Segundos afuera; todos al cuadrilátero

Segundos afuera; todos al cuadrilátero

Si le queda algo de dinero después de tantos ajustes y reajustes en la economía, compre pochoclos. La Argentina se convirtió en un verdadero cuadrilátero antes de que algún árbitro dijera “segundos afuera”.

Un presidente de la Nación (Mauricio Macri) que resistió hasta el final el pago de un cargo extra y retroactivo por la factura del gas, como una manera de resarcir por la devaluación a las empresas, y que tuvo que volver sobre sus pasos por el clamor popular que dijo basta a tantos shocks para el bolsillo.

Un jefe de Estado que está enfrentado con una aliada política fundacional para Cambiemos (Elisa Carrió), que ha dicho que ha “perdido la confianza en el Presidente”, aunque luego aclaró por redes sociales que “no rompería Cambiemos”.

Un ex presidente de la Corte Suprema de Justicia (Ricardo Lorenzetti) y su reemplazante (Carlos Rosenkrantz) enfrentados por el manejo de la página web del Centro de Información Judicial (CIJ) y que ha desnudado una puja pocas veces vista en ese poder. Un gobernador (Juan Manzur) ansioso por mostrar la fortaleza de su convocatoria al acto por el Día de la Lealtad del próximo 17, que convocó a sus pares a la casa de Tucumán en Buenos Aires.

Un ex gobernador, hoy senador (José Alperovich) que ayer tuiteó una batería de fotografías tomadas en los últimos días con los principales referentes del PJ Nacional, entre ellos Cristina Fernández para generar celos a su antecesor y a su compañero de fórmula y demostrarles que aún está vivo políticamente.

Un vicegobernador (Osvaldo Jaldo) que convocó a un crac deportivo (Luis Miguel “Pulguita” Rodríguez) para seducirlo con la idea de que incursione en la política. Y que lo haga por su Simoca natal, que no tiene representante del peronismo. Un golpe bajo para el senador que paseó con el atacante decano no hace mucho tiempo por territorio simoqueño. Seguramente PR7 sabrá gambetear, con sus fintas, tantos ofrecimientos. Pero piensa en su futuro, más allá del fútbol, cuando cuelgue los botines. Mira a la política como una manera de acercarse más a su comunidad. Pero no come vidrio; sabe que su mención suma votos. A todos los que se le acerquen.

La Argentina se ha convertido en ese cuadrilátero, del todos contra todos, a un año de las elecciones, y en medio de una recesión económica que le ha cambiado el humor a los argentinos. La sociedad no sólo es espectadora, sino protagonista de esta película en 4D, de la que todavía no se conoce el final. La inflación no da tregua y es probable que cierre el año por encima del 40%. El dólar se ha estabilizado, pero sigue siendo un fantasma que asusta al mercado. El proyecto de Presupuesto nacional 2019 sigue en tratamiento parlamentario y es posible que sufra algunas modificaciones antes de su sanción. Las tarifas no dan tregua y el reajuste en el gas no será trasladado a los usuarios, sino que saldrán de las partidas de ese presupuesto. Los políticos dicen que el Estado debe poner el dinero; pero ese Estado es sostenido con los impuestos de los contribuyentes, de cada uno de los argentinos. A buen entendedor...

Las internas políticas seguirán sucediéndose. El diálogo es hoy un bien escaso porque la palabra tiene poco valor frente a tantos intereses personalistas o sectarios. Sin embargo, las peleas y las fotos de hoy pueden convertirse en alianzas mañana. No está nada dicho, tomando en cuenta que la clásica definición de la política de que es el arte de lo posible. Todos miden fuerzas; nadie quiere quedar fuera de juego.

En estas peleas, no habrá golpe de know out. Los contendientes se someterán a las tarjetas de ese jurado que, cada dos años, va a las urnas. Hoy se habla de reelección, pero las principales fuerzas políticas con posibilidades de pelear la conducción de un país o de una provincia están en un proceso de internismo que no le asegura el futuro. El poder no se comparte y está claro que aquel que hoy lo ejerce querrá seguir teniéndolo. Las plataformas electorales ya no serán el sustento de un candidato. Las promesas quedaron en eso. La economía se viene imponiendo a la política. Y parece que ese será el signo de los tiempos eleccionarios del año que viene, en la que los que están querrán retener el título, pero en esa carrera hay más de un contrincante.

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