Anticipos de verano

El senador sonríe. Nadie sabe cuál es la razón. El gobernador recibe mensajes en su Whatsapp, desde el fallo de la Sala I en la Cámara Contencioso Administrativo, que habilitó la posibilidad de adelantar las elecciones provinciales, hasta los últimos sondeos de opinión, en Tucumán y en el país. El vicegobernador tampoco descansa. Está al acecho, más preocupado en la interna que en la disputa con Cambiemos. El oficialismo no se tomó vacaciones.

José Alperovich aguarda que el macrismo defina sus postulaciones para dar otra vuelta de tuerca a su campaña proselitista. Dice que está preparado para competir en la fecha que se defina. Está convencido de que aún está arriba del camión electoral que conduce Cristina Fernández de Kirchner. Y se llamó a silencio. En su búnker señalan que no saldrá a pelearle la cancha a Juan Manzur ni a Osvaldo Jaldo, pero sí que intentará polarizar la elección con Cambiemos. La estrategia es demasiado osada; el Partido Justicialista tiene muy aceitada su estructura, desde los punteros políticos, pasando por los comisionados rurales e intendentes y llegando hasta los legisladores. Desde antes del 17 de octubre pasado, vienen pidiendo lealtad a la causa reeleccionista del oficialismo provincial. El objetivo no ha sido otro que vaciarle el espacio al senador. Éste, a su vez, se aferra a una decena de partidos políticos pequeños para convertir su eslogan de campaña, Hagamos Juntos Tucumán, en la fuerza electoral que montará con vistas a las elecciones.

Demasiado movimiento para un verano que parecía tranquilo. Ninguno de los conductores de la provincia, sin embargo, ha quitado su mano del celular, esa suerte de control remoto que está expectante ante cualquier jugada del rival electoral de turno. Es probable que Jaldo retorne hoy al país desde las playas mexicanas. El lunes volverá a la conducción de la Legislatura. Este fin de semana también arribará Manzur desde República Dominicana. Y es probable que, sin desarmar los bolsos, convoque a algunos de sus colaboradores para definir qué hacer con el fallo judicial y el probable adelantamiento de los comicios provinciales. La oposición demora en definir las candidaturas y eso envalentona a una franja de colaboradores del gobernador a fijar una nueva fecha para las elecciones, el 2 o el 9 de junio. Nada está asegurado. Los que piensan en este escenario creen que el adelantamiento les juega a favor porque significará menos erogación para mover el aparato partidario. Sin embargo, hay otra parte del elenco gubernamental que manifiesta la idea de no tocar fechas, por aquello de no seguir abriendo interpretaciones diversas a la Constitución Provincial y modificando las reglas de juego jurídicas. Quienes están en esta postura argumentan que el oficialismo no tendrá grandes contratiempos para renovar el mandato, en octubre de este año. En ambos casos, advierten que la definición llegaría unos días antes de terminar la feria judicial, aunque algunos arriesgan a apuntar que puede haber encuentros en el oficialismo para limar asperezas. Manzur calla; Alperovich niega disputas, pero también eventuales encuentros con su predecesor; Jaldo duda. Esas son las percepciones en el oficialismo.

Mientras tanto, el gobernador tampoco pierde de vista el escenario nacional. Desde el acto por el Día de la Lealtad, en Alternativa Federal le han reservado una silla con voz y voto en las decisiones. De hecho, varios recuerdan que el tucumano fue el que propuso una gran PASO en el peronismo “con todos adentro, sin exclusiones”, como supo decir. La interna es algo que quiere evitar Cristina, una postura similar a la que Alperovich asumió en Tucumán, al ir por fuera del PJ en las próximas elecciones. Desde Salta, el lanzado precandidato a presidente, Juan Manuel Urtubey, le puso un freno a la idea manzurista. El gobernador de la vecina provincia ha reiterado que sería una estafa para la sociedad ir todos juntos a un proyecto electoral. La división es el signo de estos tiempos. Es transversal a todas las fuerzas electorales. El temor a las encuestas también es otro síntoma de debilidad política. Esos sondeos han develado, por caso, el paulatino desgaste de la clase política. Pocos toman nota de esta factura que le pasa la sociedad argentina a sus dirigentes. Tal vez por allí debería arrancar la rediscusión de la política, en base a los reclamos de la población, y no a acuerdos de cúpulas.

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