La tragedia de los niños inmigrantes en EEUU

La tragedia de los niños inmigrantes en EEUU

CRUELDAD. Al ingresar, los niños inmigrantes son separados de sus padres. Newsweek CRUELDAD. Al ingresar, los niños inmigrantes son separados de sus padres. Newsweek
15 Octubre 2018

Por César Chelala, columnista invitado. 

El 16 de junio de 2015, Donald Trump anunció su candidatura a la Presidencia y estableció el tono de sus prioridades. La eliminación de la inmigración ilegal a los Estados Unidos, principalmente de los refugiados que huyen de la pobreza y la violencia en México y América Central fue uno de ellos. En ese momento no dijo que sus políticas incluían separar a los niños de sus padres, algunos de los cuales nunca volverían a encontrarse.

Los inmigrantes que llegan a los EEUU desde México y América Central tratan de escapar de la pobreza extrema y la inseguridad alimentaria en sus propios países.

En México, datos de 2016 revelan que el 52,3% de los niños mayores de 11 años viven por debajo del umbral de la pobreza, y el 9,7% vive en la pobreza extrema. Entre los niños indígenas, las cifras son más alarmantes. Cerca del 80% de ellos vive bajo la línea de pobreza, y el 18,9% muestra síntomas de desnutrición crónica, un reflejo de su calidad de vida poco saludable.

En Guatemala, las poblaciones indígenas de las zonas rurales se ven afectadas por la falta de alimentos y la carga económica. Los niños guatemaltecos tienen la tercera tasa más alta de retraso de crecimiento en todo el mundo, un efecto de la desnutrición crónica. Se estima que el 49,8% de los niños guatemaltecos están desnutridos, una cifra que aumenta a 69,5% en los niños que viven en áreas indígenas rurales.

Al igual que en otros países de América Central, el retraso en el crecimiento y la desnutrición en los niños de Honduras son preocupaciones importantes, especialmente para aquellos que viven en áreas rurales. Se estima que el 75% de la población hondureña vive en la pobreza extrema, y el 12% de los hogares padecen inseguridad alimentaria. En las zonas rurales, la desnutrición crónica puede llegar hasta el 48,5%.

En El Salvador, el 16,3% de las familias salvadoreñas rurales no puede cubrir los costos de las necesidades básicas. El 18,9% de los niños menores de 5 años experimentan desnutrición crónica, una cifra que aumenta a 25,6% para aquellos niños que viven en áreas alejadas de las ciudades. Además, El Salvador es uno de los países con mayor presencia de pandillas juveniles violentas llamadas “maras”.

Nicaragua, que se encuentra actualmente en un momento de considerable descontento social, es considerado uno de los países más pobres de América latina. Se calcula que, aproximadamente, el 29% de los hogares vive en la pobreza, y el 8,3% vive en la pobreza extrema. Las tasas más altas de desnutrición crónica infantil ocurren en lo que se llama el Corredor Seco del Norte, con tasas de casi el 30%. Según el Programa Mundial de Alimentos, 300.000 personas necesitan asistencia alimentaria.

La pobreza en Centroamérica se debe a factores intrínsecos de los propios países, como ser una forma moderna de feudalismo, una profunda desigualdad, una corrupción gubernamental rampante y la interferencia extranjera. Los Estados Unidos han influido en su situación política y económica al ayudar a derrocar a gobiernos democráticos, como ocurrió en Guatemala y Honduras, o al apoyar a los elementos antidemocráticos, como en el caso de los escuadrones de la muerte en El Salvador y los “contras” en Nicaragua.

Este panorama sombrío de la pobreza y la violencia explica el deseo de las personas de buscar mejores condiciones para ellos y sus hijos. “Salimos de nuestros países bajo amenaza. Dejamos atrás nuestros hogares, nuestros familiares, nuestros amigos. No somos criminales, somos personas que viven con miedo en nuestros países ”, dijo Maritza Flores, una mujer salvadoreña, a la BBC.

El gobierno de Trump

Es en este contexto que las familias vienen a los Estados Unidos, donde los niños son separados de sus padres en la frontera, en algunos casos de forma permanente. Más de 2.300 niños fueron retirados en la frontera entre el 5 de mayo y el 9 de junio de 2018 ,y fueron colocados en refugios donde no siempre reciben la atención que necesitan. La separación de sus padres produce una considerable angustia y depresión en esos niños, muchos de los cuales se vuelven violentos y sufren efectos psicológicos permanentes. El presidente de la Academia Americana de Pediatría de los Estados Unidos llama a estas políticas “abuso infantil”.

El presidente, Donald Trump, no oculta su disgusto por los inmigrantes, tanto legales como ilegales, y olvida las contribuciones que los inmigrantes han hecho, en todos los campos de actividad, a los Estados Unidos.

Mientras tanto, los niños se convierten en peones para sus políticas de inmigración. En su visión infantil del mundo, el presidente, Donald Trump, no parece darse cuenta de que sus decisiones sobre los niños inmigrantes no son una política, son una crueldad.

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