Cartas de lectores

Función del Ballet Estable

En los últimos tiempos, son muchos los motivos para lamentar el presente de nuestra sociedad: delincuencia, inseguridad, violencia, una educación afectada por problemas económicos que dificultan el logro de metas, entre tantos otros males. Por ello, el asistir el sábado pasado al espectáculo brindado por el Ballet Estable de la Provincia, con el patrocinio del Ente Cultural de Tucumán, representó un bálsamo, una oportunidad de elevar el espíritu, de encontrar la a perdida, la belleza, la espiración a la excelencia. El programa desarrolló tres piezas clásicas: “Paquita”, de Ludwig Minkus; “Diana y Acteon”, de Ricardo Drigo, y “Noche de Walpurgis”, de Charles Gounod. Para delicia del público que colmaba la sala, prácticamente no hubo interrupciones, salvo un pequeño intervalo entre la primera y segunda parte, que permitió a los asistentes tomar unos minutos de descanso y prepararse para seguir en detalle el accionar de los bailarines en el último ballet. Quiero especialmente señalar la impresión que dejó en mí el cuerpo de ballet, en general. Los integrantes pusieron de manifiesto un duro trabajo cotidiano que les permitió exhibir sus cuerpos esculpidos, sus posiciones que rozaban la perfección, su dominio técnico y expresivo, que nos hablaba de su madurez artística e interpretativa. La emoción que transmitieron sus actuaciones sólo sucede con bailarines ya formados y que han superado las barreras técnicas y pueden demostrar su sensibilidad. Párrafo aparte para el maestro repositor invitado, Viktor Filimonov. Sin duda, su participación significó un avance en el progreso de los bailarines y en el perfeccionamiento que sea carrera exige cada día. Por todo ello, y por una noche mágica, felicito a la Directora Artística del Ballet, María Mercedes de Chazal, y al Director del Ente Cultural, Mauricio Guzman.

Olga Steimberg

Sobre la Justicia

Por la ilustrativa nota de la periodista Irene Benito del diario LA GACETA del 20/10/2018, nos informamos sobre el nombramiento de Washington Navarro Dávila como ministro Público de la Defensa, con la misión de contrapesar y controlar al Ministerio Público Fiscal a cargo de Edmundo Jiménez, como consecuencia de la facultad del Poder Ejecutivo de “elegir discrecionalmente” al titular de Defensa, como respecto de la acusación, y de las cinco vocalías de la Corte Suprema de Justicia. Norma impulsada por el peronismo en febrero de 2017. Sin intención de poner en tela de juicio la honorabilidad de las personas a que aludo en esta carta, más aún, a las que ni siquiera conozco, sí, es al sistema que convalida. Hay dos temas que me sorprenden por la gravedad que presentan. Uno, que quede a discrecionalidad del Ejecutivo la decisión de nombrar cargos de la Justicia que tocan a la independencia y control de sus miembros. Entonces, ¿dónde queda asegurada la división de poderes, premisa fundamental del sistema republicano? Jiménez y Navarro Dávila vienen de la Gobernación de Alperovich al haber sido ya ubicados en cargos estratégicos. El otro tema, y que da sustento al análisis periodístico de la periodista, es en las condiciones en que Navarro Dávila llega a ser abogado, donde el título analítico otorgado por la UNT menciona que se recibió con promedio cuatro, con 31 aplazos durante la carrera. A ello se suma lo publicado por LA GACETA el 01/10/18, respecto a cubrir vacantes judiciales “soslayando los aplazos masivos de un candidato a magistrado”, a lo que se agrega, en este caso, poner en su currículum Walter Ojeda Ávila, “haber recibido un premio como alumnos destacado” por no reprobar ninguna materia, cuando su certificado analítico detalla 19 aplazos. Y este sistema, de que el Ejecutivo de turno sea el que nombra y define a los jueces, así como que, por años, queden vacantes cargos fundamentales para el funcionamiento de la justicia, según sus intereses, reconozco y me horroriza, y lamento reconocer, que no me sorprenden estos procederes en la política tucumana. Pero que, desde la UNT, en especial desde la Facultad de Derecho, no se pongan pautas y límites en el transcurso de la carrera para entregar a la sociedad egresados en condiciones académicas de excelencia, me parece de una mediocridad, o más aún, de una irresponsabilidad inadmisible. Este año, la Universidad conmemoró con numerosos actos los 100 años de la Reforma Universitaria. ¡Un siglo de cambios profundos, estructurales! Qué importante hubiera sido hacer una auténtica autocrítica, y como lo fue en 1918, en Córdoba, proponer, modificar, romper con estructuras muchas de ellas ya obsoletas.

Florencia Aráoz

“Chicos religiosos”

Seamos lógicos, no religiosos en todos los aspectos de la vida... La religión quedó reservada al ámbito de la subjetividad, llevada a cabo a través de la fe, por lo tanto algo íntimo y personal. Por su parte, las relaciones interpersonales, las actividades sociales, comunitarias y políticas, entre otras, la formación del Estado verdaderamente laico, la ciencia, en general, quedaron reservadas al ámbito objetivo y, por ende, algo general, público y cuestionable universalmente por influencia de Renatus Cartesius y otros pensadores en el Siglo XVII. Con tremenda separación, las constituciones modernas receptaron en sus normas estos principios y se plasmaron diversas libertades, como la que hoy aún se ataca al mejor estilo del oscurantismo del medioevo, entiéndase a la “libertad de expresión”. Las religiones crecen y prosperan en el fuero íntimo y son inalcanzables. No hay ofensa ni agravio contra aquello que es intangible. La religión es una relación personal con Dios. No hay fuerza humana, física o psíquica que pueda vulnerar tal ligazón. La libertad de expresión, entendida como la posibilidad de articular opiniones e ideas sin temor a represalias, censura o sanción es un derecho universal, pero no absoluto, y como lo expresa el artículo 14 de nuestra Carta Magna, “Todos los habitantes de la Nación gozan de los siguientes derechos conforme a las leyes que reglamenten su ejercicio”, o sea: respetar los derechos o la reputación de otros o la protección de la seguridad nacional o del orden público (orden público), o de la salud o la moral públicas. Tampoco podemos aquí hablar de discriminación, porque con el mismo criterio el presunto agresor también se sentiría discriminado por pensar como piensa y se expresa. Que prime la armonía, por el bien común de un país en eterno conflicto.

Francisco Rizzo

Esperanzas

Desde mi adolescencia trabajé con dignidad para ganarme el pan de cada día, de vestirme, de educarme, atender a la salud, de tener un techo, ser el sostén de la familia. Con el tiempo adquirí experiencias y sapiencias, la que volqué con cariño y amor a la sociedad, y sin darme cuenta llegué a entrar a la tercera edad, pasando de pobre a indigente, acorralado, marginado y oprimido por una economía manejada por sabelotodos, a quienes me dirigí en varias oportunidades por intermedio de esta prestigiosa columna reclamando a los cuatro vientos por la falta de trabajo, seguridad e impunidad. Por ese comentario recibí criticas y vi puertas que se cerraron, pero el baile siguió con casos muy graves que no los puedo callar, como sucedió en el mes de agosto cuando falleció un amigo sanitarista, que por carecer de dinero no pudo atender su enfermedad; septiembre vio partir a un amigo de 55 años de edad, con profesión durlero y cantor, soltero, dinámico y capaz. Fue visitado hace 35 años en su humilde casa natal por el presidente, Raúl Alfonsín. Días pasados, en octubre, partió desde Mendoza donde fue a trabajar el joven héroe ocasional que rescató a una niña que se había caído del puente del río Gastona hacia el agua, hecho ocurrido en el mes de enero de este año; por su heroica actitud fue felicitado por el presidente Macri y por muchos políticos. A estos dos últimos chicos se los veía con una buena salud física, sólo se sentían acorralados por esa economía recaudadora que practican los gobiernos, agobiando de una forma u otra a todo ser humano, produciendo a veces estas decisiones que tomaron los jóvenes. Mi respeto para ellos y para todas las víctimas fallecidas por la inseguridad. Señores: el joven Valentín, de Yerba Buena, mostró a nuestra sociedad la verdadera realidad que se vive en Tucumán. Estamos a un paso de los meses más difíciles que vive el norte argentino: se vienen diciembre y enero, donde el trabajo siempre fue escaso. Hoy, los precios de la canasta básica están por las nubes, no hay control, los especuladores hasta anunciaron que no venderán el gas envasado, los remedios están carísimos, los sueldos no alcanzan, y pobre aquel hermano que no tiene trabajo, además que cada día se agrava la inseguridad y la impunidad reina en la sociedad. Señores: por razones de trabajo conozco gran parte de mi querido Tucumán, muchísima gente tiene dignidad para vivir con su gran esperanza de tener trabajo todos los días, con honestidad y en paz. Tucumán es rica, capaz e intelectual; los que tienen el mando de conducir nuestra provincia tienen que dejar de pelearse entre sí, no mirar para otro lado y no vivir como hornos mojados. Nacimos y nos vamos sin nada; debemos compartir el pan de cada día, porque han sido elegidos para servir y no para ser servidos. Trabajen con inteligencia y honestidad para rescatar a nuestra querida sociedad, porque mañana puede ser tarde.

Pedro Pablo Castaño

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