Divorciados que vuelven con sus ex, un fenómeno que crece

Será que el tren pasa una sola vez en la vida? La pregunta le dio vueltas en la cabeza por mucho tiempo a Mariana (contadora, repostera y conductora de TV). Igual, ella y su pareja, César, quisieron arriesgarse. Se casaron. Se separaron. Se volvieron a casar. Y hoy están juntos de nuevo, revalorizando ese amor que los unió hace 24 años.

Un 2 de septiembre él la sorprendió con un beso. Así comenzó la historia de amor. Estuvieron de novios cuatro años. La joven quedó embarazada y decidieron casarse. Solo pasaron por el registro civil, ya que ella era cristiana y él, judío. “Las cosas no fueron como pensamos. Éramos muy inmaduros”, confiesa la profesional. A los cinco años de haber dado el sí, se separaron. “Tuvimos otros noviazgos, pero en el fondo yo siempre estaba pensando en él. Nos reencontramos y me dijo que volviéramos. Acepté sin dudarlo. Me di cuenta que nadie me iba a querer más que él”, detalla.

Hubo condiciones: no podían reprocharse nada sobre el pasado y debían avanzar, superar la inmadurez que antes los había distanciado. Después de que nació su segundo hijo, Mónica se convirtió al judaísmo y así se casaron de nuevo; esta vez por jupá (ritual judío).

“Hicimos terapia de pareja y eso nos ayudó; especialmente porque nos redescubrimos. A veces necesitás que te ubiquen, que te hagan recordar qué te enamoró de la otra persona. Fue bueno darme cuenta de eso y por eso hoy me siento muy feliz y orgullosa de haber apostado de nuevo a esta relación”, reflexiona. ¿Y qué fue lo que la enamoró? “Es todo lo opuesto a mí; es divertido, impulsivo y muy buena persona. Siempre me apoyó incondicionalmente”, describe, mientras llora. Cuenta que el año pasado, cuando ella atravesaba una dura enfermedad por la que perdió todo su pelo, él también se peló para acompañarla. “Es el amor de mi vida”, resume.

Reivindicación

¿Volver a elegirse tiene sentido? Esta es una pregunta que llega cada vez con más frecuencia a los consultorios de los expertos en terapia de pareja. Por un lado, hay más rupturas que antes y, en consecuencia, más reencuentros. Por otro, están las redes sociales. Es una tentación espiar en la vida del otro. Y parece imposible desligarse.

Así las cosas también hubo un cambio en la percepción de estas segundas vueltas. Antes significaban “tropezar otra vez con la misma piedra” y hoy se las reivindica más.

Con más fuerzas

Los expertos señalan que después de una ruptura, puede surgir con fuerza el deseo de volver con aquella persona con la que uno tiene tantas cosas compartidas. Un reciente estudio realizado por la Universidad de Missouri determinó que no siempre es saludable volver con un ex. Los investigadores indagaron a 545 personas en Estados Unidos para estudiar los niveles de ansiedad y depresión que tenían. Un tercio de los encuestados admitieron haber vuelto a este tipo de relaciones ya conocidas, y en coincidencia, eran los que más angustia cargaban.

“Volver con un ex no constituye por sí mismo un acto perjudicial para la salud, puesto que retomar una relación no es por sí mismo una conducta necesariamente tóxica o patológica. De hecho, puede ser más patológico y -por ende más peligroso- continuar una relación que sea crónicamente disfuncional y que ya haya agotado los recursos y las motivaciones de reparación”, señala el psicólogo Arturo Gómez López, experto en terapia de parejas.

Según el especialista, la tecnología genera múltiples posibilidades de accesibilidad a la vida del otro. Y en ese sentido, si estás enganchado en ese juego es más difícil cortar con un ex. “Empezás a sentirte permanentemente ligado por la secuencia ininterrumpida de mensajes (verbales, de texto o imágenes)”, describe.

Gómez López sostiene que cada caso es distinto y eso es lo que se debe evaluar. “Es saludable volver con un ex si partimos del hecho de que el deseo sea recíproco, y que además aún existan ‘restos fieles’, tales como el afecto, la confianza y algunos proyectos comunes. Se supone que volver es visto como una mejor opción de los que creen en la reparación, que no ven en el otro una amenaza sino una oportunidad de sanación. Y que por sobre todo, volver permita un mejor desarrollo de las capacidades, que cada uno sienta que puede ir dándole forma a su mejor versión, y que el otro es un auxilio para eso y no un obstáculo”, remarca.

Para el experto, un vínculo se ha agotado cuando para estar con el otro tengo que pagar el precio de no ser yo. O cuando el desamor se vuelve demasiado evidente y se debilitan o desaparecen las actitudes y conductas empáticas y de solidaridad. Otra variable que siempre juega un papel importante es el dinero, más en épocas como estas en donde las mayorías de las parejas “administran escasez”. “Pero volver sólo porque vivir juntos es más viable o más barato devalúa aspectos esenciales de un vínculo de pareja como son la complementariedad, el respeto, el afecto y la alegría de estar con el otro. Se trata de hacer que la pareja valga la alegría y no la pena”, resume.

> Por el Registro Civil

El amor ¿menos? pensado
En el Registro Civil ya no soprenden los casos de parejas que se casan, se divorcian y después de unos años vuelven a dar el sí. “No son muchísimos casos, pero cada vez hay más”, explica Sandra González, jefa de la sección Matrimonios. De hecho, confiesa que hace unos meses le tocó unir legalmente a una pareja por tercera vez.  La reincidencia matrimonial se incrementó al doble en los últimos años. Hasta el censo 2001, el 7% del total de los casamientos eran reincidentes y ahora son más del 14%. Dentro de ese porcentaje, los que eligen volver con sus ex tienen muchas motivaciones: desde los hijos hasta la valoración, a la distancia, de los aspectos positivos del otro. Recientemente una película argentina abordó la temática. En “El amor menos pensado”, Ana (Mercedes Morán) y Marcos (Ricardo Darín) son una pareja - ambos con  más de 50 años y con hijos ya grandes- que entra en crisis y decide separarse. Después de un tiempo experimentando la vida de solteros, deciden volver a intentarlo.