Entre el éxito y la incógnita de los Juegos Olímpicos

Entre el éxito y la incógnita de los Juegos Olímpicos

El futuro no parece venturoso, ni para una postulación ni para el desarrollo de los atletas.

PLANES. Desde el COI no tienen dudas de que la bandera olímpica podría regresar al país en 2032 en la cita absoluta. télam PLANES. Desde el COI no tienen dudas de que la bandera olímpica podría regresar al país en 2032 en la cita absoluta. télam
20 Octubre 2018

Buenos Aires superó con nota alta la organización de los Juegos Olímpicos de la Juventud. Una explosión de público, que se volcó masivamente y que desbordó todas las expectativas, además de una actuación histórica de los deportistas locales, con 26 medallas y un sexto lugar en el medallero general, se conjugaron para dejar a Buenos Aires en una buena posición y aspirar a una candidatura para los Juegos absolutos de 2032.

Sin embargo, el futuro no parece tan venturoso, ni para la eventual postulación ni para el desarrollo de los jóvenes deportistas “albicelestes”. Tras un programa de tres años que los detectó, los contuvo y los potenció especialmente para esta competición, pasada la euforia afrontarán un proceso de incertidumbre a partir de los recortes presupuestarios en el área que prevén las autoridades.

“No veo a nadie del COI que tenga ninguna duda de la capacidad argentina ni de Buenos Aires para organizar unos Juegos de excelencia”, sostuvo Thomas Bach, presidente del Comité Olímpico Internacional (COI). Casi en simultáneo se anunciaban cifras oficiales de una inflación mensual del 6,5 por ciento en septiembre, un acumulado del 32,4 en lo que va de 2018 y una proyección superior al 40 por ciento para todo el año.

Tal vez por ello, mucho más cauto se mostró el presidente del Comité Olímpico Argentino (COA), Gerardo Werthein, que pidió ir “paso a paso”. “Vamos a digerir y evaluar lo que pudimos aprender, y después analizar qué queremos. Si todos estamos de acuerdo y creemos que es beneficioso para el país, veremos el presupuesto y tomaremos la decisión”, señaló el empresario.

No hace mucho era un proyecto posible, con el poder político detrás. “Tenemos que hacer las cosas bien en los Juegos de la Juventud 2018. Y si nos va a bien, nos podemos tirar a la pileta para 2030”, aseguró el presidente, Mauricio Macri, durante los Juegos de Río 2016, sin reparar que el calendario olímpico estipula para ese año una justa invernal.

Eran tiempos en los que el mandatario soñaba con una Argentina capaz de organizar los más grandes eventos deportivos del planeta: Mundiales de básquet y rugby en 2027, Mundial de fútbol en 2030, junto a Uruguay y Paraguay, y Juegos Olímpicos como cereza del postre.

Dos años después, en medio de un fuerte ajuste de gastos y una creciente crisis económica que llevó al país a pedir el préstamo más importante de la historia del Fondo Monetario Internacional (FMI) con 57.000 millones de dólares, la situación es bien diferente: el proyecto del básquet ya se cayó por falta de financiamiento pese a que la Federación Internacional (FIBA) le había preadjudicado la sede, la candidatura del rugby entró en un “impasse” y la postulación para la Copa del Mundo de la FIFA se llenó de dudas después de que medios locales publicaran hace una semana que por exigencia del FMI, Argentina debía cancelar su candidatura.

Tampoco es alentador el panorama para los deportistas, que después de 13 días como héroes nacionales, volverán al anonimato diario y ya no contarán con las becas que disponían, teniendo en cuenta que las autoridades estudiarán ahora los resultados y reformularán el apoyo que les brindarán.

Para sumar un foco más de conflicto, en noviembre asumirá un nuevo secretario de Deportes, Diógenes de Urquiza, que en sus primeras apariciones públicas no brindó un mensaje demasiado alentador. En una entrevista con el diario deportivo “Olé” sobre los recortes de becas que se vienen, De Urquiza graficó el futuro diálogo entre el Estado y los deportistas como una charla entre un padre y un hijo. “‘Papá, dame plata’. No, andá a laburar, ya tenés 21 años”, remarcó el actual coordinador del Ente Nacional de Alto Rendimiento Deportivo (ENARD). Para colmo, la devaluación de la moneda, que pasó de un dólar a 18 pesos en enero a 37,60 pesos en octubre, hará que la capacidad del ENARD para solventar giras en el exterior, mantener los contratos con entrenadores extranjeros o comprar equipamiento disminuya de forma notable.

No alcanzará, entonces, con el tan mentado legado de los Juegos, ni con el más de un millón de espectadores que asistieron a los cuatro Parques Olímpicos ni con que Buenos Aires 2018 hayan sido los Juegos “más urbanos, con mayor equidad de género y los más inclusivos”, como los describió Bach en su discurso.

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