Dentro de las cuatro avenidas hay 9.500 metros cuadrados de veredas rotas

El problema está en el centro y en los barrios. La Municipalidad anunció que se hará cargo de los arreglos. Las quejas se multiplican.

Por Matías Auad y Francisco Chico 12 Julio 2018

FRANCISCO CHICO | MATÍAS AUAD

REDACCIÓN LA GACETA

Despacio, apoyada en su bastón, abrigada para combatir el frío, Gladys Rosa Carondo caminaba por una calle de Villa Alem. En Las Heras al 1.000, al igual que en otras cuadras de la zona, Gladys no se sentía segura transitando por la vereda. “Tengo que caminar por la calle, por la orillita. Y afrontar los autos. Me tengo que parar para que no me pasen por encima”, lamentó.

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En distintos barrios de San Miguel de Tucumán, los vecinos manifestaron inquietudes similares. “Son un desastre”, “es lamentable”, “están en pésimo estado”, fueron algunas de las frases que se replicaron en boca de quienes dialogaron con “Panorama Tucumano”, el ciclo televisivo de LA GACETA, acerca del estado de las veredas en la capital.

En El Bajo hay comerciantes que están habituados a ver los problemas que enfrentan los transeúntes por veredas en malas condiciones. Raimundo Lobo, que atiende un local en la calle Francia al 100, fue contundente. “Están reventadas. Las baldosas ya no están. Acá mucha gente se ha caído por esa razón y cuando llueve, es peor todavía”, detalló. De esa forma hizo referencia a uno de los principales inconvenientes: las baldosas flojas o inexistentes.

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“Cuando llueve, por las pocas baldosas flojas que quedan, la gente se tropieza y se ensucia entera, sobre todo los mayores y los chicos”, comentó Juan Namen, de un negocio ubicado en la misma cuadra que el de Raimundo.


Le pasó a Faride Chair (20). “Iba caminando sobre baldosas sueltas, que se llenan de agua los días que llueve. Pisé y me salpicó agua sucia; tuve que volver a mi casa corriendo a cambiarme. Llegaba tarde a la facultad y justo tenía que rendir ese día”, recordó.

Las caídas son un riesgo que preocupa a los transeúntes. “Me caí porque me tropecé y me golpeé fuerte la rodilla. Fue hace como cinco meses y todavía me duele. Hasta fui al traumatólogo. Desde esa vez ya tengo más cuidado, porque no se puede caminar por estas veredas”, se quejó Dora del Carmen Gómez (71).

Este problema no es ajeno a los turistas que visitan nuestra provincia.

“Me gustó Tucumán, no lo conocía. Pero de las veredas nos llamó mucho la atención lo angostas que son, y también la basura y el mal estado”, fue el comentario que hizo Sonia, de La Pampa, mientras recorría el centro capitalino.

“Creo que hay una normativa por la que el vecino es responsable de la vereda. ¿Quién la hace cumplir? Nadie, como todas las cosas”, protestó Juan Carlos Leme, en la calle Italia al 1.300.

Lo que dice la norma

La ordenanza municipal 2.073 establece: “la reparación de la vereda será una responsabilidad permanente del frentista, excepto cuando haya sido deteriorada por trabajos realizados: por la Municipalidad o empresas de servicios públicos autorizadas, quienes serán las responsables de reconstruir la vereda”.


Sin embargo, la situación es compleja. Los vecinos afirman que, pese al texto legal, hay que tener en cuenta ciertas particularidades. En Villa Alem, Francisca Luna lo definió en pocas palabras: “el vecino muchas veces no tiene para hacer arreglar. No hay plata, qué va a hacer”.

Además, al recorrer la calle Bolívar al 1.500, los ciudadanos explicaron que a veces no se cumple con las excepciones que impone la propia norma.

“Si el vecino tiene la vereda nueva, y viene la Municipalidad, la rompe y la deja así. No la arreglan”, se quejó Maximiliano Rueda, propietario de un negocio en Ciudadela. “Y cuando la SAT viene, supuestamente a arreglar, deja huecos”, aportó Rosina Gómez.

Explicación oficial

Según la Municipalidad, hay al menos 9.500 metros cuadrados de veredas rotas dentro de las cuatro avenidas.

Se considera rotura las baldosas flojas, las que están destruidas por raíces de árboles o por los trabajos de las empresas que brindan servicios básicos, y por el deterioro causado por el paso del tiempo.

“La cantidad de veredas rotas es una barbaridad, equivale a la superficie de la mitad de la plaza Independencia”, ejemplificó Luis Lobo Chaklián, subsecretario de Planificación Urbana, en diálogo con LA GACETA.

El funcionario adelantó que el municipio se hará cargo del arreglo de las veredas. En un principio, estas actividades se comenzarán a realizar “de manera inminente” dentro de las cuatro avenidas principales. Luego esas reparaciones se extenderían, en una segunda etapa, a otros barrios de la capital.

Josefina Ocampo, arquitecta que asesora a la Municipalidad en el plan de reparación de veredas, precisó: “se hará un contrapiso de hormigón, antideslizante, no con el mismo material de la vereda. Va a ser un arreglo para que la vereda quede transitable, sobre todo para las personas que presentan discapacidades”.

En 2016, la magíster en arquitectura había afirmado a este diario que el 45% de las calles y veredas de la capital estaban rotas.

La docente de la UNT y UPS-T sostuvo que ese porcentaje se conservó, aunque notó “muchas roturas por parte de la SAT, a partir de una cadena de reclamos de los usuarios, lo que tuvo una consecuencia directa sobre las veredas y pavimentos”.

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