Pena en la zona de la Casa Histórica por la partida de Sara Figueroa

Pena en la zona de la Casa Histórica por la partida de Sara Figueroa

Falleció a los 89 años. Desde hace años ofrecía sus empanadas en Congreso al 100.

 la gaceta / (archivo) la gaceta / (archivo)
24 Febrero 2019

“Compre la auténtica empanada tucumana”, se solía escuchar justo al frente de la Casa Histórica. La frase provenía de una señora con su cabellera cubierta con un pañuelo blanco, Sara Figueroa, campeona nacional de la empanada.

La empanadera murió el viernes a los 89 años. “Mi mamá una vez nos dijo que si por un día no la dejábamos trabajar, ella se iba a morir de tristeza”, recordó emocionado su hijo Américo. “Pasábamos horas haciendo empanadas los dos solitos. Soy el único de sus hijos que disfrutaba todos los menesteres de la empanada con ella”, recordó.

Miles de turistas concurrían al museo más importante de la provincia y también aprovechaban para deleitarse con las deliciosas empanadas de “Sarita” y sacarse fotos con ella.

Ayer en la calle Congreso al 100, Esteban Carrizo y su novia, ambos oriundos de Buenos Aires, esperaban a la famosa empanadera. No se habían enterado de la triste noticia. “No lo puedo creer. Un amigo que vino el año pasado nos recomendó sus empanadas y le prometimos que las íbamos a probar; ojalá su familia pueda seguir cocinando”, comentó sorprendido.

Rosa Arenas trabaja por la zona y casi todos los días veía a Sarita. “Le compre varias veces, los turistas siempre la buscaban a ella”, recordó.

El legado continúa

“Nací con el mismo don que mi mamá; nunca dejaré que se pierdan sus empanadas, voy a seguir con su tradición para mantenerla siempre viva”, afirmó Américo. Y añadió: “se fue en paz, un día antes de dejarnos me dijo ‘papito, vamos a poner una empanadería bien grande’”.

Uno de los sueños de Sarita era crear la empanada más grande del mundo. “Todavía no consigo hacer la empanada más grande del mundo. Llevará más de 300 kilos de carne y necesito ayuda”, comentó ella a LA GACETA hace cuatro años. Su hijo se propuso poder cumplir ese sueño para homenajearla.

“Estamos doblemente dolidos porque los políticos la usaron mucho y fue solo para las fotos. No vinieron a despedirla, ni una flor dejaron. No deberían haberla olvidado así; ella aporto mucho a la cultura y al turismo de Tucumán. Vino mucha gente anónima a despedirla, el pueblo dijo presente”, expresó su hijo.

“Un integrante del dúo Renacimiento asistió a su funeral y le cantó uno de los temas que compuso para ella”, finalizó conmovido Américo Figueroa.

Sus secretos de cocina

Solo de matambre.-  “¡Qué me vienen con empanadas de jamón y queso! ¡Qué es eso! La empanada es de matambre picado a mano, cebolla verde, cebolla en cabeza y un poco de huevo para decorar. ¡Tenemos que mantener la costumbre!”.

Como elegir la carne.- “Hay que elegir un matambre tierno, hervirlo no muy cocinando ni muy duro tampoco, se pica en pequeños cubos, y se le agrega cebolla en cabeza y cebolla verde”.

Como condimentar.-  Sarita mantuvo la costumbre de su madre que murió a los 104 años. “Yo muelo en un mortero el comino, la pimienta y el ají”. De esa forma -explicó- los condimentos mantienen su aroma y sabor intactos.

Sus frases más recordadas

Sara y nada más.- “Todos los días las mismas caras me saludan con mucho cariño y amabilidad. A mí la gente me quiere y cuando me dicen famosa, yo les digo que no, que soy la Sara y nada más”.

Empanadas viajeras.- “Di de comer a tantas personas importantes, pero después de olvidan de mi”. Sus empanadas viajaban en avión, presidentes se las llevaban de a 20 docenas en las visitas del 9 de julio. Participó en festivales, tuvo amistades famosas del ámbito del folclore y hasta una zamba a su nombre. Todo gracias al arte del repulgue.

Como el primer día.-  “Tengo los huesos de las manos deformados por los años, la espalda dolorida, pero las empanadas me salen como el primer día”.

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