Cartas de lectores
17 Octubre 2018

Día de la Lealtad

Para entender la vigencia del peronismo, hay que remontarse al acontecimiento que le dio origen el 17 de octubre de 1945, fecha que marca el comienzo de la integración de la clase obrera al proceso político nacional y el inicio de un proceso de justicia social. Por primera vez, clases sumamente excluidas hicieron uso del ejercicio de una ciudadanía plena: se emancipa el trabajador, tomando protagonismo social como político; se define una identidad de clase; y se produce un quiebre en la historia sociopolítica de nuestro país. El 17 de octubre se realiza una gran manifestación de trabajadores impulsada por algunos dirigentes gremiales, que se reunió en la Plaza de Mayo exigiendo la liberación de Perón; resultado de la misma fue esa liberación. En un acuerdo de peronistas y los golpistas, Perón se comprometía a dejar el gobierno militar y a cambio el gobierno debía convocar a elecciones, lo que se hizo de inmediato. La fecha era el 24 de febrero del año siguiente, apenas cuatro meses después. El peronismo considera el día 17 de octubre de 1945 como “Día de la Lealtad” y fue el día fundacional del movimiento peronista.

Julio Argentino Gómez

Una plancha y un toallón

Tan chiquito, tan pobre, tan digno de toda nuestra compasión, de nuestro amor. Entró a robar una plancha y un toallón, seguramente lo que alcanzó a ver como alcanzable por la ventana que logró romper en una casa de la calle Álvarez Condarco. Plancha y toallón que transformaría en plata. Plancha y toallón que le permitirían, según sus falsas ilusiones, acceder a algo de la inmensidad que le falta. Me dirán los escépticos que quizás los transformaría en droga. Quizás, les respondo. O alimento, o unas zapatillas... , agrego. Pero lo más probable es que cuando entró a esa casa -delinquiendo sin duda alguna, no lo niego- seguramente algo muy denso le faltaba y le seguirá faltando: un futuro en esta sociedad. Lo abracemos virtualmente, lo consolemos y le digamos, en voz baja y cariñosa, que intentaremos hacer un país mejor, un lugar donde no haya niños ladrones de 12 años.

Mercedes Chenaut

Día de la Madre (I)

Establecer un día en honor de nuestras madres implica aceptar que, en el resto del año, pecamos por desamor e ingratitud hacia aquellas que no tienen un “Día del Hijo” para demostrarnos que nos amaron antes de conocernos y en cada hora de sus vidas. Frente a los hijos, seres con sentimientos y calidades diversas, el padre probablemente se inclinará hacia el más bello, el más fuerte o el más apto. En cambio, la madre, desde la infalible clarividencia de su instinto sustentador de la vida, amará siempre más al menos agraciado, al más enfermo, al más desvalido. Si no encuentro las palabras para calificar estos sentimientos, quizás sea porque el amor de las madres no es cosa de este mundo o tal vez porque la palabra madre, la primera y la última que pronunciamos en esta Tierra, sea la suma y la síntesis de lo que quisiera decir sin saber cómo. Un día, el más triste de todos mis días, perdí a mi madre, pero nunca dudé de que cuando llegue mi hora inexorable, vendrá a buscarme con sus bellos ojos llenos de amor y con aquellos brazos abiertos donde se refugiaba el niño indefenso, a los que ya no acudía el hombre, enfermo de orgullo. Hoy, amigo lector, olvide su lucha por sobrevivir o por ser rico o famoso; encuentre ese rincón de su ama que aún conserva limpio y entronice ahí, para siempre, su imagen o su recuerdo.

Dante Diambra Caporaletti

Avenida Sarmiento 947
San Miguel de Tucumán

Día de la Madre (II)

Ella está siempre. En el vientre que cobija, en el pecho que amamanta. Está en el silencio roto de las noches, en los brazos-nido, en la canción-dulzura, en la caricia-bálsamo. Ella está en los paños fríos para una frente caliente. En el llanto hecho risas que borran el dolor. Está en los juegos-enseñanza, en las conductas-educación. Está en los cuadernos, en los lápices de punta afilada, en la mochila pesada, en el Himno, en el abrazo orgulloso. Está en las palabras que calman, en las que recapacitan. Ella está en las lágrimas contenidas que despiden el gran paso a la adultez. Está en el primer vuelo, celosa vigía, presta a socorrer con sus manos y con su sangre algún fracaso-aprendizaje. Está en cada una de las nueve lunas que perpetuarán su existencia; sólo que es otro vientre, con la misma canción-dulzura tarareada tantas noches atrás. Y en los mismos juegos sin tiempo. Y el mismo orgullo multiplicado. Ella está... Y en el ocaso de su vida, cuando la luz va agonizando, inexorable, ella sigue ahí, esperando el silencio final, serena, tranquila, con la certeza de que quizás, algo hizo bien. Segura de que ella estará siempre, en la mirada elevada al cielo, en la estrella imaginaria, en el vacío lleno de palabras dichas, de cuentos relatados, de melodías cantadas, de frases-recuerdos, de amor infinito. Ella está.

Rina Ibáñez

Corrientes, la calle sin sueño

Deseo hacer un aporte a la carta “Corrientes, la calle sin sueño”, publicada el 15/10, del lector Julio Mohfaud, quien cada tanto nos deleita con sus comentarios. Respecto a “la avenida más ancha del mundo” es la “avenida 9 de Julio”. Y agrego, además, que la emblemática esquina Corrientes y Esmeralda, tiene su tango, que en una de sus partes dice: “cuando un elegante (el autor usa otra palabra) los calzó de cross”.... El elegante que se refiere, según los memoriosos, no era otro que Don Jorge Newbery, aviador, además de ingeniero, en cuya memoria se puso su nombre al aeroparque de la Ciudad de Buenos Aires. En esa mencionada esquina estaba yo, una mañana, haciéndome lustrar los zapatos cuando se acerca un señor elegantemente vestido, con cara de haber trasnochado, a esperar su turno, pero en el acto lo reconozco y bajando mi pie del cajón de lustrar le ofrezco mi lugar. Él primero se niega y después acepta, y conversamos esos momentos que dura la lustrada. Era Don Héctor Gagliardi, poeta y recitador porteño, que quienes ya tenemos muchos años lo recordamos por sus bellas poesías tales como “El padre”, “La maestra” y tantas otras que ya ni recuerdo sus títulos. Gracias a LA GACETA y al señor Mohfaud, pues sus aportes a la cultura popular nos inducen a expresar con nostalgias los años idos, como es mi caso.

Juan Antonio Albornoz

Don Manuel García Fernández

El 17 de octubre se cumplen 95 años de la muerte de Manuel García Fernández cofundador, junto con su hermano José, del Ingenio Bella Vista. Nació en 1858, en el Villar de Luarca, provincia de Oviedo, Principado de Asturias, y vino a la Argentina en 1873 cuando sólo tenía 15 años de edad. En 1879 compraron, junto con José, las tierras de “Los Tres Bajos” donde construyeron el Ingenio Bella Vista a partir de 1880, y la primera zafra se realizó en 1882, quedando como único propietario en 1893, cuando José regresó a España. El ingenio registró un constante progreso fabril, al que se agregó la compra de las tierras que conformaron un complejo agroindustrial de destacada importancia. En 1921, García Fernández donó a la comunidad salesiana un millón de pesos para la construcción del Colegio Tulio García Fernández, estableciéndose una firme relación personal con el padre Lorenzo Massa, intermediario en la obtención de esa donación. García Fernández murió en Bella Vista, a las 0.36 hora del 17 de octubre de 1923, y ese mismo día, la prensa de todo el país informó el hecho. LA GACETA publicó: “pronta la presente edición de LA GACETA para entrar en máquina, recibimos de Bella Vista una noticia telefónica que nos anuncia el fallecimiento de Don Manuel García Fernández. La provincia, con tan infausta nueva, está de duelo. La muerte del señor García Fernández enluta a Tucumán, quien pierde con ella a uno de sus hombres más progresistas y patriota. LA GACETA se inclina ante la tumba de uno de los más prestigiosos ‘pionners’ de la industria azucarera, deshojando sobre ella las simbólicas siemprevivas”. García Fernández se encontraba enfermo desde hacía cinco años, y recibió en vida dos homenajes de la comunidad tucumana. En 1922, se formó una Comisión Popular de Homenaje presidida por el doctor José Ignacio Aráoz, que resolvió ofrecerle un álbum que consiguió 20.000 firmas de agradecimiento, el que le fue entregado en Bella Vista, el 6 de agosto de ese año, encontrándose presentes el gobernador de la provincia, Octaviano Vera, sus ministros, legisladores y una numerosa concurrencia. El otro homenaje se llevó acabo el domingo 15 de julio de 1923, tres meses antes de su muerte, y consistió en la colocación de una placa en el vestíbulo del Colegio Tulio García Fernández, que actualmente se encuentra en ese lugar. En el acto, que contó con una extraordinaria concurrencia, hablaron Rodrigo Amorortu y el padre Massa, quien expresó: “desde lo más profundo del alma su franco y caluroso aplauso a la Comisión Popular por la placa que descubrían en nombre del pueblo y del gobierno, de personas que militan en partidos opuestos o que pertenecen a distintas clases sociales”. García Fernández fue uno de los grandes constructores de Tucumán y merece el reconocimiento de todos los tucumanos, al cumplirse los 95 años de su fallecimiento. No debe olvidarse que dentro de cinco años nos encontraremos recordando el primer centenario de su muerte.

Manuel Roberto Valeros

Fundación Bella Vista
[email protected]

La falta de agua en El Mollar

Como máster especializada en “Gestión del Agua”, quiero ratificar que los vecinos de El Mollar sufren por la falta de agua potable. El delegado comunal argumenta que carece de fondos para la inversión requerida, y solicita que sean los vecinos quienes la sufraguen. Esta es una excelente oportunidad para que los vecinos se constituyan en entidad civil, conformen un fideicomiso para el manejo de los fondos, se aseguren intervenir activamente en la gestión de las obras y permanezcan constituidos para atender el futuro mantenimiento. Además, como entidad civil podrán solicitar la remisión de otros fondos para desarrollar futuras mejoras y ampliaciones. En resumen, los vecinos de El Mollar se harán cargo de la prestación del servicio de agua potable, lo que implica que deberán implementar una administración equitativa y eficiente, ya que el acceso al agua potable es un derecho humano, según han dictaminado las Naciones Unidas.

Liliana Abascal

Mercedes Chenaut

Tamaño texto
Comentarios
Comentarios