“Queremos chicos activos, interesados en saber hacer”

“Queremos chicos activos, interesados en saber hacer”

OTROS AIRES. “Sabemos que hay que cambiar las formas de aprender, de enseñar y de estar en la escuela”, afirma la socióloga Cora Steinberg. LA GACETA / FOTO DE DIEGO ARAOZ OTROS AIRES. “Sabemos que hay que cambiar las formas de aprender, de enseñar y de estar en la escuela”, afirma la socióloga Cora Steinberg. LA GACETA / FOTO DE DIEGO ARAOZ

› Cora Steinberg
Especialista en Educación de Unicef Argentina, es socióloga egresada de la Universidad de Buenos Aires (UBA) , profesora adjunta de la Universidad Pedagógica Nacional (Unipe) y Master of Science en Políticas Sociales y Planeamiento en la London School of Economics (Gran Bretaña).

Que tanto los alumnos como los docentes aprendan a trabajar en redes, con espíritu colaborativo; que en el aula se instalen el “saber hacer” y el saber desarrollar proyectos; que los adolescentes aprendan a programar desde el arranque; que sepan cómo es el “corazón” y el funcionamiento de esas nuevas tecnologías a las que a veces parecen sometidos; que se terminen los “profesores taxi”; que la escuela sea un espacio disparador de preguntas para chicos inquietos; y que ellos tengan ganas de estar en la escuela, y no afuera. Esos son algunos de los ejes que, afirma Cora Steinberg, atraviesan los distintos programas que está desarrollando Unicef (Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia) en cinco provincias argentinas, incluida Tucumán. Esta semana, la experta en Educación de Unicef presentó en Tucumán una de esas iniciativas, en las que trabajan codo a codo con el Ministerio de Educación de la Provincia, y con la que apuestan a transformar la vapuleada escuela secundaria argentina.

“Sabemos que es necesario cambiar las formas de enseñar, de aprender y de estar en la escuela, para generar los saberes, conocimientos y habilidades que los chicos y las chicas necesitan hoy”, afirma Steinberg, en referencia a Planea, que es la sigla del Programa Nueva Escuela para Adolescentes, y que en Tucumán alcanza en esta etapa a 16 escuelas, 250 docentes y 1.000 alumnos. Para desarrollar esta iniciativa, que requiere que tanto los docentes como el resto de la comunidad cambien “el chip” de la jerarquía y el verticalismo por el espíritu colaborativo, tanto Unicef como el gobierno tucumano aprovecharon la experiencia piloto previa de las llamadas “Escuelas de Nuevo Formato”, que arrancaron en Tucumán en 2009, y a las que ya las inspira la idea de una educación más laxa que la tradicional, disciplinar y jerárquica.

- ¿Cuántos proyectos impulsa Unicef con el gobierno de Tucumán?

-Tres: salas maternales en escuelas secundarias; Escuelas rurales mediadas por tecnologías, y Planea. La apertura de salas maternales en escuelas secundarias es importante, ya que el embarazo es la cuarta causa de abandono de la escuela. Y ahí se genera lo que llamamos un “win win” (ganar, ganar, en inglés); por un lado, sostener la escolaridad de los adolescentes; por el otro, es garantizar la socialización desde temprana edad. Es una política “antidestino”, porque una mamá y un papá adolescentes que no terminan la secundaria muy probablemente tendrán un hijo que repita sus pasos. En cuanto a las escuelas mediadas por Tecnología, se instalan donde no había escuela secundaria, en los departamentos de Trancas, Tafí Viejo, Alberdi, Burruyacu y Graneros. Hasta ahora hay 174 estudiantes de 1° a 6° año que estudian bajo esa modalidad: una secundaria, una escuela central en la que están los profesores de todas las materias; y en cada paraje hay un profesor tutor, que coordina a chicos de distintas edades que cursan el secundario a través de una plataforma educativa, que no es virtual, porque los chicos van todos los días a clase. El profesor los ve dos o tres veces por año, para conocer a la comunidad. La diferencia con la virtualidad es la presencialidad, que es fundamental para la socialización de los chicos.

- Hace tiempo que venimos escuchando un discurso pedagógico y burocrático que propone cambios. Pero eso no se traduce en los hechos, en la deserción, en los resultados de pruebas como Aprender...

- Los que estamos en Educación sabemos que para un adolescente el modelo educativo de 14 materias no tiene ningún sentido. Y hay un conjunto muy amplio de evidencias, tanto de los indicadores de las pruebas, -Aprender, entre ellas, y otros seguimientos- con chicos que están ya afuera de la escuela. Y vuelven a aparecer los factores sociales tradicionales vinculados a las condiciones de vida; pero tres de cada 10 chicos dicen haber abandonado la escuela porque no le gustó, porque no les parece relevante. Es ahí cuando vemos que los cambios deben ocurrir en la Escuela, que es la propia escuela la que debe cambiar. En una investigación que hemos hecho con Flacso, vimos que hubieron iniciativas bien pensadas, bien estructuradas, pero no tan bien acompañadas. Lo que sí es nuevo en Planea es esto del trabajo en red, del acompañamiento para que el docente cambie su práctica en el aula. Es un cambio cultural, y no todos están dispuestos a hacerlo, pero sabemos que si se encara en conjunto es más fácil asumir ese riesgo.

-¿ Qué es lo más novedoso de Planea?

- Entre lo más novedoso están el trabajo en red, que en los directivos es fundamental, porque ellos saben mucho del sistema, y ahora se trata de intercambiar esos saberes; también están la capacitación para trabajar por proyecto, la inserción de la programación como contenido curricular. Está la cobertura de cargos docentes por escuela, y ya no por hora. Hay todo un camino que hacer, y el ministerio de Educación de Tucumán se comprometió a trabajar con las distintas áreas que van a procurar avalar esos procesos. Y ahora hay seis materias: lengua, matemática, ciencias sociales, historia y geografía (articuladas); y trabajan juntas ciencias naturales, química , física y biología. Y el taller de aprendizaje, un espacio para pensar qué aprendimos y qué no, y cuáles fueron los obstáculos que encontraron en el camino.

- ¿ Cómo se imagina una jornada en una escuela con el programa Planea ?

- Yo me imagino a un chico y una chica que van a entrar al aula, en primer año, llegan y van a trabajar en distintos proyectos con sus compañeros y docentes, para responder a las preguntas que esos proyectos les están generando. Son chicos interesados, que van a generar un producto que compartirán con chicos de otros años, que van a poder dominar la capacidad de expresión, de comprensión escrita; que tienen la hora de tecnología y alfabetización digital y programación desde primer año hasta el final, con apoyo de la Fundación Sadosky.

- ¿Por qué tanto énfasis en la programación?

- No solo porque es interesante, sino que la programación integra un conjunto de otros saberes, como el pensamiento lógico, el razonamiento matemático, razonamientos que son transferibles a las otras materias y habilidades. Además, los introduce en un camino fundamental, que es el no ser meros consumidores de tecnología, sino que los ayuda a entender cómo se producen estos nuevos canales y lenguajes. Los chicos, en las aulas, están empezando a ser reflexivos sobre los procesos en los que están involucrados. Muestran que empiezan a saber hacer. Nosotros queremos que los chicos “hagan” matemática, que “hagan” lengua; que sean parte activa de esos procesos.

-¿ Es posible pensar en una buena educación en clima de pobreza? En Tucumán hay escuelas sin conectividad...

- Sin duda, faltan recursos e inversiones. Sabemos que las provincias en muchos casos invierten más del 90 % del presupuesto en salarios. De todos modos, creo que la conectividad no es la bala de oro; que la tecnología se puede usar de modo muy potente pedagógicamente sin necesitar de la conectividad.

- Ustedes insisten en esto del “saber hacer” ¿ Qué tipo de proyectos les proponen a los alumnos?

- Por ejemplo, cómo diseñar un juego que jueguen cientos de personas; o cómo detectar mentiras...Un proyecto de matemática es cómo ser un buen mago. Otro es si existe la mejor computadora; para ello, deberán recorrer desde la historia de la primera computadora hasta el origen de los insumos de ese aparato que ellos usan todo el tiempo. Se trata de dejarles planteado un problema, que ellos deberán ir resolviendo.

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