Vacaciones de invierno: tres paseos al aire libre para disfrutar con los chicos

Vacaciones de invierno: tres paseos al aire libre para disfrutar con los chicos

Los parques y jardines botánicos son buenas opciones para conocer la naturaleza.

Vacaciones de invierno: tres paseos al aire libre para disfrutar con los chicos
16 Julio 2018

Es una invitación a dar un paseo por los senderos naturales, rodeados de árboles y perfumados con aromas de las plantas. Se puede contemplar la naturaleza en su estado puro. También es posible descubrir la variedad de plantas y aves. Todo eso y mucho más -como llevar un libro para sentarse a leer mientras se oye el canto de los pájaro, tomar fotografías o simplemente descansar- es lo que se puede hacer en cualquiera de los tres parques y jardines botánicos que están abiertos en Tucumán.Son una buena opción para disfrutar en familia en tiempos de vacaciones.

El parque Percy Hill, en Yerba Buena; el jardín Botánico, de Horco Molle, y el jardín botánico del Instituto Miguel Lillo abren sus puertas para chicos y grandes durante las vacaciones de invierno. ¿Qué es un jardín botánico?, suelen preguntar los chicos. La respuesta que se les puede dar es que son lugares donde se coleccionan plantas vivas y que, por ese motivo, son ideales para aprender y disfrutar con los cinco sentidos. Los parques y jardines botánicos son buenas opciones para conocer la naturaleza.

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Cerca del centro: un oasis en la jungla de cemento

Jardín Botánico del Instituto Miguel Lillo.

Dirección: Miguel Lillo 251

Horario de visitas: Lunes a viernes de 10 a 18.

Expertos de todo el mundo llegan al Instituto Miguel Lillo para indagar sobre las características de cada especie. En estas vacaciones, chicos y grandes pueden participar de los avistajes de aves para conocer las formas y colores de la naturaleza tucumana. Los jueves se realiza un taller de avistajes de aves, a partir de las 15.30 y tienen una duración de casi dos horas.

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Es la manera más fácil y económica de escapar de “la jungla de cemento”. A tan solo 25 cuadras de la Plaza Independencia existe este lugar para olvidarse del ruido de los autos y disfrutar de un entorno natural. La Fundación Miguel Lillo administra el Jardín Botánico, el Museo Histórico sobre Miguel Lillo y el Museo de Ciencias Naturales. Ana Levy, directora del Jardín Botánico, explica que el predio es parte de la quinta de la familia Lillo que heredó su legado. “Antes de existir esto había un bosque natural, y cuando Lillo se empieza a dedicar a la investigación se va enriqueciendo con los cultivos de este jardín; es una selva que ha renacido de la mano de Lillo”, detalla.

Hay 68 especies y es posible dimensionar el potencial que tiene el suelo tucumano el clima. El predio ocupa media manzana, pero es tan exuberante la vegetación, que desde el interior es casi imposible ver los edificios vecinos.

Al pie del cerro: educación ambiental al aire libre

Jardín Botánico de Horco Molle

Dirección: al pie del cerro San Javier.

Horario de visitas: 9 a 18.

Ingreso gratuito.

Con guía: $ 60

Mientras uno camina por sus senderos crujen las hojas secas debajo la suela de las zapatillas. El canto de los pájaros acompaña el paseo por el jardín botánico de la Reserva Experimental Horco Molle es una experiencia que ayuda a concientizar sobre el respeto a la naturaleza mediante la educación ambiental.

Los senderos llevan a los miradores que existe dentro del parque, que consta de un área de visitas, una zona de recreación y una caminería interna señalizada. La reserva es un área protegida de 200 hectáreas que pertenece a la Universidad Nacional de Tucumán (UNT). Fue creada a fines de 1896. Luego, sus instalaciones le fueron cedidas a la Facultad de Ciencias Naturales y al Instituto Miguel Lillo. Se encuentran ubicadas dentro del Parque Sierra San Javier, también propiedad de la UNT.

El predio es supervisado por los expertos de la facultad de Ciencias Naturales y el Instituto Miguel Lillo de la Universidad Nacional de Tucumán. Hay tanto verde alrededor que, inclusive, en los troncos caídos crece el musgo. “Este jardín botánico se proyectó para que esté abierto al público y que puedan recorrerlo, descubrirlo de manera individual o con guías expertos para visitas de grupos y de contingentes estudiantiles”, afirmó Juan Pablo Juliá, el director de la Reserva de Horco Molle.

En Yerba Buena: pedacito de edén cerca de la avenida aconquija

Parque Percy Hill

Dirección: Perú esquina Lola Mora.

Horarios de visitas: 9 a 18.

Ingreso gratuito.

En medio de la ciudad de Yerba Buena existe un pedacito de edén, que esconde misterios que pueden transformar una simple caminata en una experiencia sensorial inolvidable. Se trata del parque Percy Hill en el que conviven 21 especies forestales, como el cedro, laurel, cebil, naranjillo, entre otros.

En un predio que comprende una manzana completa se percibe una atmósfera especial que mezcla los aromas de las plantas. La Municipalidad de Yerba Buena es la que se ocupa del cuidado y mantenimiento del parque. Hay un aljibe, llamado el “Monte de las cocinas” bajo las sombras de los laureles. “La historia natural de Tucumán se refugió en plena ciudad en este rincón de Yerba Buena”, dice un cartel que da la bienvenida a los visitantes. Desde su creación, el parque experimentó largos períodos de abandono. Pero ahora está reluciente, tiene y posee una caminería adecuada para todas las edades. Un paseo dentro del parque es un regalo de la naturaleza. En horario matutino hay personal semi-permanente para atención al visitante.

Percival Hill (1879-1960) fue un hombre de acción que, al frente de la Comisión de Higiene y Fomento de Yerba Buena, planificó el trazado urbanístico de Marcos Paz, las plazas, el cementerio, las calles y avenidas. Dispuso también el arbolado de la zona y a lo largo de la avenida Aconquija. Antes de ser donado al municipio para la creación del parque, los antiguos pobladores de la zona conocían al Percy Hill como “El monte de las cocinas”.

Ese bautismo se debe a que hacia el año 1900, los obreros del ingenio El Manantial llegaban a ese lugar cargando cocinas de hierro a leña -recuerda Rodrigo Ordóñez, de la Fundación Pro Yungas- y armaban sus campamentos para comer, bajo la copa amable de los laureles. En estas vacaciones es ideal para adentrarse en su follaje, recorrer sus senderos una mañana soleada, y dejarse invadir por esa paz que huele a savia fresca.

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