Macri, jaqueado, jaquea al peronismo

Macri acorraló al peronismo, al recuperable y al cristinista, y el justicialismo reaccionó presintiendo la asfixia, la electoral y la judicial. Batalla política en las alturas; la del Presidente por dividir a la principal oposición y la del peronismo por dibujarse como alternativa. Entre reyes, damas y peones, el país se convirtió en un tablero de ajedrez político. Vayan doce conceptos de maestros del juego ciencia para interpretar y describir esta realidad. Macri sacudió a los peronistas con influencia territorial -gobernadores e intendentes- al eliminar el fondo sojero. Fue un jaque con ajuste. En medio de una crisis y respondiendo a las presiones del FMI, el cimbronazo de la medida económica fue político. A esa movida desesperada de las blancas para contar con más recursos, la respuestas de las negras fue institucional; cuerpos ejecutivos y legislativos repudiando la decisión del Presidente. Wilhelm Steinitz, campeón mundial de ajedrez en el siglo XIX, decía que el jugador que lleva ventaja debe atacar porque si no perderá esa ventaja. El Gobierno nacional muestra iniciativa y se solaza con las acciones de una Justicia que está desenmascarando a los kirchneristas corruptos y que desacomoda al peronismo no “K”. Cambiemos alienta y disfruta esa ventaja.

Sin embargo, el Gobierno nacional también está cercado, jaqueado, ahogado por la inflación que crece y por el pesimismo de los analistas económicos. En el medio el consumo cae y las tarifas suben; empresarios quedan libres porque se arrepienten de sus pecados y hay nuevos delatores que hacen temblar a ex gobernadores. Capaz que en los bolsos de José López haya dinero y huellas tucumanas. “Hay que eliminar la hojarasca del tablero”, recomendaba otro campeón del ajedrez, el cubano José Raúl Capablanca. Detrás de los diseños tácticos de los adversarios se verá que la pobreza crece tanto como la angustia de los trabajadores que ven perder el poder adquisitivo de sus ingresos; la hojarasca está, y tapa una realidad social complicada con la corrupción y con el ajedrez político.

Territorialidad afectada

Un sector del peronismo leyó como un ataque a su poder territorial la eliminación del Fondo Federal Solidario, o sojero, más que como un ajuste ordenado por el FMI. Entiende que más que un intento por socializar políticamente la crisis lo que hizo Macri fue restarles recursos, que es lo mismo que disminuir la capacidad de gestión al justicialismo cuando está en el poder, o por lo menos afectarlo en la forma en que hace política con fondos públicos. Un golpe directo al corazón, a la influencia territorial del PJ a partir de pequeñas obras que siempre generan adhesiones de pequeños caudillos comunales -léase clientelismo institucionalizado-; y que dolió más porque el dinero que dejará de llegar no desaparecerá; esos recursos quedarán en manos del contrincante de 2019: Cambiemos. Visión pragmática del oficialismo tucumano: la que perdemos nosotros, la ganan ellos. Hubo también otra, colateral e ideológica, la que compara los decretos presidenciales de creación (2009) y de eliminación del Fondo y diferencia que el primero sostenía a las economías regionales y que el segundo las afecta y con las mismas excusas: la situación internacional. En el firmado por Cristina Fernández se hablaba del desplome de los mercados internacionales y de una crisis irradiada desde los centros mundiales desarrollados. En la que suscribió su sucesor se menciona la necesidad de evitar mayores desbalances por las circunstancias que presenta el contexto internacional. Lecturas de un peronismo al que el Presidente le sacudió el piso, desde la insensibilidad social o desde la perversidad política; como se sugiere desde distintas usinas peronistas.

En ese marco, si “la táctica fluye a partir de una posición superior”, como decía el estadounidense Robert “Bobby” Fischer -el campeón, aquel del match del siglo con Boris Spassky-, se entiende que Cambiemos haya sorprendido a los gobernadores e intendentes, propios y extraños, con la eliminación del Fondo Soja. Los mandatarios peronistas no vieron venir la movida. Les habían dicho que tal vez para 2019, pero el Gobierno no esperó, lo volteó. Sorpresa desagradable. ¿Podía hacerlo? Cambiemos entiende que sí y lo dejó en claro al aludir que cuando los gobiernos provinciales suscribieron el Consenso Fiscal el 16 de noviembre debieron advertir que en el inciso “h” del anexo, y entre paréntesis, se hablaba de distribuir el FFS “en la medida en que exista”. Ya no existe más. Tucumán dejará de percibir entre lo que resta del año y el electoral año 2019 más de $ 1.800 millones. Era un dinero que bajaba en forma automática y diaria. Sucederá justo en un tiempo donde las obras -que no se harán- valen su peso en votos para el PJ. El peronismo interpretó que le dijeron “con la nuestra no”. El Ejecutivo ensayará una medida judicial entendiendo que la Nación violó el principio de buena fe que sobreviene a un pacto. “Cuando veas una buena jugada, trata de encontrar otra mejor”, sugiere Emanuel Lasker, campeón mundial en el siglo XX. Todos están en la misma sintonía.

En el medio hubo defensas y ataques menores que pueden observarse bajo una postura de Fischer: “no creo en la psicología, creo en las buenas jugadas”. En Cambiemos se sostuvo que la Provincia puede suplir los dineros perdidos con los $ 4.200 millones que recibió de más este año, por encima de lo presupuestado. En el mismo tono se movieron las piezas del oficialismo, que reconoce ese ingreso de más, pero que advierte que el macrismo no tuvo en cuenta la inflación a la hora de la afirmación. “La inflación se está comiendo la diferencia”; aseguraron. Movidas de alfiles.

¡Cómo no iban a reaccionar desde el PJ! Anatoli Kárpov, el campeón ruso, decía que “la amenaza de la derrota es más terrible que la derrota misma”. El temor movilizó al peronismo, se movió en bloque y ensayó una respuesta institucional desde el gobernador para abajo, hasta los comisionados rurales -los del palo, claro-, y salió a decir que era un atentado contra los tucumanos porque no habría más obras, por lo menos en el interior. Infieren que les reducen la capacidad de maniobra política y electoral. Se sienten amenazados. Piensan en 2019. Al justicialismo le queda el debate en el Congreso para rechazar el decreto de Macri; una jugada desesperada, tanto como la de Cambiemos al eliminar el Fondo. Los contrincantes sufren la necesidad de recursos. Tendrán que sentarse a negociar, desde la debilidad o desde la fortaleza que pretendan mostrar. El teórico del ajedrez Siegbert Tarrasch sostenía que “uno no tiene que jugar muy bien; es suficiente jugar mejor que el oponente”. Ambos tratarán de hacerlo con las armas a su alcance. O bien deberán esperar que al final se cumpla una afirmación de Capablanca: “el buen jugador siempre tiene suerte”.

Disgusto sorpresivo

De todas formas, no fueron sólo oficialistas los que se molestaron; por lo menos hubo una voz preocupada desde Cambiemos. Alfaro, el que llegó a intendente esperando -como si respondiese a la idea de Richard Teichmann: “la genialidad consiste en saber transgredir las reglas en el momento adecuado”-, se animó a cuestionar otra vez al Presidente en este conflicto entre Nación y Provincias, o de Cambiemos versus gobernadores peronistas. “No me gustan algunas medidas que están tomando”, apuntó. Es que también le tocan el bolsillo, la gestión, aunque luego pueda recibir algún ATN salvador desde la Nación, más ahora que el poder central cuenta para sí con el fondo sojero que no distribuirá entre los peronistas. No hubo reprimendas para su osadía; por el contrario, al día siguiente de esos dichos en el programa Panorama Tucumano, Alfaro fue acompañado por el subsecretario de Relaciones Municipales del Ministerio del Interior, Lucas Delfino, quien elogió la tarea del jefe municipal durante la habilitación de la peatonal Muñecas. Al fin y al cabo, el intendente también es un peronista que sabe del valor del trabajo territorial asentado en las pequeñas obras públicas. Le duele por ese lado.

Al margen, y como breve paréntesis, también reapareció sorpresivamente en ese acto del jueves Alfonso Prat-Gay, quien -según confió la concejala Sandra Manzone- viene tres veces por mes a la provincia. Cauteloso, hace sus movidas pensando en su candidatura -¿gobernador o diputado?-, pero reservándose una proclamación a los cuatro vientos. Precaución o especulación, cual si respondiera a la idea de Tarrasch de que “no es suficiente ser un buen jugador, se debe también jugar muy bien”. Después de Alfaro y de la diputada nacional Beatriz Ávila, el ex ministro de Hacienda fue el más requerido para las selfies en la peatonal. Fueron llamativas las ausencias del diputado nacional José Cano y la de Domingo Amaya.

No es la primera vez que Alfaro se muestra crítico con Macri; ya el 9 de julio cuestionó su ausencia en el Tedéum: “lo que más me duele es que se está haciendo lo que se criticaba”. Cuestionamientos que puede hacer desde la fortaleza política que le da su posición institucional y porque desde el poder central no le dan ni un tirón de orejas, hasta le reconocen que tiene una deuda con el municipio, aunque la crisis le impide saldarla para el disgusto contenido del jefe municipal. Ahora podrían.

En fin, si de mirar la realidad y de encontrar frases del juego ciencia que la interpreten e interpelan, nada mejor que recordar que “el peón es la causa más frecuente de la derrota”, según Steinitz, cita aplicable a los que escriben cuadernos y los que ocuparon puestos de segunda y tercera línea en la gestión kirchnerista y que han entrado al confesionario judicial. O bien una que algunos consideran como la posible gran movida del peronismo a nivel nacional para aspirar a una victoria en 2019: “el sacrificio de la dama para dar jaque mate es el gol del ajedrez”. La frase corresponde al maestro cubano Nelson Pinal; y no hace falta señalar quién puede ser la dama.

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