En la década de 1880: la pasión política enconaba a la dirigencia

En la década de 1880: la pasión política enconaba a la dirigencia

EL CLUB DEL PROGRESO. Funcionaba en 24 de Septiembre al 400, en la casa de altos que fue de Manuel Paz y que aparece al extremo derecho de esta foto de 1899. EL CLUB DEL PROGRESO. Funcionaba en 24 de Septiembre al 400, en la casa de altos que fue de Manuel Paz y que aparece al extremo derecho de esta foto de 1899.

En sus amenos “Recuerdos de juventud”, Vicente C. Gallo (1873-1942) narra que al promediar la década de 1880, en Tucumán habían recrudecido las pasiones y enconos partidarios. La dirigencia estaba dividida en “liberales” y “federales”, esto es “unitarios” y “marzorqueros”.

Había dos clubes sociales. El “Club del Progreso”, con sede en la casa que fue de don Manuel Paz (luego edificaría allí Luis F. Nougués la vivienda que es hoy Turismo). Allí se agrupaban “las familias de los federales, cuyos principales dirigentes eran sus socios permanentes”. Iban “a tomar café por la mañana, a entretenerse a la tarde, jugando al dominó o al chaquete, por el vermouth, la copita de ginebra y el ‘cocktail’, de reciente introducción”. El otro era el “Club Social”, que funcionaba en una casa de la esquina San Martín y Laprida, donde luego se edificó el Banco de la Provincia. Allí se congregaban los liberales.

En los grandes bailes de las fechas históricas, las damas concurrían “con lujosas toilettes en las que siempre, según el sitio, predominaba en los adornos el rojo o el celeste. Se dividían igualmente, según la filiación del jefe del hogar: las que concurrían al baile del Club Social no asistían al del Progreso y a la inversa”. Era un momento en que, “en el medio social de una ciudad provinciana que revivía mentalmente los agravios y los enconos -más supuestos e imaginarios que reales y efectivos- de sus antepasados, esas características adquirían tonos y acentuaciones alarmantes”. La política era el tema en las reuniones sociales, las visitas familiares, entre los profesionales e industriales y aun entre los estudiantes. En las llamas de la política “ardían y se quemaban los intereses, las reputaciones individuales, los ideales, las esperanzas y las ambiciones de toda una sociedad en pleno proceso de evolución”.

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