Villa Luján: el templo que añora sus años de oro

Villa Luján: el templo que añora sus años de oro

Durante muchos años, el club fue una de las plazas boxísticas más importantes del país; hoy, en cambio, envejece entre la desidia y la nostalgia.

CONVOCANTE. Cada vez que Horacio Saldaño peleaba, Villa Luján explotaba de gente. “La Pantera” era también capaz de llenar las tribunas del Luna Park. la gaceta / archivo CONVOCANTE. Cada vez que Horacio Saldaño peleaba, Villa Luján explotaba de gente. “La Pantera” era también capaz de llenar las tribunas del Luna Park. la gaceta / archivo
29 Julio 2018

La historia grande del boxeo en Argentina reconoce dos templos sagrados: el Luna Park, en Buenos Aires, y el Estadio Defensores de Villa Luján, en Tucumán. En la época dorada del pugilismo nacional las grandes figuras y campeones subieron al ring de ambas sedes para pelear por un título o para defenderlo.

Era fácil darse cuenta cuando había una cita pugilística en Villa Luján: a medida que se avanzaba por Avenida Ejército del Norte o por calle Don Bosco, comenzaba a percibir humaredas características y cada vez más intensas, emanadas de los puestos de comida que se apostaban en las inmediaciones del estadio.

No es disparatado afirmar que Villa Luján es para los tucumanos lo que el Coliseo para los italianos. Combates históricos han hecho rugir al estadio de calle Don Bosco 2257. Carlos Monzón, el boxeador más grande de la historia argentina, peleó en dos ocasiones contra el tucumano Emilio Ale Alí. El campeón logró rescatar un empate en la primera cita. Necesitó un segundo intento para doblegar al “Turco”.

El inolvidable Horacio Saldaño, “La Pantera”, también ha sido protagonista de muchas peleas épicas. En sus años de mayor protagonismo a nivel nacional, dividía sus compromisos en el ring entre Villa Luján y Luna Park, donde también se congregaban multitudes para verlo.

Testigos de un escándalo

BOCHORNO. La escandalosa pelea entre “Látigo” Coggi y Eder González. la gaceta / fotos de archivo BOCHORNO. La escandalosa pelea entre “Látigo” Coggi y Eder González. la gaceta / fotos de archivo

La casa madre del boxeo tucumano y la segunda plaza más importante a nivel nacional fue también escenario de una de las peleas más bochornosas de la historia. El 17 de diciembre de 1993 Juan “Látigo” Coggi realizaría su sexta defensa del título welter junior de la AMB enfrentando al colombiano Eder González. En el inicio del segundo round, la zurda de “Látigo” mandó a la lona al colombiano, lo que hacía presagiar una resolución rápida, Sin embargo, el retador pudo levantarse y, cuando Coggi salió a buscar el remate de nocaut, logró asestar un derechazo en el rostro del argentino, que se quedó congelado durante un instante antes de caer desplomado a la lona.

El público quedó atónito, al igual que Ramón “Palito” Ortega, en aquel momento gobernador de la provincia, quien era testigo privilegiado de la paliza que empezaba a recibir “Látigo”. El que parecía no querer entender lo que pasaba era el referí, quien realizó un lento conteo y luego detuvo la pelea para que el campeón se recuperase. En su desesperación, lo primero que atinó a hacer el entrenador Osvaldo Rivero fue pedir la descalificación de González. Al no tener una respuesta positiva, hizo todo lo posible para evitar la derrota. El entrenador de Coggi llegó a sostenerlo para que no se cayera y a utilizar sus manos para bloquear golpes del colombiano.

Ese polémico asalto finalizó 30 segundos antes. La pelea continuó y fue cada vez más bochornosa. Los descansos se hicieron más largos que los propios rounds para permitió la recuperación del campeón. Todo eso, sumado a su espíritu de campeón, le permitió a “Látigo” llegar al séptimo asalto, donde ya más recuperado, logró derribar al retador. González quiso seguir, pero al ver el estado en el que se encontraba, desde su esquina decidieron parar el combate. Así terminó la que con toda probabilidad sea la noche más oprobiosa en la historia de Villa Luján y del boxeo argentino.

Tiempos modernos

Si nos acercamos más a la actualidad tuvimos otros campeones que supieron colmar el estadio techado más grande la Tucumán. Entre ellos el último que agotó todas las entradas fue Manuel Pucheta’. “Es un emblema para el boxeo nacional y representativo para los tucumanos. Es significativo para mí haber podido llenarlo algunas veces” recordó el “Bombardero del Mercofrut”.

Antes de dedicarse al baile y a la televisión, Fabio “La Mole” Moli, se dio el gusto de lucir su potencia boxística en Villa Luján, precisamente ante Pucheta.

También hubo espacios para las mujeres. La “Tigresa” Marcela Acuña y su eterna rival, Alejandra “Locomotora” Oliveras, exhibieron sus virtudes en el templo tucumano. Tratándose de créditos locales, la principal figura de los últimos tiempos es Cecilia Mena, “La Pantera” tuvo oportunidad de pelear por el cinturón mundial ligero de la AMB, combate en el que perdió ante la bonaerense Anahí Sánchez.

La casa madre del boxeo tucumano también le abrió sus puertas a pugilistas del resto del país. Entre ellos, el cordobés Cirilo Pausa, quien encontró en Villa Luján su ring favorito, en el que desarrolló la mayoría de sus peleas.

Un caso opuesto es el de Pedro Décima, boxeador tucumano que en 1990 se consagró campeón del mundo derrotando al estadounidense Paul Banke en California. Su carrera nunca se desarrolló aquí. Apenas disputó una pelea en Villa Luján, y tras perder la defensa de su cinturón de la CMB, se fue de la provincia.

Lamentablemente, las épocas doradas se terminan, y la del boxeo tucumano no pudo sostener a través de los años los altos estándares de competitividad que instalaron al Club Villa Luján como una de las mecas pugilísticas del país.

La realidad actual es muy distinta, difícil de comprender con procesos lógicos de razonamiento. El Luna Park ya no organiza festivales de boxeo -sus intalaciones se usan para otro tipo de espectáculos-, mientras que el Club Defensores de Villa Luján sigue vigente. Sin embargo, al contrario de lo que la lógica indicaría, no ocupa el lugar que dejó vacante el estadio de avenida Eduardo Madero 470.

Problemas económicos, malas gestiones dirigenciales, un notable alejamiento de la familia del deporte y, sobre todo, una depreciación deportiva han llevado al club a perder toda la jerarquía que había construido a lo largo de la historia.

Reconstrucción

TITANES EN EL RING. Emilio Ale Alí y Carlos Monzón se enfrentaron dos veces en Villa Luján. “El Turco” empató el primero y perdió la revancha. TITANES EN EL RING. Emilio Ale Alí y Carlos Monzón se enfrentaron dos veces en Villa Luján. “El Turco” empató el primero y perdió la revancha.

Pablo Garmandéz, actual presidente del club, conoce la historia de la que es testigo cada centímetro de concreto del mítico estadio. Afirma que Defensores de Villa Luján está en una etapa de reconstrucción. El abandono en el que encontró el club al asumir era tal que en la entrada ni siquiera había un cartel con el nombre.

“Una vez tomé un taxi y le pedí que me llevara al club. El chofer no sabía dónde quedaba. Cuando le di la dirección, me respondió: ah, el que queda al lado del videopóker”, ilustra su punto con una curiosa anécdota.

Entre sus objetivos más inmediatos está en cambiar el techo en su totalidad, las luces se renovaron por luces led, algo que alivió un poco los golpes que producen las tarifas energéticas en muchos clubes sociales.

Garmandéz recuerda a Ramón Rotella como el gran impulsor de la historia grande del club y del boxeo en Tucumán. “Fue un pionero en la promoción boxística provincial. Para Villa Luján ha sido un gran dirigente, es él quien impulsó el crecimiento del club” afirma.

El declive

El fallecimiento de Rotella es, en opinión de muchos, el inicio del declive del club y de la edad de oro del boxeo local. Sea o no este el principal motivo de la decadencia, la historia grande parece haberse esfumado lentamente en el tiempo. Sólo quedan algunos recuerdos, que van perdiendo peso con el tiempo y resultan insuficientes para inspirar a las nuevas promesas. Los talentos actuales no cobijan el deseo enfermizo que existía antes por subirse al ring en Villa Luján, donde sólo los guerreros con corazón de campeones podían prevalecer.

El último intento por devolver al templo tucumano a la plana grande de los diarios fue cuando Garmandez se contactó con Omar Narváez para que éste defendiera uno de sus cinturones en la provincia; sin embargo, por cuestiones contractuales, los tucumanos se quedaron sin poder ver en acción al “Huracán”.

Por estos tiempos, el boxeo local se reparte en pequeños festivales que parecen cumplir una función de esparcimiento -o en el peor de los casos, de proselitismo-, reduciendo al deporte y a sus protagonistas a un rol secundario. Una práctica lamentablemente común en varias disciplinas. ¿Podrá algún día recuperar Villa Luján su esplendor?

Tamaño texto
Comentarios
Comentarios