua española vive del atrevimiento porque desprecia los límites”

“La lengua española vive del atrevimiento porque desprecia los límites”

29 Marzo 2019

LA GACETA en Córdoba.

Los colores, los sabores y los ruidos se ven, se saborean y se oyen, pero también se cuentan y se explican a quienes no pueden verlos ni saborearlos ni oírlos. Ese don de la palabra, el llamado genio del idioma castellano, permitió ayer al nicaragüense Sergio Ramírez “pintar su aldea geográfica”, el Caribe, para pintar de ese modo el mundo grande de los cientos de millones de hispanohablantes. Ese acto de magia colocó -por un momento- al lujoso Teatro San Martín, sede principal del VIII Congreso Internacional de la Lengua Española, entre los océanos Pacífico y Atlántico, allí donde soplan vientos huracanados y la calma funciona como antesala de la tempestad.

“He elegido el Caribe porque se busca siempre el camino que los propios pies han trillado. Pero toda América fue formando su lengua por capas superpuestas. No existe el estilo puro porque no existen las lenguas puras, como dice Mario Vargas Llosa, al hablar del Inca Garcilaso. Lo que existe, cuando hablamos del español, es una lengua contaminada: transgresión incesante, y conjunción de voces, de palabras y de sonidos”, justificó.

El castellano americano fue desde temprano “colonizado” por los lenguaraces, palabra que hoy denomina a los deslenguados. El ex vicepresidente de Nicaragua y Premio Cervantes advirtió ese matiz y aseguró que, si bien nunca hubo un intercambio de culturas en son de paz, la violencia no aniquiló el enriquecimiento. Lo prueba, dijo, el derrotero “oficial” de La Malinche, la mujer nahuatl que fue traductora del conquistador Hernán Cortés y luego simbolizó la traición.

“Hubo desarraigo, anulación y sometimiento, pero no por ello cesaron las transferencias. Los esclavos negros dejaron sus palabras… El español es la lengua revuelta que encarna el Inca Garcilaso: su escritura magistral no podría existir sin el quechua, lengua materna donde se arraiga para dar al español nuevas y distintas sonoridades, pues escribe desde la lejanía peninsular donde busca su otra mitad”, subrayó el ex militante sandinista.

Bocas llenas

Ramírez reparó en el “espíritu levantisco y disconforme” que late en la genética de los hablantes de “Las Indias”. Esa rebeldía los hace distintos y en cierta medida indomables. “Cabe preguntarse cuánto se ha transformado el español al exponerse al inglés como idioma imperial del siglo XX y de la globalización. El español siempre ha sabido recibir, como supo recibir y asimilar los embates del árabe. Lo mismo sucede con el alud de términos del inglés que ingresa al español, pero no debemos olvidar que quien produce la tecnología, bautiza sus frutos. Hay un viaje de ida y otro de regreso. El español contamina y se deja contaminar”, repitió el creador de Margarita, está linda la mar (1998).

Ese idioma va de un lado hacia el otro. El académico lo coloreó como un fenómeno que toma lo que puede de donde puede y no se asusta nunca de su naturaleza híbrida: “es una lengua que vive del atrevimiento porque desprecia los límites; una lengua viral que rompe fronteras de manera agresiva, que es una y diversa, y nos identifica en su asombrosa diversidad”.

En el redondeo final de su relato caribeño, el narrador dejó la idea de una lengua con la que sus dueños pueden llenarse la boca, como el Inca Garcilaso.

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