"Un poco de amor francés": así festejaron los franceses en Tucumán

"Un poco de amor francés": así festejaron los franceses en Tucumán

La pasión se mantuvo a la distancia: la comunidad francesa en Tucumán también celebró el nuevo título de "Les Bleus".

16 Julio 2018

“Ya empieza, vengan. Están cantando La Marsellesa, que es hermosísima.” La frase se escuchó en la Sociedad Francesa e invitó a sumarse a la vigilia del último partido de Rusia 2018.

La previa del partido entre Francia y Croacia se vivió en la entrada de la sede mundialista que reunió a la comunidad francesa en Tucumán. Una gran bandera cubría la puerta principal y ocultaba lo que había dentro: pantalla gigante, sillas, mesas, comida y bebidas para adornar la final del Mundial.

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“Nos reunimos con los socios y parte de la alianza francesa para planificar este festejo, porque iba a ser una gran final. Era una buena oportunidad para reunir amigos, socios, inmigrantes y descendientes”, explicó Gerardo Isas, presidente de la Sociedad Francesa en Tucumán. También participaron los vendedores que, con banderas, pósters y calcomanías, intentaron llevarle color al festejo.

El cotejo que enfrentó a Francia y Argentina por los octavos de final, también había reunido a los europeos en el salón de San Juan 751. “Yo soy francés pero mi esposa es argentina. Nuestros tres hijos tienen ambas nacionalidades. El partido contra Argentina dividió nuestros corazones”, reconoció Olivier.

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Daniel Lagarde también decidió seguir su corazón. El francés de 78 años vive en nuestra provincia hace 25 años y está casado con Laura Del Longo, una tucumana que conoció en un congreso internacional de cerámica. “Vivimos en Francia y en España. Hace 25 años regresamos al país. Empezamos a venir todos los años para las Fiestas y Daniel empezó a enamorarse de nuestro país”, dijo Laura. La pareja llevó a su nieto, que comparte nombre con su abuelo. El niño fue el encargado de hacer flamear la bandera durante todo el partido.

Los jóvenes no quisieron faltar al encuentro. Alejo Gómez Gautier, descendiente de franceses, llegó atraído por la comida. Su amigo Raúl Morales lo acompañó, incluso sin tener relación con Francia.

No hubo camisetas; sí banderas, bufandas y mucho entusiasmo. La tensión del partido se transformó en silencio sólo interrumpido por los gritos de gol: la falta de sincronización entre el audio y la imagen de la transmisión, hizo que cada gol se festejara dos veces.

Cuando Nestor Pitana dio por terminado el partido, la tensión se transformó en euforia. Los hinchas se levantaron de sus asientos y se abrazaron con quienes tenían al lado. Algunos revivían la final de 1998 contra Brasil; otros, experimentaban esa alegría por primera vez. “Ya ganamos” fue el canto que cerró la jornada para los flamantes campeones en Tucumán.

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