Aquellas diligencias

Eran “un mueble enorme, pesado y ruidoso”

LAS “NACIONALES INICIADORAS”. Así se denominaba una de las primeras compañías de diligencias argentinas. LAS “NACIONALES INICIADORAS”. Así se denominaba una de las primeras compañías de diligencias argentinas.
Carlos Páez de la Torre H
Por Carlos Páez de la Torre H 22 Noviembre 2018

Un artículo de León Benarós reproduce párrafos de un cronista del siglo XIX, al que no identifica, y que describe una galera, llamada también mensajería o diligencia. Era, dice, “un mueble enorme, pesado y ruidoso, llevando unos herrajes de la misma fortaleza y correspondientes, en su tamaño, al grandor gigantesco de la galera. A lo largo de sus costados corrían sus asientos con almohadones. En su parte trasera se abría la portezuela que daba acceso a su interior, y en la delantera, un asiento, abarcando toda la extensión de su frente, daba capacidad para el reposo de dos personas, si eran corpulentas, y de tres, si eran flacas”.

En la parte superior, sobre la techumbre, había una “baranda de hierro que servía de seguridad para las camas y equipajes de menor bulto, que en el sitio se cargaban”. En cuanto a los colores, el coche estaba pintado “de amarillo claro, que resistía más a la suciedad de los caminos, llenos de polvo y de barro, con sus líneas o franjas verdes o rojas … Tres o cuatro ventanillas por costado, una sobre la portezuela y otra de mayor dimensión al frente, proporcionaban a aquel navío en tierra, luz, aire y vista por los cuatro vientos”.

Tres yuntas de caballos o mulas hacían rodar el vehículo, y para ayudar “al manejo de tanta bestia reunida de tres en fondo y una a vanguardia”, acostumbraba cabalgar, “en los animales que quedaban al costado izquierdo, un conductor encargado de mantener la marcha de los cuadrúpedos sin descanso hasta la remuda o relevo”.

Cada uno de “aquellos conductores parciales, iba provisto de un rebenque que manejaba su diestra dando azotes a una y otra bestia, según fuera quien hiciera el retardo, o cual de ellas discrepara en la unidad del trote, quedándose hacia atrás y aflojando el tiraje“. En las postas, donde se paraba para almorzar o para dormir, los conductores se transformaban en eficaces mozos de servicio de los pasajeros.

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