“Napoleón” y la gloria eterna

“Napoleón” y la gloria eterna

De gran lectura en sus cruces con Boca, Gallardo busca agigantar la imagen de River.

DESAFÍO. Habrá que ver cómo reacciona River ante Boca sabiendo que no tendrá a Gallardo en el banco. Reuters.- DESAFÍO. Habrá que ver cómo reacciona River ante Boca sabiendo que no tendrá a Gallardo en el banco. Reuters.-

“En Argentina hay 40 millones de técnicos, entonces cuando se genera eso de que hay una especie de comunión de la gente para con el equipo, y en este caso a mí me toca ser la cabeza, es algo difícil de expresar con palabras, me cuesta”, esa respuesta a la revista “El Gráfico” días después de haber conquistado América en 2015 describe de pies a cabeza al representante de River más ganador de la historia, sumando títulos como futbolista y entrenador (16). Describe a Marcelo Gallardo, a “Napoleón”. Al ídolo “millonario”.

Su parecido físico con el estratega francés es, en realidad, un detalle. Lo que hace a Gallardo tener el mismo reflejo en el espejo que el conquistador galo es, precisamente, lo que hizo grande al pequeño gigante en la batalla: la estrategia, su sentido de la confianza, de adelantarse a los hechos. Gallardo es hoy para River lo que un Dios para sus creyentes. Y la fe, en tiempos de éxito, se compra con éxito. Eso consiguió Gallardo como entrenador en River, su segunda chance como técnico después de haberse ganado un título en Nacional de Uruguay (también lo hizo como jugador), en 2012.

El “Muñeco” llegó a Núñez en 2014 y ahí nomás de tomar la pizarra concentró dos golpes de efecto: ganó la Copa Sudamericana de manera invicta y dejando en el camino en seminales nada más y nada menos que a Boca, al que siempre le costó vencer teniendo los cortos puestos, pero que en el último lustro ha sabido someter con el pizarrón y su voz de mando.

Nacido el 18 de enero de 1976 y surgido de las inferiores de River, Gallardo forjó una carrera plena: en total, ha festejado 23 títulos, combinando los 14 que levantó con los botines puestos y los nueve que fichó siendo entrenador, ocho de ellos con el “Millonario”. Pero el más importante de es el que podría llegar: el de la final de Libertadores 2018 contra Boca, el de la gloria deportiva absoluta. El sábado será el primer cruce y sin “Napoleón” en La Bombonera, por haber sido penalizado con cuatro fechas de por la Conmebol. No acató la sanción de no mantener contacto con sus jugadores en la semifinal que River le ganó a Gremio en Porto Alegre (2-1). De guapo y enfrentando al mundo, Gallardo entró al vestuario en el entretiempo, estando su equipo 1-0 abajo y eliminado. Santo Borré, el Var y “Pity” Martínez lograron cambiar la historia.

Cuando River copó América con Gallardo, lo hizo a partir del drama. En la Copa de 2015 perdió en el debut, empató todos los partidos que le sucedieron de la fase de grupos menos el último, que ganó y se clasificó porque Tigres (México) “le dio una mano”. En octavos eliminó a Boca, en la famosa serie del gas pimienta; perdió en cuartos de local con Cruzeiro y ganó en Brasil 3-0. Y en la final devoró a Tigres. En esta de 2018 sufrió con Gremio; también con Independiente y esperó una decisión de escritorio de la Conmebol.

De saco y corbata, Gallardo se enfrentó 14 veces a Boca. Le ganó cinco veces, empató otras cinco y cayó en las restantes. Lo curioso es que jamás perdió una serie de ida y vuelta, ni tampoco un duelo definitorio (Supercopa Argentina). ¿Podrá “Napoleón” hacerlo de nuevo?

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