Carta de lectores
12 Enero 2019

Vivimos en un paraíso

Los que pasamos los setenta, vivimos cambios tremendos. Nosotros nacimos antes que algunas vacunas, comidas congeladas, súper aviones, las fotocopiadoras, los plásticos, los teléfonos medidos. Antes pagábamos ciento veinte pesos a plata de hoy cada dos meses y hablábamos sin límites. Somos  anteriores a los lentes de contacto, a las computadoras, a los cierres y a las píldoras anticonceptivas. En nuestros tiempos no había tarjeta de créditos, arbolitos, trámites financieros sólo en bancos, cambio de votos por bolsones, punteros políticos o piqueteros, las coimas en la obra pública no la conocíamos. Nacimos antes que los secarropas, el bolígrafo, los aires acondicionados, las pilchas desarrugadles. Nosotros, primero, nos casábamos, después venía la luna de miel. Vivir en pareja era algo raro, muebles eran para vestir la casa y no hoteles de rotación rápida. Tener relaciones era andar bien con los vecinos o con compañeros de trabajo, dieta era algo para enfermos y no guita para enriquecer logreros, no usábamos aritos ni piercing, tampoco tatuajes; los hombres desleales a su sexo eran escasos y discretos, hoy pertenecer a este gremio es un orgullo. Si seguimos así, pronto será obligación. No existía el matrimonio igualitario, había respeto por el sagrado sacramento de Dios, el ayuno era parte de Semana Santa y no hambruna por vagancia, el hombre trabajaba dignamente, por eso comedores comunitarios no se conocían. Trucha era un pescado y no una 4X4 melliza, los servicios públicos pertenecían al Estado y no afanaban. Hamburguesa y café instantáneo no conocíamos, pero teníamos el radical que nació en la confitería El Colón, frente a la hoy vapuleada plaza Independencia y el exprés bien tirado. Raviol era el morfi de los domingos, la coca era una gaseosa, en toda la ciudad había doce mendigos, aparecían los viernes. Aduana paralela y venta de armas no existían. En los hogares almorzábamos la familia unida, practicábamos la iglesia doméstica fortaleciendo los valores, también la huerta familiar. Teníamos el servicio militar obligatorio que formaba a los hombres enseñándoles a amar a la patria. Los asaltos eran las reuniones a la canasta con milonga. Dejabas el auto con las llaves puestas, las casas sin llave, no había robos, la educación era gratis, los impuestos pagabas un cinco por ciento de lo que pagamos hoy, no había trafico de bolsos con millones de dólares, ni bóvedas. Pero en el 73 se fue el mejor payador que tuvimos y dejamos de ser un  país en serio.

Julio Mohfaud

Tafí del Valle

Tafí del Valle es uno de los destinos preferidos de tucumanos, argentinos y extranjeros. Con paisajes de ensueño, habitantes respetuosos y una clase dirigente que se enriquece a la sombra de cargos públicos. ¿Sería mucho pedir la construcción de una  pileta de natación para los innumerables visitantes que pugnan por un balneario para mitigar el calor en aquellos días de verano, cuando el sol se hace sentir? No creo que demande una gran obra de ingeniería y un presupuesto desmesurado; estoy seguro de que con el personal que tiene la Municipalidad sería más que suficiente.

Luis Cruz

Tafí del Valle II

El motivo de esta carta es denunciar la excesiva proliferación de ruidos molestos, emitidos desconsideradamente por imprudentes automovilistas en los alrededores de la plaza central de esta hermosa villa veraniega. Los estridentes bocinazos, los automóviles que son estacionados en las adyacencias de la plaza, a los cuales les abren los baúles que contienen equipos musicales para poner música a todo volumen, algo que suele ocurrir no solo durante la época de temporada alta, sino también los fines de semana durante el resto del año. Todo esto ocasiona una desagradable contaminación sonora que impide el descanso reparador de las personas que buscan un ambiente tranquilo. Considero que las autoridades municipales deben tomar cartas en el asunto para evitar que este hermoso lugar pierda su originalidad en cuanto a la calidad de su incomparable paisaje, y de su silencio que solía tener en antaño.

Marcos Manuel Horacio González

PAMI

Es en verdad lamentable e inhumano el trato que reciben los afiliados del PAMI, de parte de la obra social y de los médicos de cabecera. Cansada de pedirles que vengan a ver el estado de un paciente de 93 años, con un deterioro físico que no le permite movilidad ni siquiera siendo asistido, ahora les pido un análisis para saber sobre su estado. El último fue en septiembre; repito paciente de 93 años, y me lo niegan porque no les permite el sistema, ¿el sistema tampoco le permite venir al domicilio? Señores doctores, si no pueden cumplir con lo que prometieron, dejen de ser médicos, lo que hacen es abandono de persona. Este médico como muchos, sólo firman recetas, sólo hay que retirar los pedidos, como para el PAMI, son sólo un número. Hace cuatro meses que pedí un colchón antiescaras, nunca me contestaron. Pobres ancianos, antes, ahora; siempre lo mismo.

Judith Gilda Lilián Ismaín

Incomprensible

He leído en reiteradas oportunidades que  existe la intención de obligarnos a pagar un impuesto cada vez que paguemos con efectivo. El pretexto que se usa para justificar semejante desatino es el costo de transportar dinero. Si esto no constituye un verdadero abuso del sistema financiero que nos maneja, basta agregar el nuevo costo que tendría  la renovación de una tarjeta de crédito, el cual se estima podría llegar a los $ 3.000. Es obvio que este interés de quienes manejan los capitales financieros por terminar con el manejo de dinero en efectivo no tiene otro objetivo que aumentar su rentabilidad financiera bajando los costos operativos. Esto empezó cuando bancos y empresas de servicios suspendieron el envió de la correspondiente factura impresa. En este nuevo movimiento con que se intenta grabar al ciudadano, se  pone de pretexto el costo del transporte de dinero hacia y desde los bancos. Vistas las últimas políticas con las cuales tratan de monopolizar y direccionar compulsivamente el manejo de nuestro propio dinero, resulta obvio pensar que el Poder Financiero internacional aspira a conseguir una rentabilidad exenta de todo gasto, el cual en todo caso, estará siempre a cargo del ciudadano que vive de su trabajo.

Humberto Hugo D’Andrea

Ejes de campaña

Se insiste en que los ejes de la campaña electoral 2019 son la inseguridad y la economía.  Es cierto que la situación actual en relación a estos dos factores es alarmante a nivel municipal, provincial y nacional. La realidad cotidiana se impone en el diario vivir de los ciudadanos y se escucha en su discurso la preocupación respecto de esta realidad inquietante y alarmante: por un lado tenemos los precios, impuestos y servicios que aumentan; y por el otro lado el poder adquisitivo decae y junto a él la calidad de vida (inseguridad en sentido amplio). Sin embargo, hay otras cuestiones de importancia en la vida diaria de los ciudadanos que también están presente entre sus preocupaciones, temas de interés y de conversación. Hay un conjunto muy importante de ciudadanos que no se deja someter por las circunstancias inmediatas y que, a pesar de ellas, levanta la mirada para ver más allá del horizonte. En la sociedad hay preocupación por la insistencia en aplicar la ideología de género y querer doblegar la evidente voluntad pro-vida de la Nación. Sería lamentable que la clase política y de influencia no contenga entre sus ejes de campaña este factor de relevancia ya que la llamada “Ola Celeste”, que abarca al conjunto mayoritario de los votantes, va a dirigir su apoyo hacia aquellos candidatos que defiendan sus intereses. Esperemos que la campaña 2019 comprenda que no sólo de pan vive el hombre, de lo contrario la marea se los llevará puestos.  

Francisco Javier Viejobueno

Inundaciones en el este

Muy buen informe de LA GACETA por parte del periodista Martín Dzienczarki. Agregaríamos, como ambientalistas de Conciencia Ambiental Tucumán, que en ciertas oportunidades visitamos Garmendia y lugares aledaños y la verdad que estos son los resultados de la tala indiscriminada y el mal comportamiento de los dueños de fincas, de eso podemos dar fe. Si bien el cambio climático ya es un hecho, nos está demostrando que cada vez las lluvias serán de mayor importancia y afectará mucho más a los que menos tienen. Nos acostumbramos a negar realidades y aceptar lo que nos toca vivir, tan es así que todo se toma como una noticia más, total una nota tapa la otra y siguen produciéndose inundaciones. Si bien es cierto lo que plantea el delgado comunal, pero las culpas son compartidas, tantos años de ser los mismos políticos de la zona, siempre ellos, una dinastía que pasa de familiar a familiar, produciéndose un círculo vicioso, de legislador a delegado comunal y así sucesivamente, pero siempre los mismos y paradójicamente siempre los mismos dramas en la zona.  La pregunta del millón es la siguiente: por qué la política, hermosa herramienta para ayudar a la gente, se convirtió en un “patrimonio personal, único y hereditario”, resulta que ahora no se puede dejar la banca o la función sin dejársela aun familiar directo y las consecuencias las sufren los que menos tienen. Se plantea de que se sigue votando a los mismo, tal cual, pero eso tiene un motivo, los políticos ya están acostumbrados a tomar de rehenes a los que menos tienen, se aprovechan y luego vienen las consecuencias. Siempre los mismos políticos, no tapan el sol con un dedo con sus declaraciones que son estos o los otros los culpables, décadas de gestión y las cosas siguen igual, por qué? Sencillo, hay que aparecer cuando “el agua llegue al cuello”, salvarlos y luego ir a pedir el voto. La naturaleza no discrimina ni reclama, solo cobra, el hombre no comprende de humildad, e hizo suyas las ambiciones desmedidas de ser y seguir siendo como si fuésemos inmortales, hoy soy yo, mañana mi mujer o mi hijo (política hereditaria) y todo sigue igual.

Pedro Martínez

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