Una mentira nacida en la ignorancia

De acuerdo con un informe del Boletín Integrado de Vigilancia Epidemiológica, publicado por el Ministerio de Salud de la Nación, en la Argentina el 94% de los contagios de VIH se producen a causa de las relaciones sexuales sin preservativo. Cerca de 120.000 personas viven con VIH en el país y cada año se suman alrededor de 6.500 infectados. Los datos son necesarios para contextualizar las declaraciones efectuadas el miércoles en el Congreso por el doctor Abel Albino. Las ponencias giraban en torno a la interrupción voluntaria del embarazo y Albino introdujo en la discusión un tema que nada tiene que ver con la despenalización del aborto. Conclusión: se terminó hablando más de él y de sus afirmaciones que de lo central del debate.

Lo llamativo en todo esto, lo peligroso, es que medios y redes sociales coincidieron en rotular las apreciaciones de Albino bajo el paraguas de la “polémica”. Y no, no hubo nada de polémico en lo que dijo Albino durante esa ponencia, nada que dejara margen para el contraste, ningún resquicio para el análisis. La comunidad científica internacional, de todos los pelajes y colores, coincide en la certeza de que el uso del preservativo es el más eficaz de los métodos para prevenir el contagio del VIH. Y aquí vale una breve explicación. Los preservativos están fabricados con látex, material que conforma una membrana lo suficientemente compacta como para impedir el paso de una célula. Pues bien, el VIH es un virus intracelular, lo que significa que sólo vive y se reproduce en el interior de una célula, no fluye libremente por el torrente sanguíneo. En síntesis: lo que dijo Albino no es polémico, sino una mentira nacida en su ignorancia sobre la cuestión. La materia de trabajo de Albino es la pediatría, no la epidemiología.

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Cualquier momento en el que se lance semejante dislate es inoportuno, pero la coyuntura no pudo ser más compleja. Esta semana se divulgó un preocupante informe de Unicef, que indica que 130.000 menores de 19 años murieron de sida el año pasado, mientras que 430.000 -casi 50 por hora- fueron infectados. “Mientras las muertes vinculadas al sida entre todos los otros grupos etarios han estado cayendo desde 2010, no han registrado una merma en los adolescentes de entre 15 y 19 años”, informó el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia.

“El VIH se propaga entre los más vulnerables y marginados, lo que deja a las adolescentes en el centro de la crisis”, subrayó Henrietta Fore, directora ejecutiva de Unicef. El acceso a información de calidad es uno de los pilares de la estrategia mundial para frenar el avance del VIH, y esa información se refiere -básicamente- a que los jóvenes sepan cómo se transmite el VIH y cómo deben protegerse. De allí el peligro de lo expresado por Albino frente a cámaras y micrófonos.

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Como para que no queden dudas, en 2015 la Organización Mundial de la Salud, Onusida y el Fondo de las Naciones Unidas para la Población emitieron esta declaración: “los preservativos son un elemento crucial para un enfoque integral y sostenible de la prevención del VIH y otras infecciones de transmisión sexual, y son eficaces para evitar embarazos no deseados”. En materia de salud pública no hay demasiadas vueltas que dar cuando esta clase de fundamentos está sobre la mesa.

La de Albino es una figura en extremo controvertida. Sus iniciativas en beneficio de la nutrición infantil conviven con un discurso homofóbico, machista y represivo. Albino llegará a Tucumán para brindar una charla organizada por el colegio Santa María. Originalmente estaba programada en el auditorio de la Facultad de Derecho, pero las autoridades de la unidad académica decidieron no ceder el espacio, por lo que la actividad pasó al salón de un hotel. No fue la única reacción derivada de su exposición en el Congreso; sólo Mauricio Macri y Cecilia Pando salieron a respaldarlo ayer. El resto del arco social, con la comunidad científica al frente -incluida la Fundación Conin, del propio Albino- expresaron su repudio. Más allá de las diferencias personales, hay un elemento con el que no se juega: la salud de la población; la vida, en definitiva. Informar mal en estos temas es un acto de extrema negligencia.

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