Con un “quiosco” develaron si los tucumanos son honestos

Con un “quiosco” develaron si los tucumanos son honestos

Estudiantes del Guido Spano instalaron una caja con golosinas, que la gente podía sacar si dejaba $10. Se sorprendieron con el resultado.

INICIATIVA EN LA CALLE. Estudiantes del Instituto Guido Spano instalaron su “Tienda de la confianza” en la esquina de Muñecas y Mendoza. LA GACETA / FOTO DE JOSÉ NUNO.- INICIATIVA EN LA CALLE. Estudiantes del Instituto Guido Spano instalaron su “Tienda de la confianza” en la esquina de Muñecas y Mendoza. LA GACETA / FOTO DE JOSÉ NUNO.-

Los lunes al mediodía la peatonal Muñecas se mueve en cámara rápida, y más cuando se acercan fechas como Navidad, que está a pocas semanas. En medio de ese bullicio citadino unas cuantas personas frenaron su paso y participaron de un proyecto escolar. El resultado les sorprendió a los alumnos que lo habían organizado y volvieron a confiar en la gente. Es que la honestidad surge hasta en los lugares menos pensados.

La propuesta fue así: por un trabajo práctico de Proyecto Sociocomunitario, estudiantes de sexto año del Instituto Privado Carlos Guido Spano armaron en Muñecas y Mendoza la “Tienda de la confianza”. Consistió en la instalación de una caja con golosinas, frutas y cereales. Además, unos billetes. En los carteles explicaban que se podían llevar cualquier producto por $ 10, y hasta tenían la posibilidad de sacar ellos mismos su vuelto. Nadie lo atendía, ya que se trataba de un autoservicio, sin control. Los tucumanos respetaron la consigna. No hubo ni uno que se llevara una barra de arroz inflado o galletitas sin dejar el dinero.

“Pensábamos que no iba a funcionar. Hace dos semanas lo hicimos en el Colegio: uno adentro y otro en la calle. Muchos participaron. Y sólo uno no entendió la consigna y se llevó sin pagar. Entonces reflexionamos que sí hay buena gente en las que se puede confiar. No está perdida la sociedad”, opinaron los estudiantes, mientras miraban de cerca cómo funcionaba su proyecto.

Entonces, se detuvo Celina Corbalán, una mujer de 54 años. Les dijo a los chicos que le parecía una buena idea y que le recordaba a un juego que le enseñó su madre. “Ella nos dejaba plata para que jugáramos al mercado con nuestros amiguitos. Después le devolvíamos todo. Ella nos quería enseñar lo que es ser una persona digna”, contó Celina, que limpia ad honorem la capillita de un hospital.

Por su parte, Juan Manuel Mena Aybar, el docente a cargo del proyecto, contó que todo surgió de una charla sobre valores éticos y morales. “Los veía descreídos con respecto a los tucumanos. De hecho, una encuesta había revelado que ellos pensaban que el proyecto no iba a funcionar. Entonces les propuse hacer el quiosco, de un modelo que vi en Europa. Y su mirada cambió. Con esto y con la ayuda de los medios, queremos crear cultura ciudadana, buenos gestos, que esto se replique, para que todos comprueben que hay más buenas personas que malas”, añadió el docente.

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