Los árbitros condenan las cada vez más frecuentes agresiones verbales

Los árbitros condenan las cada vez más frecuentes agresiones verbales

ÉNFASIS. Los árbitros piden que se refuerce el trabajo de disciplina en los clubes. la gaceta / foto de franco vera  ÉNFASIS. Los árbitros piden que se refuerce el trabajo de disciplina en los clubes. la gaceta / foto de franco vera

Te tratan de delincuente, de sinvergüenza, de hdp...no sé, quizás no soy un gran árbitro, pero creo que no merezco ese trato, y mis compañeros tampoco. Las cosas que tenés que escuchar a veces te sacan las ganas de seguir dirigiendo. Me parece que los árbitros deberíamos unirnos y acordar que un fin de semana no dirija nadie. Hay que decir basta señores, así no se puede seguir”.

Las palabras de José Agüero, referí de Primera, resumen el malestar general que existe en el arbitraje tucumano por causa del cada vez más irrespetuoso marco en el que se disputan los partidos de rugby, sean de Primera, Desarrollo o Juveniles. A raíz de la nota publicada al respecto en la edición de LG Deportiva de ayer, los jueces decidieron tomar la palabra y expresar su preocupación por la situación actual y por lo que traerá como consecuencia en el futuro si es que no se toman medidas firmes y urgentes.

Ellos hablan

Álvaro del Barco: “si te equivocás vos, te mandan 25 videos de la jugada por Whatsapp y tenés que pedir disculpas. Pero cuando te reclaman cosas que no pasaron, nadie te llama después para pedirte disculpas. Por otro lado, entiendo que algunos se enojen. Yo también me enojo, soy humano y tengo sangre, pero no por eso me pongo frente a la tribuna a insultar o amenazar a nadie. El rugby se maneja, en teoría, con ciertos valores, pero eso está quedando cada vez más de lado”.

David Costilla: “los árbitros somos humanos y podemos equivocarnos, pero trabajamos toda la semana técnica y físicamente para que eso suceda lo menos posible. Cuando entramos a una cancha lo hacemos con la idea de divertirnos y la convicción de administrar el juego de la manera más imparcial y correcta posible, sin tener ningun tipo de animosidad o favoritismo con ningun equipo. De todas maneras, en general los clubes están trabajando y tomándose el tema con mucha seriedad. Se esfuerzan por recibirnos bien y cuidarnos hasta que dejamos las instalaciones, de controlar al público y brindar las herramientas para que el partido sea un espectáculo deportivo”.

Matías Ortiz de Rozas: “ciertas cosas hacen que te replantees seguir en el arbitraje. A veces dejás de pasar el día con tu familia o tus amigos, o dejás de ver a tu club, porque tenés que dirigir. Y si bien lo hacés porque te gusta, este tipo de agresiones hacen que te guste menos. Por eso sería bueno que los clubes propongan aspirantes que tengan ganas de ser árbitros y no por descarte. Y también que la terminen con eso de que uno tiene algo contra ellos. Qué infeliz tendrías que ser para querer perjudicar a un club tan amateur como vos”.

Patricio Padrón: “muchos dirigentes se jactan de que los del rugby somos diferentes a los del fútbol, pero me parece que esa diferencia se está haciendo cada vez más difusa”, entiende Patricio Padrón, mencionando una palabra sensible. En efecto, a veces son los propios dirigentes los que vulneran la línea de conducta cuando son ellos los primeros que deberían dar el ejemplo y hacerla respetar. Responsabilidad que le cabe también a los referentes, que son los más observados por los jóvenes. “Hay clubes a los que informé por el comportamiento de su tribuna y apenas recibieron un llamado de atención. Es obvio que con una sanción tan ínfima, seguirán haciendo lo mismo”, anticipa.

Medidas

Al respecto, y en concordancia con lo expresado por Walter Herrera, presidente de la Comisión de Árbitros, es necesario que la Comisión de Disciplina de la URT se ponga firme y empiece a aplicar medidas menos simbólicas y más prácticas, que apunten adonde duele: suspensión de cancha, multas o quita de puntos. Los “severos” llamados de atención que se emiten en los boletines son el equivalente al “quedate quieto” con el que reprendía el personaje de Juan Carlos Calabró las travesuras del incontrolable Borromeo Sampirulo. Con sanciones tan absurdas y anacrónicas, difícilmente se genere un cambio de conciencia.

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